martes, 30 de julio de 2019

Evento del mes de julio

Publicado por David Arbizu

MATERIALES QUE FORMAN EL NÚCLEO TERRESTRE ASCIENDEN HASTA LA SUPERFICIE DEL PLANETA
Actualmente es ampliamente conocido el hecho de que la superficie de la Tierra está formada por placas tectónicas y que estas placas se mueven, se desplazan. Ese desplazamiento da origen a la “deriva continental”, una teoría desarrollada en 1912 por Alfred Wegener, meteorólogo y geofísico alemán, que en su momento no fue reconocida por la mayoría de la comunidad científica porque carecía de explicaciones verdaderamente verificables. La teoría de la deriva continental representó el origen de lo que ahora conocemos como “tectónica de placas”, que se desarrolló en la década de 1960 y explica los diversos movimientos e interacciones de las placas tectónicas al desplazarse sobre el manto terrestre fluido y, consecuentemente, la formación de la orogénesis, del relieve de la superficie, junto con todo lo relacionado con los movimientos sísmicos y las erupciones volcánicas.

Las placas tectónicas forman la litosfera, la parte rígida de la corteza terrestre que incluye la corteza y la parte superior del manto. Las placas flotan sobre la astenosfera, que es la capa que está bajo la litosfera y que en parte está fundida y por lo tanto es mucho menos rígida. Existen varias fuerzas que provocan el movimiento de las placas tectónicas, como la fuerza de la gravedad, las diferencias de temperatura y densidad entre las capas e incluso dentro de una misma capa, el impacto de los rayos solares, eventos climáticos poderosos como grandes huracanes, los movimientos del planeta, etc. Todas estas fuerzas y condiciones provocan la creación de corrientes de convección, desde las que los materiales más calientes y menos pesados se elevan hacia la superficie y los más fríos, densos y pesados descienden hacia el interior del manto.

Estas corrientes de convección son verdaderas corrientes de renovación y reposición de nuevos materiales “reciclados” que llegan a la superficie desde diversas capas del manto terrestre, pero también representan enormes energías de absorción de materiales de la superficie hacia el interior, con lo que se cierra todo el ciclo convectivo. Los lugares donde los límites de las placas tienen un movimiento divergente, de separación entre ellas, algo más frecuente en zonas oceánicas, son los de salida de material del interior del manto, mientras que las zonas de subducción, donde una placa se hunde bajo otra, representan los lugares donde la superficie de una placa se introduce hacia el interior, normalmente provocando una gran tensión que acaba repercutiendo en movimientos sísmicos e incluso presiones sobre el magma que pueden encontrar una salida a través de chimeneas volcánicas.

Lo que hasta ahora no se sabía con certeza era si otras capas más profundas del planeta también intercambian materia entre ellas, pero gracias a una nueva investigación sobre las interacciones químicas del núcleo terrestre con el manto, publicada en la revista Geochemical Perspectives Letters en junio de 2019, se ha demostrado que material del núcleo terrestre llega hasta la superficie a través de movimientos y corrientes ascendentes, y que esto es algo que ha estado sucediendo especialmente durante los últimos 2.500 millones de años.

Para llegar a esta conclusión, el estudio se centró en los componentes que forman el núcleo terrestre, donde, aparte del hierro y el níquel, destacan otros elementos como el platino, el oro y el tungsteno. Mediante el examen de rocas volcánicas muy antiguas de zonas concretas de Australia, de la Isla Reunión (Océano Índico oeste) y del Archipiélago Kerguelen (Océano Índico sur), se ha detectado la presencia de isótopos de tungsteno, que se sabe que se encuentran en el núcleo externo del planeta pero no en capas superiores, lo cual ha llevado a los investigadores a la conclusión de que este material llegó a la superficie pasando y subiendo a través del manto y que, por lo tanto, existe una interacción en forma de fugas y emisiones desde el núcleo hacia las capas superiores.

La investigación también aporta otros datos curiosos, como que este movimiento de material empezó hace 2.500 millones de años, pero prácticamente no lo hubo anteriormente (hablamos de hace entre 2.700 y 4.300 millones de años). También se considera que existe un aumento de la concentración de oxígeno en la parte que separa el núcleo del manto y que eso puede favorecer la salida del tungsteno. Por otro lado, otras observaciones señalan que el núcleo interno se está solidificando y eso también provocaría la concentración de oxígeno en el núcleo externo.

En todo caso, queda probado que existe esa interacción a través de lo que sería un gran movimiento ascendente que empuja el material desde el núcleo hacia el exterior y que ese movimiento estaría a su vez formado por otros movimientos de convección entre capa y capa, como parte de una gran pluma ascendente que no solo se limita a las ya conocidas entre las capas inferiores del manto y la litosfera y superficie del planeta.


