martes, 30 de noviembre de 2021

IMPACTOS DE LA MINERÍA Y DE LOS SISTEMAS DE PRODUCCIÓN DE ELECTRICIDAD

 Redactado y publicado por David Arbizu



Existen diversos tipos de minería según los procesos que se utilizan para extraer los diversos materiales. Con el paso del tiempo ha habido grandes avances tecnológicos para llevar a cabo las extracciones, alcanzando puntos de difícil acceso o de gran profundidad y buscando también obtener el máximo de rentabilidad. Actualmente, en un mundo donde la tecnología está dominando nuestras vidas y nuestras decisiones, tanto a nivel individual como a nivel de micro y macroeconomía, algunos materiales, muchos de ellos descubiertos recientemente, se vuelven absolutamente imprescindibles para la materialización de los avances tecnológicos, y entonces hay una verdadera explosión de demanda a nivel global que acelera los proyectos mineros, la búsqueda de nuevos yacimientos y los métodos de explotación. Al mismo tiempo, sigue habiendo otro tipo de minería, normalmente ilegal y de pequeña estructura, en busca de oro y otros materiales considerados desde siempre de gran valor. En todos los casos, la destrucción del suelo, de ecosistemas, de hábitats imprescindibles para muchas especies y la mortal contaminación que se genera son impresionantes, así como la generación de residuos de una toxicidad muy elevada que en muchos casos acaban devastando enormes zonas naturales debido a accidentes y fugas o incluso liberaciones conscientemente provocadas. Al mismo tiempo, el abuso sobre comunidades y zonas urbanizadas que viven cerca de las minas, así como la explotación de la mano de obra, que en ocasiones llega a situaciones de completa esclavitud, demuestra todo lo que conlleva la actividad minera en nuestro planeta, se mire el continente que se mire y sea quien sea el responsable de cada explotación.

Una de las actividades mineras actuales más importantes es la dedicada a la explotación del litio. Al litio se le ha llamado el oro blanco, y su demanda está directamente relacionada con el desarrollo y aumento de la producción de baterías para teléfonos móviles, ordenadores portátiles, vehículos eléctricos, turbinas eólicas, placas solares y muchos dispositivos que requieran disponer de energía almacenada en baterías. Con toda la focalización actual, más o menos aparente, en la reducción de emisión de gases de efecto invernadero por la quema de combustibles fósiles, parece que el precio de toda esta minería de muchos materiales necesarios para las nuevas tecnologías justifica toda la destrucción y devastación que provocan las minas, todo ello sin tener en cuenta que todavía no hay tecnología apropiada para el reciclaje de las enormes cantidades de materiales que empezarán a acumularse conforme se gasten las baterías, se estropeen las turbinas eólicas, las placas solares y otros dispositivos; de hecho el problema del reciclaje ya está siendo extremadamente grave conforme se multiplica la acumulación de materiales y el ser humano prefiere seguir destruyendo y extrayendo que invertir en tecnologías de reciclaje, ya que le resulta más económico destruir. Así que hay toda una mentira y falsedad en ese mensaje de solución verde y sostenible para ahora pasar a vehículos eléctricos, pero se ha conseguido una reacción del mercado y una demanda beneficiosa que a no muy largo plazo, y si no cambia la mentalidad y la conciencia, nos conducirá a un nuevo impulso de la crisis medioambiental.


El litio nos muestra el ejemplo de dos tipos de extracción minera: por un lado se puede conseguir extrayéndolo de rocas subterráneas, donde se encuentra mezclado con otros minerales, algo que se realiza en las minas de Australia, a las que corresponde la imagen superior, y por otro extrayéndolo de salmueras y lagos salinos, donde se perfora y bombea el agua salada hasta la superficie y allí se deja evaporar hasta que queda una masa sólida de litio. Pero en ambos tipos de extracción hay procesos posteriores que provocan contaminaciones y utilización de productos químicos para obtener litio puro. Además, en el caso de los lagos se degeneran todos los ecosistemas, se destruyen los acuíferos que desembocan en los lagos y se provoca un aumento de situaciones graves de sequía y falta de agua potable, en parte porque el agua se evapora y también porque se utiliza en los procesos de obtención del litio. Todo esto afecta a las comunidades que dependen de esos espacios acuáticos naturales, sobre los que se ha desarrollado toda una biodiversidad dependiente del acceso y la pureza del agua.

Cada vez hay más yacimientos de litio. Aunque hace años que destacan los de Bolivia, Chile, Argentina y Australia, son importantes otros yacimientos más recientes de Perú, México, Estados Unidos, Portugal, España y Alemania. La rapidez con la que avanzan los desarrollos tecnológicos y científicos provoca que los grandes inversores y empresas quieran acelerar al máximo las explotaciones para aprovechar la demanda actual, ya que en cualquier momento puede surgir otra tecnología que se base en la utilización de otros materiales y se pierdan las expectativas de negocio y riqueza. Todo esto, ya sea hablando del litio o de cualquier otro material de gran demanda actual, conlleva mayores inversiones que acaban resultando en grandes destrucciones, contaminaciones, abusos y aceleración de la crisis planetaria.


Las grandes empresas mineras operan en todo el planeta, sea cual sea su país de origen, y en muchos casos invierten en países más pobres que sucumben a ofertas de crecimiento o inversiones que son necesarias, o simplemente tienen gobiernos corruptos fáciles de comprar. Por desgracias, en el continente africano podemos encontrar muchos ejemplos de estas situaciones y estrategias para extraer materiales valiosos causan gran destrucción y contaminación. Un ejemplo lo encontramos en la mina de cobalto y cobre en el Congo, a la cual corresponde la imagen superior, gestionada por empresas chinas. Todo este tipo de minería, que algunos denominan minería verde, está alertando a muchas organizaciones y se están publicando estudios alertando de sus impactos tanto sociales como ambientales. Según un informe del Atlas de Justicia Ambiental, que está coordinado por el Instituto de Ciencias y Tecnologías Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona junto con la organización MiningWatch de Canadá y las comunidades afectadas de nueve países americanos, la industria minera mundial se ha posicionado rápidamente como la solución a la crisis climática, con empresas y países compitiendo por proporcionar los 3.000 millones de toneladas de metales y minerales que, según algunas estimaciones, se necesitarán en los próximos 30 años para impulsar la transición energética. El informe advierte que una transición energética que dependa en gran medida de la extracción de nuevos materiales “reforzará las injusticias y la insostenibilidad que han agravado la crisis climática en la que nos encontramos a nivel mundial”.



