Redactado y publicado por David Arbizu
Muchas personas pueden tener claro qué es una epidemia o
pandemia, pero el término panzootia no se usa frecuentemente en los medios de
comunicación, pudiendo incluso sustituirlo por “epidemia” aunque no sea lo
mismo. Una panzootia es la consecuencia de un brote de una enfermedad
infecciosa y grave que afecta a animales y tiene una amplia propagación,
pudiendo expandirse por países, continentes o por todo el planeta. Así que una
panzootia afecta a los animales y una pandemia afecta a los seres humanos,
mientras que una epizootia se da cuando una enfermedad tiene una gran capacidad
de infección y propagación entre animales de una misma zona, aunque sea de gran
tamaño, y su equivalente en humanos es la epidemia. A pesar de las diferencias
entre estos conceptos, una enfermedad que en principio afecte solo a animales
puede llegar a afectar a los seres humanos, al igual que es posible en sentido
inverso.
La pandemia del COVID-19 empezó como una epidemia antes de extenderse
por todo el mundo, y es una pandemia generada por la enfermedad que causa el
virus SARS-CoV-2. Sea cual sea su origen, esta pandemia, cuyo virus ha ido
mutando y sigue haciéndolo, representa la expresión de una situación peligrosa
que vivimos todos los seres vivos del planeta. Aunque ya era ampliamente
reconocido, el COVID-19 nos ha puesto en alerta y nos ha mostrado el peligro de
las enfermedades zoonóticas, de las transmisiones infecciosas a partir del
contacto con animales que pueden ser huéspedes, reservorios o vectores de
enfermedades causadas normalmente por diversos tipos de microbios u hongos. Esto
se debe a que existe una mayor conciencia de cómo la expansión del ser humano
por el planeta, con sus actividades, con su capacidad de construir y urbanizar
sin respeto alguno por el lugar en el que se encuentra, está forzando el
contacto e interacción con muchas especies de animales que si pudieran nos
evitarían, pero les estamos dejando sin espacio para subsistir. Si a esta forma
de actuar e invadir humana le añadimos todas las consecuencias de la crisis
climática, del calentamiento global, es fácil observar que se forma un cóctel prácticamente
letal.
En este sentido, uno de los temas principales que continuamente aparecen
en los medios de comunicación es el derretimiento del permafrost, una amplia zona de tierra helada que principalmente cubre parte de Canadá, Siberia y Alaska, donde hay numerosos virus congelados cuya liberación supone un enorme peligro para que se desaten nuevas pandemias. En el permafrost se han encontrado virus que
llevaban congelados 48.500 años, y varios tipos se han podido revivir, aunque gran
parte eran virus con la capacidad de infectar solo a organismos unicelulares. Pero
también se han localizado los virus de la viruela y del herpes, también se teme
la liberación de radón, un gas radiactivo, y hace años que hubo un brote de
ántrax en una zona del norte de Rusia también relacionado con el deshielo. Tal
como indica la viróloga neerlandesa Marion Koopmans: "No sabemos qué virus
se encuentran en el permafrost, pero creo que existe un riesgo real de que haya
uno capaz de desencadenar un brote de enfermedad, por ejemplo una forma antigua
de polio. Tenemos que asumir que algo así podría suceder”. Además, se ha
comprobado que muchos microorganismos del permafrost son resistentes a los
antibióticos y que existe una alta probabilidad de que, al mezclarse con el
agua del deshielo, se puedan crear nuevos microbios resistentes, para los que
no exista ningún tratamiento efectivo. Otro riesgo del deshielo del permafrost
y otras zonas del Ártico es la liberación de sustancias peligrosas a partir de
residuos y desechos enterrados y abandonados por el ser humano, residuos
mayormente relacionados con actividades militares que pueden ser radiactivos.
Por si todo esto fuera poco, así como el deshielo parece inevitable, todavía lo
es más la falta de conciencia del ser humano preparándose para colonizar zonas
prístinas del Ártico creando nuevas rutas marítimas, instalaciones mineras,
plataformas petrolíferas, potenciando un turismo contaminante y portador de
especies invasivas que incluso podrían llegar a ser huéspedes y portadores de
nuevas enfermedades que aparecieran con el deshielo, nuevas enfermedades con
las que nuestro sistema inmunológico no haya estado nunca en contacto. Tal como
explica el profesor y genetista Jean-Michel Claverie: “El escenario de
que un virus desconocido que alguna vez infectó a un neandertal regrese hacia
nosotros, aunque improbable, se ha convertido en una posibilidad real”. También
cada vez más expertos advierten de que hasta ahora toda la atención científica
se centraba en la posibilidad de que las pandemias se originaran en regiones
del sur del planeta, principalmente en África, y se extendieran hacia el norte,
pero que ahora un brote epidémico puede surgir de muchas partes del planeta y
extenderse con una enorme rapidez y en muchos casos con un gran potencial de
infección y mutación ayudado por las condiciones climáticas variables e
inestables.