También es interesante que este inicio del movimiento ascendente de material desde el núcleo de la Tierra empezara hace unos 2.500 millones de años y que esto coincida con la formación de partes de la superficie del planeta que, en algunos casos, se han mantenido y se siguen manteniendo en la actualidad. Dicho de otro modo, anteriormente a los 2.500 millones de años que representan ese inicio de la filtración desde el núcleo hacia el exterior, hubo mucho menos movimiento en la corteza en cuanto a lo que llamaríamos la formación de continentes, se podría decir que las grandes masas de tierra se mantuvieron estables durante mucho más tiempo, aunque estemos hablando de un período de unos 2.000 millones de años y de fechas más próximas al nacimiento del planeta, por eso hay una coincidencia directa entre ese inicio de interacción desde el núcleo, que el estudio señala que empezó hace 2.500 millones de años, y todos los grandes movimientos más seguidos, con sus fusiones y separaciones, que a partir de entonces han generado formas diversas de continentes y océanos sobre nuestro planeta.

Algo que creo que es muy importante es que se sigue desconociendo la verdadera naturaleza del planeta, tanto a nivel científico como a cualquier otro nivel. No se considera que el planeta es una entidad viva, con sistemas que se rigen por respuestas y reacciones a las situaciones que van afectando su equilibrio, tanto desde la capa más externa de la atmósfera hasta el punto más interno de su núcleo. Además, se trata de un planeta de 4,7 mil millones de años, con ciclos y pautas de funcionamiento que pueden durar cientos, miles, quizás millones de años y que nosotros, los humanos, todavía no somos capaces de asimilar ni de comprender y, por lo tanto, tampoco de respetar. Así que algo que para nosotros es sorprendente y que por supuesto es importante y nos acerca más a esa comprensión e interés por el planeta, como es ese movimiento e interacción desde el núcleo hasta la superficie, para el planeta puede representar haber puesto en marcha un nuevo ciclo que considera necesario para su buen funcionamiento, para su estabilidad, para su evolución, incluso para la supervivencia y futuro de los seres que lo habitamos. Si llegamos a observar la realidad del ser planetario como esa entidad viva, también lo podremos observar como un cuerpo planetario, como una gran estructura compleja que se rige por unos ciclos que pueden ser difíciles de comprender desde nuestra mente pequeña, que solo hace mediciones desde puntos de vista reducidos a nuestra propia realidad y basándose en un conocimiento que consideramos muy avanzado pero que no es capaz de tener esa necesaria amplitud de visión y de comprensión.


A raíz de este estudio que se acaba de publicar, también se espera que los resultados aporten información más precisa sobre el funcionamiento y evolución del núcleo de la Tierra, algo muy importante porque representa el origen del campo magnético de la Tierra, de una de nuestras principales capas protectoras, pero que también está directamente relacionado con la gravedad, con los movimientos del planeta, con toda la estabilidad que requiere la biosfera. Para mí, si existe un movimiento ascendente también existe la otra parte que forma la convección, la parte descendente, la parte que vuelve de camino al núcleo, hacia las partes más internas, desde la superficie. Seguro que este gran movimiento, tal como ya se ha comprobado que sucede con las corrientes de convección entre el manto y la superficie, también forma parte de la regulación y equilibrio de los patrones climáticos, de ciclos imprescindibles que todavía desconocemos y que forman parte de este magnífico y bello planeta que hemos de dejar de destruir para empezar a reconstruir, a reparar, a purificar, sacando también a nuestra propia superficie toda la energía pura de nuestro núcleo personal, humano, para poder seguir disfrutando de la vida y de toda la belleza de la Madre Tierra.


Fuentes:
https://amp.europapress.es/ciencia/habitat-y-clima/noticia-evidencia-fugas-nucleo-terrestre-20190710172315.html?__twitter_impression=true&fbclid=IwAR0Xdt0qGzAeCfxAw0GK5W8lun_Nh-5HXqB6mNO9S9FiIkW_RNFVLayMuqQ
https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_supercontinents
https://actualidad.rt.com/actualidad/320920-detectar-fugas-nucleo-tierra-afectar-magnetosfera?fbclid=IwAR0eh8Zy8LvMw3nJJkr9wvsKRH3XzijK8mdhE4FGM2GCmk7RdVChP-yfQgo
https://www.lifeder.com/corrientes-de-conveccion/
https://geografiaplena.wordpress.com/2013/07/02/placas-tectonicas-celdas-de-conveccion/
https://www.meteorologiaenred.com/nucleo-de-la-tierra.html