Estas dos imágenes son para mostrar ejemplos de la destrucción que provoca la minería, así como de la terrible explotación de mano de obra que está habiendo especialmente en países africanos, considerada una verdadera esclavitud donde no se valora la vida humana. La imagen superior corresponde a la Amazonia, y la inferior a la República Democrática del Congo, y todas ellas representan aspectos tremendamente negativos que en realidad se encuentran en cada actividad minera de cualquier país, solo que en países con más presión popular y también por parte de organizaciones hay más cuidado en dar una imagen de protección del medio ambiente y de que todo posible peligro de contaminación está controlado.

En relación directa con las actividades mineras, y compartiendo efectos negativos incluso mucho más peligrosos, el ser humano sigue insistiendo en la utilización de la energía nuclear. Ya hace años que se está invirtiendo y haciendo publicidad sobre los avances que van a representar los reactores modulares pequeños, presentados como más seguros y asequibles, pero no hay que olvidar que no dejan de ser reactores donde hay una fisión nuclear y van a generarse residuos radiactivos y químicos de alta peligrosidad.

Reactor Tokamak de Corea del Sur

Reactor Tokamak de China

Junto a esta necesidad de avanzar en la utilización de la energía nuclear, mientras todas las centrales nucleares del mundo envejecen y se van deteriorando y volviéndose más peligrosas y más caras de mantener, ya son muchos los países involucrados en el desarrollo y construcción de reactores llamados Tokamak, que algunas personas también llaman reactor solar artificial. Un reactor Tokamak, como los que se observan en las imágenes superiores, es una cámara toroidal con bobinas magnéticas diseñada para reproducir las reacciones físicas que ocurren en el Sol y otras estrellas, además de emplear el potencial de la fusión nuclear como fuente de energía ilimitada y limpia, que no produce desechos radiactivos. Estos reactores no utilizan combustibles no renovables como el uranio, sino que utilizan potentes imanes para controlar y estabilizar el plasma, formado por partículas de hidrógeno, que se quema a millones de grados para que se desbloquee y libere su energía. Es justamente alcanzar esas temperaturas de millones de grados lo que en parte ralentiza el desarrollo de esta tecnología, ya que, entre otros componentes, se debe equilibrar cuidadosamente el calor extremo, el gas y los campos magnéticos.

Así que nos encontramos ante el desarrollo de una nueva tecnología que utiliza un isótopo del hidrógeno, que los científicos consideran de suministro ilimitado en la Tierra, y una fusión que no es una reacción en cadena, como sucede con la fisión nuclear. Según sus defensores, esto significa que la actividad puede controlarse y detenerse simplemente retirando el combustible, pero ya se sabe que la reacción produce helio, considerado no nocivo, y también produce tritio radiactivo, como el que contiene el agua que se quiere verter al océano desde Fukushima. Además, el plasma provoca que las paredes del reactor se vuelvan radiactivas, o sea que ya todo empieza a descuadrar con el mensaje de limpieza y solución futura que se está dando.

Lo que sí que es seguro es que tanto el desarrollo y construcción de reactores nucleares pequeños como de estos reactores Tokamak no se van a completar adecuadamente a corto plazo, incluso se considera que podrán ser útiles a partir de la próxima década. Así que ya solo por esta razón no son una solución al problema de la generación de energía que afronta la humanidad. Por otro lado, las pruebas realizadas en los reactores Tokamak han necesitado de una energía externa para ponerse en marcha, y el consumo de esa energía siempre ha sido mayor que el de la energía producida, así que mientras que no haya un verdadero avance tecnológico se está gastando más energía de la que se produce. Y todo ello desvía la atención y las inversiones que se podrían enfocar en buscar energías realmente limpias, quizás desarrollando nuevas formas de placas solares y de herramientas para aprovechar la fuerza del viento y de las olas que no fueran tan destructivas para la biosfera y los seres vivos como lo siguen siendo ahora. Y lo más importante, fabricadas con materiales 100% reciclables que permitieran el detenimiento de esta minería desarrollada por el ser humano que está destruyendo y contaminando todo el planeta.





Fuentes:

domingo, 14 de noviembre de 2021

LOS ARRECIFES DE CORAL

Redactado y publicado por David Arbizu



En el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), publicado el 9 de agosto, se nombraban nueve zonas o sistemas cuya degradación implica alcanzar puntos de inflexión muy graves y con consecuencias locales y planetarias, y uno de los sistemas señalados son los arrecifes de coral.


Los corales son animales coloniales, son pólipos pequeños que se agrupan formando estructuras biológicas rígidas al absorber el carbonato de calcio del agua de mar, generando un exoesqueleto producto de la calcificación. Los corales necesitan la capa externa dura para sobrevivir. Aunque pueden atrapar plancton y pequeños peces ayudados por las células urticantes de sus tentáculos, la mayoría de los corales obtienen la mayor parte de sus nutrientes de las algas unicelulares fotosintéticas, denominadas zooxantelas, que viven dentro del tejido del coral y son las que provocan que sean tan brillantes y coloridos. El tipo de coral más conocido, que forma arrecifes, necesita luz solar y crece en agua clara y poco profunda, normalmente a profundidades menores de 60 metros.

Las estructuras que crean los corales son la base de los ecosistemas marinos, se considera que sostienen más del 25% de la vida marina. Muchas plantas, crustáceos y peces pequeños viven permanentemente en los arrecifes de coral, pero también peces más grandes los utilizan para cazar e incluso para criar. Por ejemplo, en la Gran Barrera de Coral de Australia, que ocupa 348.000 kilómetros cuadrados y 2.300 kilómetros de longitud, se encuentran más de 1.500 especies de peces, unas 400 especies de corales y 4.000 especies de moluscos, además de una gran diversidad de esponjas, anémonas, gusanos marinos, crustáceos y otras especies. Y junto a todas estas especies marinas, la supervivencia y formas de vida de unas 240 especies de aves están directamente relacionadas con este gran arrecife.

Los arrecifes de coral forman parte de los ecosistemas costeros, de la zona de transición entre el mar y la tierra. Junto a los arrecifes de coral, y conforme se acerca la costa, se pueden encontrar manglares y praderas submarinas. Los arrecifes de coral forman una barrera que protege del fuerte oleaje a las praderas submarinas y a los manglares y, al mismo tiempo, los manglares y praderas protegen a los arrecifes contra la sedimentación. Ahora todas estas estructuras están siendo muy valoradas al reconocerlas como guardianes de la biodiversidad y sumideros de carbono muy eficientes. Incluso hay estimaciones que señalan que los arrecifes de coral aportan el 80% del oxígeno del mundo. También son importantes sistemas de protección y defensa de las costas tanto por la posible llegada de marejadas ciclónicas, generadas por la llegada de tormentas o huracanes, como por la subida del nivel del mar e incluso la formación de tsunamis provocados por movimientos sísmicos o actividades volcánicas submarinas.