Actualmente hay varias epizootias o panzootias (dependiendo de su capacidad
de propagación y extensión de las áreas afectadas) que se generan a partir de
patógenos zoonóticos emergentes, unos patógenos que pueden estar afectando a
animales silvestres y al ganado y/o animales domésticos, y que tienen
posibilidades de llegar a infectar a los seres humanos. Voy a enumerar y
explicar brevemente tres de estas enfermedades más destacables por su
peligrosidad:
- Enfermedad del Ciervo Zombi o Caquexia Crónica: Se trata de un
trastorno neurodegenerativo mortal que se transmite a través de los cérvidos,
incluyendo a alces, renos y caribúes. El animal infectado va perdiendo masa
corporal, se debilita, pierde el equilibrio, tiene la mirada perdida y la
incapacidad de mantener cabeza y cuerpo en una posición estable. El agente
infeccioso, llamado prión, que es una proteína que se altera y provoca la
enfermedad, puede persistir durante años en superficies con suciedad y es
resistente a la radiación, a la mayoría de los desinfectantes e incluso a la
incineración. Se está propagando principalmente por el Parque Nacional de Yellowstone
(Wyoming-USA), pero también se ha detectado en más de 30 estados de Estados
Unidos, en Canadá y en Corea del Sur. Se transmite a través de los fluidos
corporales de un animal infectado, a través de la ingestión de su carne o por
contacto con superficies, alimentos o agua que de algún modo se hayan expuesto
al contacto con el prión. Existe un gran peligro de transmisión debido a que el
consumo de carne de un animal enfermo puede transmitir la enfermedad, y se
considera de gran riesgo para depredadores y carroñeros. Hasta ahora no hay
evidencias científicas de que pueda transmitirse a los humanos, pero desde 1997
la OMS (Organización Mundial de la Salud) está alertando de la peligrosidad de
que estos patógenos puedan entrar en la cadena alimentaria humana.
- Gripe Aviar: Se considera una verdadera panzootia,
especialmente la cepa H5N1, que existe desde 1996, aunque la actual variante se
desarrolló en granjas de Europa en 2020. Esta es una variante con una gran
capacidad letal e infecciosa sobre la que no se puso la suficiente atención
para su contención, extendiéndose así por todo el mundo. Desde 1996 ha habido
muchas cepas diversas y muchas zonas donde se han visto afectadas numerosas
aves, tanto silvestres como de granja. Esta panzootia ha provocado la muerte de
millones de aves, solo en Estados Unidos se calcula que ha infectado a más de
82 millones de aves de granja. De hecho, tal como expone Pablo Plaza,
integrante del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la
Universidad Nacional del Comahue (Argentina): “Estos virus emergen en
producciones avícolas intensivas donde hay alta concentración de individuos en
condiciones estresantes. Si nosotros no cambiamos la forma de producir y
seguimos generando impactos ambientales, van a seguir emergiendo patógenos como
este”, así que toda granja intensiva es como un caldo de cultivo facilitando el
surgimiento de patógenos y su transmisión a la vida silvestre, además de su
expansión global.
El problema empezó a agravarse sobre todo desde el año 2022,
cuando empezaron a detectarse otros animales infectados. La enfermedad ha afectado
a otros tipos de aves y a más de 40 especies de mamíferos, y este problema va
en aumento. En la Antártida se han encontrado pingüinos infectados, además de
otras aves marinas antárticas como un cormorán y varios skúas; también se han
encontrado águilas y gaviotas infectadas y muertas. A principios de este año,
2024, se confirmó la primera muerte de un oso polar por gripe aviar, que
también se ha detectado en zorros, pumas, osos negros y pardos, lobos marinos y
elefantes marinos, y obviamente la expansión y mortandad de la enfermedad sobre
estos animales salvajes es muy difícil de cuantificar al ser prácticamente
incontrolable. Actualmente 26 países han encontrado diversas especies de
mamíferos infectadas por este virus y, tal como han advertido los científicos,
este virus podría provocar “uno de los mayores desastres ecológicos de
los tiempos modernos” dependiendo de la especie afectada y sumándose a toda la
mortandad que está habiendo debido a la sexta extinción masiva que se está
experimentando.
