martes, 16 de enero de 2018

Eventos destacados del mes de enero

Publicado por David Arbizu

LAS BOMBOGÉNESIS O CICLOGÉNESIS EXPLOSIVAS
Con el inicio del año 2018, estamos siendo testigos de cómo los patrones climáticos son cada vez más extremos. A nivel de temperaturas, está habiendo grandes olas de frío, como las que han provocado drásticas bajadas de temperaturas en muchas partes del hemisferio norte, pero también perjudiciales olas de calor, como la que ha sufrido parte de Australia. También se están formando grandes tormentas en todos los océanos, como el ciclón tropical “Ava” que ha afectado Madagascar, en el océano Índico; como la tormenta “Eleanor”, que desde el este del océano Atlántico entró en Europa con fuertes vientos y lluvias y como otras tormentas que se han formado sobre el océano Pacífico, como la que hace una semana afectó algunas islas de Japón con fuertes nevadas o la que actualmente está provocando graves inundaciones en algunas islas de Filipinas.

Aunque observamos que se están produciendo fenómenos meteorológicos extremos en muchas partes del planeta, lo que actualmente está focalizando nuestra atención son las tormentas polares que están llegando a Estados Unidos, sobre todo a su mitad este y en especial, la bombogénesis o ciclogénesis explosiva que se formó entre los días 3 y 4 de este mes y cuyos efectos todavía se sienten en muchas partes del país, además de que fue fortalecida por un frente polar que se mantiene dominando una parte importante de Norteamérica, algo que provoca que en amplias zonas las temperaturas sigan siendo extremadamente bajas.

Frente polar cubriendo gran parte de Norteamérica

Los meteorólogos utilizan el término “bombogénesis” o “ciclogénesis explosiva” para nombrar y definir un ciclón de altitud media que gana fuerza muy rápidamente. De hecho, es ese fortalecimiento rápido, explosivo, lo que genera que la tormenta, el ciclón, que es una masa de aire en forma de columna ascendente que, en el hemisferio norte, gira en sentido antihorario, pueda crecer y volverse un fenómeno muy violento y peligroso y con una gran capacidad de afectar un área muy amplia del continente junto al que se haya formado.

El oeste del océano Atlántico Norte es una de las zonas del planeta donde pueden darse las condiciones ideales para que se formen bombogénesis debido a que el aire frío propio de las latitudes más altas choca con el aire caliente que se mantiene sobre el océano, especialmente sostenido gracias a la Corriente del Golfo. Conforme la masa de aire caliente que va formando el ciclón se eleva desde el centro, se produce un mayor efecto de vacío y la consecuente bajada de la presión atmosférica. Cuando la columna de aire asciende a un ritmo muy rápido y la presión cae considerablemente (un mínimo de 24 milibares en 24 horas), se produce una bombogénesis debido a que el aire que asciende por el centro de la tormenta va siendo reemplazado por el aire que la rodea, todo ello con mucha rapidez, formándose potentes vientos que se mueven hacia el centro de la tormenta a gran velocidad. Con la influencia del frente frío y seco que llega desde el norte contrastando con unas condiciones mínimas de humedad y calor del aire subtropical situado sobre el océano, los vientos y la energía de la tormenta se multiplican, el aire que sube se enfría cada vez con más rapidez y la humedad se condensa para formar enormes nubes que descargarán lluvia pesada o nieve junto a vientos huracanados.

En las dos imágenes que siguen a continuación, se puede observar la formación de la bombogénesis frente a las costas de Estados Unidos. En la primera imagen se puede observar cómo casi toda la zona está dominada por las altas presiones (H), destacando las representadas en color más oscuro, que coinciden con la bajada del frente polar. En esta imagen se ve una zona de bajas presiones (L), con una presión barométrica de 992 milibares, frente a la costa, al norte de Florida y frente a los estados de Georgia, Carolina del Sur y Carolina del Norte. En la segunda imagen, que reproduce la situación pasadas 24 horas, la ciclogénesis explosiva ya está formada, se ha desplazado hacia el norte a lo largo de la costa y la presión ha bajado a 947 milibares.