Los arrecifes de coral más conocidos son la Gran Barrera de Coral, considerada la especie viviente más grande de la Tierra con sus 2.300 kilómetros de longitud y compuesta por miles de arrecifes. El segundo arrecife coralino más grande del mundo es el Arrecife Mesoamericano, que se encuentra en el mar Caribe y se extiende por más de 700 km, desde zonas costeras de México, pasando por Belice, Guatemala y Honduras. El tercer arrecife de coral más grande del mundo es el Arrecife de Florida, en Estados Unidos. Otro lugar importante es la isla Lord Howe, situada en el sur del océano Pacífico, donde hay una cadena de montes submarinos cubiertos por más de 80 especies distintas de coral. También es importante el Arrecife Shiraho en Japón, formado con corales de color azul, donde se encuentran más de 70 tipos de corales, y se considera la formación coralina más antigua y grande del hemisferio norte. Otros arrecifes muy valiosos del planeta se encuentran en Hawái, el mar Rojo, la Polinesia Francesa y las islas Bermudas.

Si hablamos de los arrecifes de coral como zona de gran biodiversidad y acumulación de formas de vida, también es lógico que sean muy importantes para el ser humano como fuente de alimentación, además de toda su función protectora de las costas. Por desgracia, el cambio climático provocado por el ser humano provoca la acidificación de los océanos y, consecuentemente, la reducción de iones de carbonato en el agua y una mayor dificultad de realizar el proceso de calcificación que necesitan los corales. También el aumento constante de la temperatura del agua, con eventos de olas de calor marinas, provoca que los corales se estresen y expulsen a las algas. Este fenómeno se conoce como blanqueamiento del coral y, una vez que sucede, si las temperaturas del agua siguen elevadas, el coral no permite que regresen las algas y acaba muriendo y provocando desequilibrios y dificultades de supervivencia para muchos otros seres.


Blanqueamiento de corales


Un estudio actual señala que el 98% de los corales de la Gran Barrera de Coral de Australia han sufrido alguna vez algún episodio de blanqueamiento, principalmente debido a las olas de calor. Por desgracia, cuando esto sucede es muy difícil que haya una buena recuperación.  También existen informes del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente que indican que, en un escenario de altas emisiones, para el año 2034 habrá un 100% de posibilidades de que se den condiciones de blanqueamiento severas anuales y que, en el mejor de los casos, si se redujeran las emisiones y teniendo en cuenta las dificultades de recuperación de los corales, los episodios de blanqueamiento severo comenzarían 11 años después, aproximadamente en el año 2045. Estos datos señalan la década de los años 40 como el punto donde se llegará a una gran mortandad de los corales.

Otros estudios indican que los arrecifes de coral alcanzarán un punto de inflexión en el año 2054, que a partir de ese momento los corales dejarán de crecer por completo y sus estructuras de carbonato de calcio comenzarán a disolverse en el océano, porque en lugar de absorber el carbonato de calcio, los esqueletos lo liberarán de vuelta al agua y esto provocará la disolución del coral. De hecho, esto ya ha empezado a suceder en una parte del Arrecife de Florida, en Estados Unidos.

Así que todo lo que implica la crisis climática, donde encontramos la huella del Antropoceno con las contaminaciones, la construcción y urbanización de las costas, la pesca de arrastre y, en este caso, también el exterminio del coral para el comercio internacional de la joyería realizada con coral, está provocando la extinción de los corales y sus arrecifes a nivel mundial. Y recordando lo que expliqué el día que trabajamos sobre la contaminación acústica y lumínica, a todos estos efectos perjudiciales provocados por el ser humano podemos añadir la contaminación acústica, que provoca trastornos de comportamiento en los seres que habitan los arrecifes, que impide que el sonido que hacen esos ecosistemas pueda ser escuchado por especies que necesitan llegar hasta ellos y cuya presencia o paso también beneficia la estabilidad del arrecife. También quiero mencionar el turismo, con todas las excursiones en embarcaciones que contaminan los ecosistemas, con toda la enorme cantidad de buzos invadiendo zonas donde el ser humano no debería estar nunca, bajo ninguna circunstancia, porque su mera presencia es signo de trastorno, desequilibrio, abuso y degradación.

Cultivo de coral submarino

En varias zonas del planeta con arrecifes de coral hace bastantes años que se empezaron a poner en marcha proyectos para preservar los corales e intentar cultivarlos para impulsar la recuperación de zonas devastadas. Estos cultivos normalmente se basan en cortar trozos de coral existentes para cultivarlos en un vivero submarino. Después de un tiempo, cuando alcanza un tamaño adecuado, los corales cultivados se unen a zonas que antes estaban vivas para que pueda haber una nueva colonización.

Otros cultivos se están realizando en cautividad, especialmente para satisfacer la demanda de los aficionados a la acuariofilia. Algunas instalaciones trabajan con agua marina y se iluminan con medios naturales, y lo que se hace es utilizar esquejes de coral colocándolos en bases artificiales donde empiezan a crecer. Por otro lado, existen instalaciones cerradas de cría de coral en países como Alemania, Estados Unidos, Holanda e Inglaterra, donde el agua y la sal no son naturales, ni tampoco la iluminación, y su producción se vende a empresas y particulares.

Unidades de siembra de corales

Existe una organización llamada Secore dedicada a la restauración de los arrecifes de coral utilizando sus procesos naturales reproductivos. Sus equipos recolectan huevos y esperma que algunas especies de coral liberan de forma natural para fertilizarlos y criarlos después en tanques, hasta que se convierten en larvas y nadan libremente. A continuación las larvas se disponen en “unidades de siembra”, que son una imitación realizada en impresión de 3D de los lugares del arrecife donde se fijarían de forma natural. Cuando las larvas están asentadas, las unidades de siembra son trasplantadas a las zonas del arrecife que requieren restauración.

Esperemos que todas las acciones sirvan para que el ser humano comprenda la importancia de estos ecosistemas marinos imprescindibles. Finalizo con las palabras del profesor Kent Carpenter, de la universidad Old Dominion de Virginia, Estados Unidos, que es director de un censo mundial de especies marinas y declaró: “Se podría decir que el colapso completo del ecosistema marino sería una se las consecuencias de la pérdida de los corales”, y añadió: “Con la pérdida de los corales se verá un efecto en cascada tremendo para toda la vida en los océanos”.