A principios del mes de marzo de este año, 2024, se confirmó la
infección del virus H5N1 en cabras de una granja de Minnesota (EE.UU.), y una
semana después saltaba la noticia de que el virus había infectado a vacas de
granjas de 9 estados de Estados Unidos. Esta ya es la prueba concluyente de que
el virus ha mutado para adaptarse mejor a las células de los mamíferos y de que
la infección ya no solo es ave-mamífero sino mamífero-mamífero, algo comprobado
al ver que las vacas se contagian entre sí. En Estados Unidos rápidamente se
han publicado declaraciones como las de jefe del Departamento de Agricultura de
Texas, Sid Miller, para tranquilizar a los habitantes y a los consumidores,
aclarando que las vacas enfermas y su leche se separan del resto del ganado, y
que no hay constancia de que leche contaminada haya entrado en la cadena
alimentaria, añadiendo que el proceso de pasteurización deja inactivo al virus.
Sea
como sea, el virus está mostrando su capacidad de infección, de mutación. De
momento la transmisión al ser humano es muy ocasional, pero desde 2003 hasta
2024 el H5N1 ha infectado a 889 personas, con casos detectados en 23 países. La
mitad de estas personas fallecieron, pero ningún dato se puede considerar
fiable porque se han podido infectar muchas más personas sin que se sepa, al
igual que pasa con los animales silvestres. También es significativo que el
pasado mes de marzo se infectara un trabajador de una granja lechera de Texas,
que se recuperó después de recibir un tratamiento, pero todo son señales de una
posible mayor expansión del virus afectando cada vez a más especies, incluyendo
al ser humano. Tal como indica Kai Kupferschmidt, periodista científico:
“Le estamos dando al H5N1 un ambiente bastante bueno dentro del cual mutar”, y
la señal de alarma total se dispararía si se constatara la infección de humano
a humano, cosa que parece no haber sucedido.
- Otras enfermedades peligrosas: Aquí
se pueden enumerar muchas enfermedades que hace muchos años que nos afectan,
que se expanden por grandes zonas continentales pero a priori no se consideran
tan peligrosas o no se encuentran soluciones contundentes para detenerlas o
intentar erradicarlas. Por ejemplo este año, 2024, en las Américas se han disparado
los casos de dengue, que es transmitido por mosquitos. También se han
multiplicado los brotes de cólera en muchos países africanos, así como los
casos del “síndrome del cabeceo”, una enfermedad neurológica que afecta a
varios países de África y de la cual no se hay tratamiento y puede llegar a
provocar la muerte. También es muy notable la expansión de garrapatas portadoras
de varias enfermedades graves, como es el caso de la gran expansión de la
garrapata Hyalomma lusitanicum en Cataluña (España), que es un potencial
transmisor de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo. En este caso la expansión del
animal tiene una relación directa con la superpoblación de especies muy
buscadas por estos parásitos, como el conejo y el jabalí, ya que no tienen
depredadores que controlen su población.
En todo desequilibrio y expansión de patógenos, de
agravamiento de enfermedades, de que se den las condiciones apropiadas para que
puedan convertirse en epidemias, panzootias o pandemias, encontramos al ser
humano y su forma de actuar sin ningún respeto por las otras formas de vida,
por los ecosistemas, por la naturaleza, por la biosfera, por el planeta. Está
claro que la invasión de los espacios naturales está forzando una proximidad
entre humanos y animales que está generando conflictos de todo tipo, además de
todo lo que implica cualquier destrucción, contaminación y alteración de
bosques, subsuelos, vías fluviales, costas, corrientes oceánicas, etc. Todo
ello potencia los trastornos climáticos que acaban beneficiando a los patógenos
tanto para su expansión como para su mutación. Aquí se puede incluir la
alteración de las estaciones del año; el calentamiento que va fomentando un
clima tropical extendiéndose hacia los polos; el desequilibrio hidrológico, con
enormes tormentas y lluvias y también gravísimas sequías; todos los desajustes
fenológicos que estresan ecosistemas desestabilizando la cadena alimentaria,
con especies invasivas en muchos casos transportadas por el ser humano en sus
desplazamientos. Un ejemplo claro son las migraciones animales, porque están
cambiando debido a la inestabilidad climática, por la falta de alimentos en los
lugares de destino y también por la facilidad de algunas especies de encontrar
alimentos sin desplazarse porque se han acostumbrado a comer en los vertederos
que ha creado el ser humano. Todo esto son verdaderas baterías bien cargadas
para que se expandan virus y bacterias a través de diversos huéspedes, y empiecen
a mutar para contagiar a nuevas especies conforme se van adaptando a cualquier
condición climática que vayan encontrando. Tal como expresa el periodista
científico Kai Kupferschmidt al hablar del H5N1 y su posible transmisión masiva infectando
al ser humano: “Así que, en cierto modo, estamos a merced de la capacidad de
cambio de este virus”.
Fuentes:
Imágenes:
Planeta - Foto de Anna Shvets: https://www.pexels.com/es-es/foto/manos-tierra-sujetando-medio-ambiente-4167544/