Existen varios factores que son decisivos para que se produzca una bombogénesis, para que haya esa presencia de altas y bajas presiones, la presión barométrica caiga en picado rápidamente y las lluvias, nevadas y vientos precedan y también coincidan con un gran impacto de un frente polar que desciende hasta latitudes muy bajas.
Uno de estos factores es la corriente Jet Stream, de cuya estabilidad y regularidad depende que los vientos polares se mantengan en las latitudes altas, de manera que no se formen tormentas polares que desciendan hacia el centro del hemisferio norte. El estado y comportamiento de la corriente Jet Stream depende, a su vez, de la relación de equilibrio entre las presiones atmosféricas del Ártico y las presiones atmosféricas de las latitudes medias, lo cual va a provocar que el patrón llamado “Oscilación del Ártico” esté en fase positiva o negativa y tal como explico en mi artículo anterior publicado en este blog, titulado “Las alteraciones del Giro de Beaufort y la Deriva Transpolar, dos corrientes clave del océano Ártico”, actualmente la Oscilación del Ártico está en fase negativa y eso supone una mayor presión en el Ártico y que el trazado de la corriente Jet Stream forme ondulaciones que permiten el descenso de frentes polares.
Otro factor importante que también tiene una relación directa con las presiones atmosféricas son las corrientes oceánicas y las temperaturas del agua y del aire que se encuentra sobre su superficie. Si hablamos de la costa este de Estados Unidos, la Corriente del Golfo, al ser una corriente cálida, representa un factor muy determinante para la formación de bombogénesis. En este sentido, el deshielo del Ártico y la entrada de agua dulce y fría que está habiendo en el Atlántico Norte, principalmente desde Groenlandia, también influyen sobre la Corriente del Golfo desestabilizándola y provocando desajustes que afectan a la circulación termohalina o cinta transportadora oceánica y consecuentemente, a los patrones atmosféricos globales.

La bombogénesis frente a las costas del norte de Estados Unidos

Las impactantes imágenes que han llegado desde Estados Unidos de lluvia helada, de calles inundadas donde el agua quedó totalmente congelada, de iguanas y otros reptiles en Florida inmóviles, aletargados por el frío, de algunas zonas del océano Atlántico, de los Grandes Lagos y de las cataratas del Niágara, prácticamente congeladas, nos recuerdan la previsión científica de la llegada de una mini-edad de hielo, algo que se preveía que ya podía hacerse notable a finales del año pasado y que coincidía con la activación del fenómeno atmosférico “La Niña”, que, en general, representa un patrón de frío, aunque de momento no ha cogido mucha fuerza pero se prevé que pueda durar hasta el mes de marzo.
Desde otras partes del planeta también han llegado imágenes y noticias de eventos que reflejan ese posible enfriamiento generalizado, como la del desierto cubierto de nieve en Argelia, las devastadoras olas de frío que han afectado el norte de India, Nepal y Bangladesh y los récords de bajas temperaturas registradas en algunas ciudades de Canadá.

Lo que sí que es seguro es que hay un desequilibrio de los patrones climáticos ya que, a pesar de todo lo que parece señalar una próxima mini-edad de hielo, sigue habiendo un calentamiento global, un gran deshielo de los casquetes polares y del permafrost y muchas zonas con sequías muy graves y duraderas, aunque todo ello en realidad pueda conducir a un enfriamiento general y aquí también se tendría que considerar la actividad solar, que es muy baja y se dirige hacia un mínimo solar. Los científicos están viendo y constatando que no tienen tanto conocimiento sobre cómo funcionan esos patrones, esos sistemas que forman y sostienen la biosfera y cada vez van descubriendo la existencia de nuevos vínculos y relaciones entre esos sistemas, entre diversas partes del globo, que demuestran esa interrelación, esa conexión de la cual depende la estabilidad del planeta y de su biosfera, estabilidad de la cual dependemos todos.