Fuentes:

sábado, 6 de noviembre de 2021

LOS PERJUDICIALES EFECTOS DE LOS MICROPLÁSTICOS

 Redactado y publicado por David Arbizu



El término microplástico se utiliza habitualmente para describir las partículas de plástico de un tamaño inferior a los 5 milímetros. Los residuos plásticos que genera el ser humano se van fragmentando y desmenuzando en partes cada vez más pequeñas al quedar expuestos a la luz solar, el viento, la lluvia y otros fenómenos ambientales. Debido a la baja densidad del plástico, el viento puede levantar fácilmente tales fragmentos y transportarlos por todo el planeta. De esta forma, aparte de todos los que llegan a los flujos de agua a partir de nuestras aguas residuales y de todos los vertidos y acumulaciones de basura, el aire los transporta haciéndolos llegar tanto a las pocas zonas naturales prístinas que quedan en el planeta como a todas las poblaciones humanas. La observación de microplásticos se remonta a la década de 1970, y las diversas y actuales investigaciones realizadas en los lugares más recónditos del planeta han encontrado restos de plásticos de diversos tamaños, y especialmente microplásticos, desde remotas zonas del Ártico y de la Antártida hasta las más profundas fosas marinas. Se podría afirmar que no hay zona del planeta donde no exista una huella de la contaminación plástica provocada por el ser humano. Según un estudio científico, el 83% de las muestras de agua de grifo de una docena de países están contaminadas con microplásticos, pero si se hiciera un verdadero estudio a nivel global, se descubriría que en casi todos los países del mundo se encontrarían microplásticos en el agua del grifo.



Algunos tipos de microplásticos, también llamados microesferas de plástico, se utilizan en la fabricación de muchos productos que consumimos habitualmente. Están presentes en multitud de productos de higiene como cremas exfoliantes, pastas dentífricas, jabones, detergentes, agentes limpiadores y protectores solares, y también en las fibras sintéticas de la ropa. Además, estos plásticos tienen la capacidad de atraer sustancias químicas y de liberarlas. Algo que se ha comprobado y puede ser muy perjudicial es que muchos envases de plástico alimentario desprenden gran cantidad de microplásticos en el agua caliente. Por ejemplo, se han detectado microplásticos en las bolsitas del té, y también desprenden microplásticos los hervidores y los biberones. Si los padres preparan la leche en polvo con agua caliente agitándola en una botella de plástico, el bebé puede llegar a ingerir enormes cantidades de partículas de microplásticos.

Un estudio realizado recientemente expone que hay casi 24 millones y medio de piezas de microplásticos en las aguas superficiales de los océanos, con un peso que podría llegar a las 578.000 toneladas, o el equivalente a aproximadamente 30.000 millones de botellas de agua de plástico de medio litro, y estas cifras irán aumentando. Al mismo tiempo, se van descubriendo otras fuentes de microplásticos, como las briznas arrancadas de los neumáticos de los vehículos por el asfalto y especialmente todas las microfibras sintéticas que se desprenden de la ropa. Está claro que estas partículas son arrastradas por el viento que circula entre el mar y la tierra, así que todos los seres vivos del planeta acabamos inhalando o ingiriendo plástico de cualquier fuente.

Los microplásticos influyen en el clima terrestre al circular por la atmósfera. Y al igual que otros aerosoles, tanto naturales como sintéticos, los microplásticos atmosféricos parecen tener un efecto general moderado de enfriamiento, ya que pueden reflejar la luz solar. La investigación de sus efectos no es fácil porque están compuestos de varios materiales y presentan una amplia variedad de tamaños y formas. También se ha comprobado que, a medida que los microplásticos se acumulan en la superficie terrestre, en los suelos y subsuelos, modifican sus propiedades, lo que puede influir en el escurrimiento del agua, la erosión y la pérdida de compacidad del terreno, favoreciendo fisuras, desprendimientos, contaminación y falta de absorción de humedad y lluvias. En las capas superficiales de los mares y océanos también pueden dificultar un correcto reflejo de los rayos solares y contaminar las aguas con sus componentes químicos, tintes y materiales que en muchos casos son derivados del petróleo o fabricados con restos de residuos prensados que son muy tóxicos y que en cantidades mayores serían mortales.

Al igual que se han encontrado por todo el planeta, también se han encontrado en el cuerpo de la mayoría de seres vivos estudiados. Si hablamos del ser humano, muchos alimentos que ingerimos contienen microplásticos. Se han detectado en la sal de mesa, en pescados y mariscos y también en vegetales. Según Albert Koelmans, ambientólogo de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), podríamos ingerir entre pocas docenas y más de 100.000 pedacitos de ellos cada día, y durante un año una persona podría llegar a ingerir la masa equivalente a una tarjeta de crédito.

También ingerimos microplásticos al beber bebidas y al respirar. Existe una gran preocupación por la ingestión desde el aire, y en este caso se habla de nanoplásticos, que son microplásticos de tamaño microscópico que llegan a los pulmones y pueden penetrar en las células y los tejidos del cuerpo alterando su actividad, creando rechazo e irritación y pudiendo provocar enfermedades no tan solo por esa invasión sino por la emisión de toda la toxicidad que conllevan, ya que los fabricantes de plástico incorporan plastificantes, estabilizantes, pigmentos y sustancias peligrosas que, entre otros efectos, interfieren el sistema endocrino y crean trastornos hormonales. Se considera que si son lo bastante pequeños para penetrar en las células y los tejidos, podría suceder lo mismo que cuando se inhalan finísimas fibras de amianto, que inflaman el tejido pulmonar y acaban provocando cáncer. También se han detectado microplásticos en placentas, así que incluso los fetos pueden verse afectados por ellos.

La mayoría de los estudios de sus efectos sobre animales se han centrado en la fauna marina. Sabemos que en muchas ocasiones se han encontrado enormes cantidades de plástico en los estómagos de ballenas y cetáceos varados en las costas, y esto se debe a plásticos de gran tamaño, pero relacionado con la ingestión de microplásticos se ha observado un menor crecimiento de los individuos, menor capacidad reproductiva e incluso que algunas especies vivían menos, porque los animales también se ven afectados por toda la toxicidad de los microplásticos. En el caso de animales de menor tamaño, se ha comprobado que no consumen el alimento nutritivo suficiente para vivir si han ingerido muchos microplásticos que hayan acabado adheridos a sus estómagos o intestinos.


La imagen superior corresponde a una cría de tortuga capturada en Hawái, y en la imagen pueden verse todos los microplásticos que ya tenía en su estómago. La imagen inferior muestra una clasificación de micro y nanoplásticos realizada en un laboratorio. Otro estudio ha demostrado cómo incluso el zooplancton crece y se reproduce mucho menos cuando hay microplásticos, que también llega a ingerir. Esto también se ha demostrado en pruebas realizadas con ratones, donde se observó inflamación del hígado y del intestino delgado, disminución de espermatozoides y nacimiento de crías más pequeñas y débiles.

También se han detectado microplásticos en especies vegetales, que pueden capturarlos del suelo al crecer, tanto desde sus raíces como sus tallos y troncos. En este caso, los microplásticos podrían ser más tóxicos para unas especies que para otras, pudiendo alterar ecosistemas y favorecer la multiplicación de especies invasoras. También pueden favorecer el crecimiento de especies que se beneficien de la falta de compacidad del terreno provocada por los microplásticos al poder desarrollar con más fuerza sus raíces, pero este mismo efecto puede perjudicar a muchas otras especies autóctonas preparadas, por ejemplo, para terrenos más compactos y con condiciones concretas que favorecen su existencia y el equilibrio del ecosistema al que pertenecen. 
Así que podemos ver con claridad todo el desequilibrio y daño que causan los plásticos y concretamente los microplásticos, y que son algo a tener muy en cuenta dentro de la lucha contra el cambio climático y a favor de la recuperación del equilibrio de la biosfera junto con la detención de la sexta extinción masiva.






Fuentes:

jueves, 4 de noviembre de 2021

LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA Y LUMÍNICA

Redactado y publicado por David Arbizu


Tanto en la definición de lo que es la contaminación acústica como la contaminación lumínica, encontramos una parte importante que hace referencia al causante, que es el ser humano, y otra que hace referencia a sus efectos, que pueden provocar trastornos de salud similares en el ser humano y también en algunos animales y plantas. Ambas contaminaciones se consideran contaminaciones antropogénicas. La contaminación acústica hace referencia al ruido, entendido como sonido excesivo y molesto, provocado por las actividades humanas que producen efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental de los seres vivos. La contaminación lumínica se describe como la alteración de la oscuridad natural del medio nocturno producida por la emisión de luz artificial generada por la actividad humana. Tanto la contaminación lumínica como la acústica provocan efectos negativos tanto por su intensidad, dirección o rangos espectrales y ondas que afectan muchos aspectos diversos de la biosfera, de la salud y equilibrio sobre el que se sostienen y regulan las formas de vida del planeta y toda relación natural entre ellas, de manera que también se puede considerar que afecta a los ecosistemas, a los patrones climáticos y a la estabilidad de la biosfera, ya que sabemos que todo está interrelacionado. La contaminación atmosférica favorece la contaminación lumínica porque la luz se dispersa a través de las partículas del aire, y lo hace con más intensidad si está contaminado. La contaminación acústica también tiene una relación directa con la contaminación atmosférica, ya que gran parte de su origen está en todo lo relacionado con el tráfico de vehículos de todo tipo, tanto si se mueven por tierra, mar o aire.


Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido es uno los factores ambientales que mayor cantidad de enfermedades provoca. Después de la contaminación atmosférica, la acústica es la segunda causa de origen ambiental que provoca más alteraciones en la salud. Tal como indicó hace más de un siglo el médico Robert Koch, que recibió el premio Nobel en 1910 por su trabajo pionero sobre la tuberculosis: “Un día, el hombre tendrá que luchar contra el ruido tan ferozmente como contra el cólera y las plagas”. Solo en Europa, el ruido causa 16.600 muertes prematuras y 72.000 hospitalizaciones al año. La mitad de la población europea sufre un ruido excesivo durante el día, y un tercio lo sufre también durante la noche. Está comprobado que, en el ser humano, la contaminación acústica causa enfermedades cardiovasculares, hipertensión, trastorno del sueño, bajo rendimiento en todos los sentidos, deterioro cognitivo, acúfenos y sordera. Algunas investigaciones también apuntan a problemas del embarazo, obesidad y diabetes. También causa trastornos psicológicos como irritabilidad, estrés, problemas de comunicación, ansiedad e incluso agresividad. La contaminación lumínica también causa la mayoría de estos problemas, destacando los relacionados con la alteración del sueño y también diabetes, obesidad, depresión, aceleración del envejecimiento y reducción de la fertilidad. Se sabe que la contaminación lumínica puede alterar la secreción de hormonas como la melatonina, algo que se relaciona con la dificultad para conciliar el sueño. También hay evidencias de que altera los hábitos alimentarios, la digestión e incluso el control de la temperatura corporal. Algunos estudios también han relacionado la continua exposición a áreas extremadamente iluminadas con casos de cáncer.

Volviendo al ruido, el problema es que parece que la sociedad en general se ha acostumbrado a soportarlo y, lo que es más grave, también a generarlo, y no hay ninguna conciencia de todo lo perjudicial que es para el ser humano y para todos los seres vivos. De hecho, en el ser humano el ruido excesivo tiene relación con la falta de reconocimiento de la verdadera realidad de sí mismo, la falta de conexión con la realidad del ser espiritual y la propia evolución, incluso de lo que significa la conexión con el planeta y todas sus formas de vida. Toda esas faltas y desconexiones provocan que el ser humano necesite rodearse de ruido porque no es capaz de vivir en el silencio ni en su propia escucha y atención. Pero al ser humano también le cuesta estar sin luz artificial y pierde la capacidad natural de sus ojos y de la sensibilidad de su cuerpo a adaptarse para poder ver lo suficiente en zonas donde hay menos luz. Muchas personas encienden la luz en momentos en que no es necesario, y en estos casos además se está generando un gasto energético que implica más emisiones de gases de efecto invernadero y otros tipos de contaminación.

Se considera que hay dos tipos de contaminación lumínica: Un tipo es la “contaminación lumínica astronómica”, que es la que altera la vista y percepción del cielo nocturno, de lo que también se denomina la “bóveda celeste” que nos rodea. El otro tipo es la “contaminación lumínica ecológica” y se refiere a la alteración de los regímenes de luminosidad naturales en los ecosistemas terrestres y acuáticos. Ambos tipos representan una desconexión tanto de la propia naturaleza como con la naturaleza, con el planeta, con la galaxia, con todo lo que pueden significar las palabras “mirar hacia arriba”, con el proceso biológico de todo ser vivo basado en dos ciclos astronómicos fundamentales como son la alternancia día-noche y la sucesión de las estaciones, con los cambios de relación con el Sol y la recepción de su luz y calor.  Antes ya he comentado las alteraciones que produce sobre la hormona melatonina, que es la encargada de detectar los ciclos luz-oscuridad y las estaciones para modular los patrones del sueño y los ritmos circadianos y estacionales. Además, el ser humano produce esta hormona desde la glándula pineal, una glándula de gran importancia en el proceso evolutivo y crecimiento espiritual del ser humano que además tiene una relación directa con el chacra del Tercer Ojo y, por lo tanto, con un punto importante de conexión con la luz, con un punto de visión elevada y de proyección del pensamiento, de manera que una intrusión de luz artificial y contaminante tendrá muchos aspectos negativos para nuestra evolución.


En las grandes ciudades, con todas sus zonas industriales rodeándolas, servicios ferroviarios, aeropuertos y enormes carreteras y autopistas es donde encontramos los grandes excesos de contaminación lumínica y acústica, donde destaca toda la enorme iluminación de edificios y calles. Por desgracia, a veces la tecnología empeora estas situaciones, y hace tiempo que se ha comprobado que las lámparas LED son mucho más contaminantes y emiten más luz azul, cuya emisión además no se detecta si no es por satélite. Actualmente la contaminación lumínica está aumentando en Asia, América del Sur, Oceanía y África, como continentes cuyo desarrollo implica la instalación de electricidad en zonas donde antes no la había. En general, hay muchas personas que apenas salen de su ciudad durante su vida y no contactan con la naturaleza, y se dice que, por un lado, están viviendo en un crepúsculo perpetuo, y por otro, escuchando toda su vida unos tonos insalubres cuyas ondas provocan un acondicionamiento que les aparta de su realidad y les hace vivir una vida más robotizada.

Las peores ciudades en el mundo en cuanto contaminación acústica incluyen a Delhi, Bombay y Pekín en Asia, El Cairo en África, Estambul, Barcelona y París en Europa, y Ciudad de México y Buenos Aires en América Latina. España es el país de Europa con mayores índices de ruido y el segundo del mundo, después de Japón.

Antes de pasar a hablar de los efectos sobre los animales, podemos imaginarlos viendo las dos imágenes que muestran la contaminación acústica y lumínica de las ciudades o zonas habitadas por el ser humano. En la imagen superior podemos imaginar toda la desorientación de las aves al ver toda esa iluminación sobre edificios de cristal, también la de peces que necesitan de la oscuridad para moverse en zonas que de lo contrario son demasiado inseguras para ellos o no cumplen con lo que sus ciclos de vida necesitan. En la imagen inferior podemos imaginar todo ese ruido del atasco, toda la contaminación atmosférica, todos los pensamientos de los conductores atrapados siendo alterados por ese ruido y gases. Se ha comprobado que el ruido en los centros urbanos provoca que las aves canten a una frecuencia más alta para que sus mensajes y llamadas puedan ser oídos por otras aves.

Por lo tanto, los efectos de estas contaminaciones sobre los animales y sobre la biodiversidad son extremadamente perjudiciales, ya que los organismos del planeta han evolucionado bajo la influencia de los ciclos diurnos y nocturnos, y la alteración artificial de los niveles de luz y sonido perturba esos ciclos vitales. Además, se calcula que en torno al 30% de los vertebrados y más del 60% de los invertebrados son nocturnos, así que son muchos los animales que son más activos durante la noche, que pueden ver en esa oscuridad para la que están preparados, que aprovechan para evitar a sus depredadores y al mismo tiempo también para cazar, para conectar con otros de su especie, para reproducirse, para desplazarse. En estos casos, parece que la contaminación lumínica puede ser la más perjudicial, a no ser que sean animales que vivan cerca de lugares habitados por el hombre, pero la contaminación acústica también se desplaza por el aire, tal como sucede desde grandes zonas industriales o mineras que pueden estar funcionando las 24 horas. Pero donde encontramos la gran capacidad destructiva de la contaminación acústica es en medios acuáticos, ya que el sonido viaja lejos y rápidamente bajo el agua.


Vamos a observar las imágenes superiores como ejemplos: La imagen superior izquierda corresponde a algo que todos conocemos, y se refiere a todos los graves efectos del ruido de barcos, radares, actividades de explotación de petróleo y gas, pruebas de sonar militares o trabajos de construcción en alta mar. Esta contaminación afecta mucho a los cetáceos pero también a muchas otras especies marinas. Todas dependen principalmente de su audición para sobrevivir, y aquí se incluye la necesidad de comunicación, de encontrar comida, de posicionamiento y saber desplazarse hacia los lugares deseados, de evitar a los depredadores, de encontrar parejas e incluso, en el caso de bancos de peces, de poder mantener la cohesión y coordinación como forma de protegerse, porque se ha comprobado que el ruido los desequilibra haciendo que cambien su comportamiento y se vuelvan menos cohesivos y coordinados. Continuamente ocurren enormes varamientos de cetáceos, y muchas veces están relacionados con pruebas o ejercicios militares o de exploración y búsqueda de pozos submarinos de petróleo y gas. Algo que también se ha comprobado es que, debido al ruido antropogénico, algunos ecosistemas se han vuelto más silenciosos de lo que naturalmente eran, y el sonido de los ecosistemas es básico para la orientación de muchas especies, que lo pueden detectar y saber hacia dónde dirigirse.

La imagen superior derecha corresponde a tortugas marinas dirigiéndose al océano después de nacer. Se ha comprobado cómo la contaminación lumínica puede despistarlas y perder su orientación y no dirigirse hacia el agua, algo que facilita que puedan ser víctimas de sus depredadores o que acaben deshidratadas y perdidas.

La imagen inferior izquierda corresponde a una luciérnaga y sirve como ejemplo de los efectos sobre los insectos. Algunos expertos han dicho que la contaminación lumínica es como un pesticida más en la práctica, y es uno de los factores más importantes de la llamada “apocalipsis de los insectos”. La falta de insectos tiene una relación directa con la polinización, pero también con la cadena alimentaria global. Además, al sentirse atraídos hacia la luz artificial, también provocan que sus depredadores tengan que salir de sus hábitats y acercarse a las poblaciones humanas. Esto supone un “factor de riesgo adicional” tanto para los animales como para la salud humana, ya que pueden ocasionar “plagas o enfermedades”. En el caso de las luciérnagas, la contaminación lumínica implica casi su extinción, ya que la función de la luz que ellas producen es la búsqueda de pareja y la comunicación. Tal como explica un experto, los insectos viven muy poco tiempo, así que cualquier interferencia artificial perjudica que puedan alimentarse y reproducirse tal como deberían.

En la imagen inferior derecha vemos una pardela cenicienta. Las pardelas son aves marinas. La contaminación lumínica las aturde y despista, provocando deslumbramientos, choques y caídas que pueden llegar a ser mortales. Esto también sucede en ciudades por las que pasan aves migratorias, como Nueva York, donde cada año se registran cientos de muertes de aves que chocan contra sus edificios de cristal. Otro desequilibrio provocado por la contaminación acústica es que las aves se han hecho urbanas porque están más protegidas frente a depredadores que no se acercan por el ruido, pero han perdido parte de su genética e incluso de su función dentro del equilibrio de la biodiversidad si, por ejemplo, cumplían con misiones como esparcir semillas o comer algún tipo de insecto concreto para mantener el equilibrio y no generar plagas.

Estas contaminaciones también afectan a los llamados animales de granja. Se ha demostrado que la contaminación acústica, y el estrés que produce, reduce el consumo de alimento del ganado y que las vacas produzcan menos leche. Pero el hombre también la aprovecha para que algunos animales estén siempre comiendo con luces encendidas y crezcan más rápido, algo que provoca una ganadería que en general está completamente enferma.

Aparte de ser el generador de estas contaminaciones, el ser humano las potencia continuamente debido a su bajo nivel de conciencia. Por ejemplo, todos los barcos cargados de turistas para ver ballenas y delfines están devastando muchas zonas y ecosistemas mientras perjudican gravemente la salud y vida de esos animales. También, por ejemplo, la construcción del túnel submarino de 1 kilómetro en Fukushima para poder liberar el agua contaminada en el océano provocará una contaminación acústica terrible. También podemos imaginar toda la contaminación acústica de los cables submarinos, algunos llevando electricidad, otros petróleo y gas, porque generan ondas acústicas continuamente. Y también la instalación y funcionamiento de molinos de viento en el mar para generar energía eólica es un gran contaminante acústico.

El ser humano es incapaz de valorar que, aunque crea que a él no le perjudican, las luces o los ruidos tampoco van a perjudicar a otros seres, cuando está demostrado que la mayoría de animales tienen unas capacidades sensoriales superiores a las nuestras. Aquí también entrarían nuestras mascotas, que también sufren todos estos efectos negativos. Y aunque no haya hablado del mundo vegetal, por supuesto que las plantas son sensibles a la luz y al ruido. De hecho, para ellas la noche es vital para compensar toda la fotosíntesis realizada durante el día, y también está comprobado cómo una música agradable y equilibrada favorece su salud mientras que el ruido o músicas agresivas las perjudica.

Quiero finalizar diciendo que también hay en marcha muchos proyectos para reducir la contaminación lumínica y acústica. En muchas localidades de Francia se ha establecido un apagado de alumbrado total o parcial desde las 11 o 12 de la noche hasta las 6 de la mañana. En Canarias y otras zonas costeras también se implementan campañas para que se apaguen las luces cuando se sabe que va a haber migraciones de aves.

También se está avanzando en el ámbito de la arquitectura para construir buscando atenuar el ruido o incluso modificarlo utilizando los espacios y materiales para que se genere un sonido saludable y al mismo tiempo provocando la absorción del ruido perjudicial. Esto se está empezando a aplicar tanto en nuevos edificios como en espacios públicos. Está claro que cada vez se publicarán más estudios sobre estas contaminaciones antropogénicas tan extendidas por el planeta, así como soluciones como las que acabo de nombrar, pero las soluciones no pueden ser solo para el bienestar del ser humano, para que una luz o un sonido sean menos molestos en una zona habitada sin tener en cuenta todo el nivel perceptivo superior al nuestro de la mayoría de animales y plantas. Esperemos que el desarrollo tecnológico actúe en esta ocasión con ese nivel de conciencia por todo ser vivo y no solo enfocado en nosotros mismos y/o buscando simplemente y principalmente nuevas formas de hacer negocio.

 





Fuentes:

lunes, 1 de noviembre de 2021

LA PÉRDIDA DE CULTIVOS Y LA INSEGURIDAD ALIMENTARIA GLOBAL

Redactado y publicado por David Arbizu


El viernes de la semana pasada hablábamos de la sequía global y la escasez de agua, y el pasado martes hablamos de los refugiados climáticos. En concordancia con estos temas, cada vez es más preocupante cómo el cambio climático está provocando enormes pérdidas de cultivos y también condiciones muy adversas en explotaciones ganaderas de todo el planeta, tanto en países ricos como pobres, en cualquier continente, en cualquier hemisferio y en cualquier estación del año. Estas situaciones tienen una relación directa con la sequía global y la escasez de agua y desembocan en el incremento de refugiados climáticos. Las grandes pérdidas en campos de cultivo y explotaciones ganaderas provocan que muchas personas y familias se arruinen, que vean cómo peligra su supervivencia tanto por falta de alimentos de sus propios cultivos o ganado como por la quiebra de sus formas de obtener ganancias con sus ventas. Tal como han declarado algunos expertos, el sistema alimentario está tambaleando y las consecuencias ya llegan no solo a agricultores y ganaderos sino también a los consumidores.

Puede ser fácil pensar en campos secos en países de Oriente Medio, en Afganistán, en partes de Australia, en África o incluso en zonas de Chile y China, por ser grandes países que tienen enormes zonas secas y desérticas. También Estados Unidos tiene zonas que son naturalmente más secas que otras, especialmente en el oeste, pero la sequía registrada llega a niveles extremos nunca vistos.


La imagen nos muestra una tierra seca, en la que no pueden crecer las plantas, y podría pertenecer a cualquier parte del planeta. El terrible deterioro de la tierra, del suelo, provocado por el cambio climático y la sexta extinción masiva, ya que muchos animales y plantas son imprescindibles para la salud y fertilidad de la tierra, ha ido aumentando considerablemente desde la última década, y ahora está en un proceso de aceleración impactante y peligroso. Esta situación parecía impensable para muchos biólogos, científicos o ingenieros agrónomos defensores de aplicar químicos en el campo, de potenciar el uso de herbicidas y pesticidas, de crear enormes extensiones de monocultivos con semillas genéticamente modificadas, pero frente a esas previsiones de control de cosechas y de poder dominar la tierra manipulándola y exterminando todo lo que les molestara, la respuesta de la naturaleza, del planeta, es la pérdida de fertilidad, de especies y diversidad de alimentos y la destrucción de las cosechas. Y hay que tener en cuenta que una parte importante de lo que se cultiva es para dar de comer a la ganadería.

Voy a hablar en concreto de Estados Unidos porque nos sirve de ejemplo perfecto al ser un país donde se hacen muchos estudios diversos y también donde se han hecho barbaridades con la tierra y los cultivos utilizando la manipulación genética y un abuso enorme de productos químicos mortales de todo tipo. La siguiente explicación demuestra lo que ha estado pasando en el campo durante los últimos 2-3 años, algo que ningún experto hubiera podido vaticinar: en 2019, las tormentas provocaron una inundación catastrófica en los amplios márgenes cultivados del río Missouri, quedando sumergidas más de 400.000 hectáreas de cultivos de maíz y soja, y en 2020 en la misma región hubo unos vientos tan potentes que destruyeron los silos de maíz. Especialmente durante el inicio de la primavera de los últimos tres años, muchos cultivos en Texas se han congelado por el descenso de enormes frentes polares. En California y otras partes con cultivos de vid para producir vino ya hace años que en ocasiones se han tenido que desechar cosechas enteras porque el humo de los incendios había alterado el sabor de la uva y era inservible. A nivel de explotación de animales de todo tipo, este verano muchos mariscos se han cocinado literalmente en el océano Pacífico debido a las altas temperaturas del agua, en otras zonas la proliferación de algas también ha contaminado piscifactorías, y muchos ganaderos de todo el oeste del país han tenido que vender decenas de miles de cabezas de ganado antes de que murieran de hambre debido a la sequía.

Hace años, las previsiones de algunos expertos de Estados Unidos eran que toda su tecnología aplicada al campo serviría para equilibrar los efectos negativos que pudieran llegar debido al aumento de las temperaturas y las condiciones demasiado secas en unos lugares y demasiado húmedas en otros. También calcularon que las naciones más pobres serían las que afrontarían lo peor del cambio climático y que en América del Norte no habría problemas hasta finales de siglo. Otros científicos sí que alertaban sobre lo que estaba llegando, pero la situación no parecía urgente como para tomar en serio sus advertencias. Ahora se habla de “nuevos valores normales” para describir la situación actual, como algo a lo que hay que adaptarse esperando que las condiciones no empeoren, pero ya son muy pocos los que mantienen esa esperanza mientras se sabe que aumentan las temperaturas globales, que fácilmente se llegará a los 2ºC de aumento de temperatura a nivel global y que eso va a suponer una devastación de los campos, de las fuentes de agua y también de los suministros de los que depende la agricultura y la ganadería.

Un término actual relacionado con todo esto es el de “choques alimentarios causados por eventos climáticos extremos”, donde un evento concreto crea una devastación contundente provocando la falta de alimentos en los mercados y la subida de precios a niveles por encima de las capacidades adquisitivas de muchísimas personas.


Las cuatro imágenes superiores muestran diversas situaciones en el planeta: La imagen superior izquierda corresponde a campos de arroz de Nepal. Las tormentas actuales registradas en India y Nepal han destruido muchos campos de arroz del cual depende la subsistencia de millones de personas. La imagen superior derecha corresponde a un campo de soja de Iowa (EE. UU.), totalmente devastado por las inundaciones. La imagen inferior izquierda corresponde a viñedos de California, con los frutos deteriorados y llenos de ceniza de los incendios forestales. La imagen inferior derecha corresponde a una plantación de plátanos de la isla de La Palma, con toda la ceniza volcánica haciendo daño a las plantas, eso sin tener en cuenta todas las plantaciones que han sido arrasadas por la lava.

Ante toda esta situación, la temible respuesta del ser humano es más deforestación, más manipulación genética, más abuso de la tierra, más abuso entre los propios agricultores, especialmente los pequeños frente a las grandes empresas, más monocultivos, más agujeros en la tierra en busca de acuíferos y, consecuentemente, más conflictos por el agua. Otro gran peligro que ya está sucediendo, especialmente en el hemisferio norte, es poner la mirada en tierras que están más al norte y donde antes no era posible la agricultura ni la ganadería, y esto implica también deforestación de bosques boreales, exterminio de todos los seres vivos que puedan molestar, llegada de maquinaria, instalaciones y contaminación devastando bosques vírgenes y tundra, y afectar zonas donde el permafrost se está descongelando. Y hay que añadir todas las emisiones que todo esto implica, con todos los gases relacionados con líneas de transporte cubriendo más partes del planeta y las emisiones de metano de la ganadería en zonas donde hasta ahora el aire se mantenía más limpio y puro.


Pero también hay que reconocer que hay otra energía en movimiento, otra conciencia del ser humano principalmente emergiendo a partir de pequeñas empresas agrícolas y ganaderas que buscan solucionar los problemas y al mismo tiempo luchar contra la crisis climática. Desde una conciencia más elevada podrían llegar soluciones que ayudaran a reequilibrar ecosistemas y zonas devastadas utilizando correctamente la agricultura y la ganadería, permitiendo la recuperación del suelo, cultivando desde la biodiversidad y el respeto por los flujos de agua, incluso por los flujos de energía del planeta, teniendo en cuenta sus meridianos y sus Líneas Ley para no corromperlas ni seccionarlas, contemplando la geometría sagrada y otras fórmulas que la naturaleza, los elementos y la Madre Tierra comprenden y reciben, también conectando y escuchando a los nativos de cada zona, innovando y modernizando la agricultura partiendo de sistemas tradicionales, cultivando las especies autóctonas, buscando el reequilibrio para encontrar el estado de salud de la tierra que se ha perdido y así también estar afectando los patrones climáticos y la sanación que necesita nuestro planeta.

La propiedad de la tierra debería pasar a manos de personas con esta conciencia, y algo muy importante es que debería haber cada vez más espacios naturales preservados, donde el humano sepa justamente que no son de su propiedad y que ese puede ser uno de los conceptos básicos a implementar para superar la crisis planetaria. Por supuesto que este tipo de agricultura no tiene nada que ver con la agricultura intensiva de enormes campos convertidos en plantas de producción, sino que tiene que ver con comprender que la biodiversidad favorece el florecimiento y la abundancia desde las conexiones que se generan entre especies compartiendo un espacio estructurado con respeto y amor por la Madre Tierra.