jueves, 29 de septiembre de 2016

Eventos destacados del mes de septiembre

Publicado por David Arbizu

LA CIRCULACIÓN ATMOSFÉRICA Y LOS EFECTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
La circulación atmosférica, asociada con los vientos, cumple una gran variedad de funciones vinculadas entre sí cuyo resultado directo es, principalmente en combinación con los océanos y la circulación oceánica, la sostenibilidad de estructuras y ciclos climáticos concretos para diferentes partes del planeta.

El equilibrio climático que se genera en la Tierra depende, en gran parte, de cómo se refleja hacia el exterior del planeta la radiación solar y cómo se distribuye el calor que llega a la superficie. En este sentido, los océanos y la atmósfera son los medios óptimos para transportar y distribuir el calor. La fuerza, dirección y firmeza de los vientos dominantes son cruciales para el clima. Los vientos asociados a la circulación atmosférica son el medio de transporte del calor y la humedad a las zonas remotas y por lo tanto establecen y controlan las características locales del clima de manera importante, algo que afecta a los ecosistemas y a las sociedades y civilizaciones humanas.



Se considera que la atmósfera es una gigantesca máquina térmica en movimiento, con una fuente principal de calor que está ubicada en la gran franja que rodea la línea del Ecuador y un sumidero que está ubicado en las regiones polares. En general, nos es más fácil pensar en vientos horizontales a la superficie del planeta, pero las estructuras verticales son las piezas básicas para el funcionamiento de la circulación atmosférica y se forman, básicamente, debido a los efectos del calentamiento y enfriamiento del aire, algo que va a estar relacionado con la altitud y, hablando en términos generales, con la zona del planeta donde suceda, ya que no se van a dar las mismas condiciones en el Ecuador que en las zonas extra-tropicales o en las zonas cercanas a los polos. Si a esto añadimos el efecto de la rotación de la Tierra, nos encontramos con un sistema complejo e impactante que sostiene el equilibrio climático del planeta. 


En la imagen superior se observa el patrón de la circulación atmosférica desde el Ecuador hasta el Polo Norte, algo que es simétrico desde el Ecuador hasta el Polo Sur, salvo algunas diferencias en la dirección de los vientos que explicaré más adelante.

Debido a que la radiación solar llega de forma más perpendicular al suelo en el Ecuador, el aire se calienta mucho más que en las zonas más cercanas a los polos y esto produce una elevación del aire que al mismo tiempo va a ser compensado por los lados, a nivel de superficie, para rellenar todo ese espacio, ya que se genera una Baja Presión. Cuando el aire que se eleva se enfría en altura, aumenta su densidad y desciende para volver hacia el Ecuador.
Si la Tierra no girara y fuera una esfera perfecta, veríamos un patrón sin cortes, con una elevación de aire en el Ecuador, una Baja Presión y una caída por enfriamiento a la altura de los polos, una Alta Presión, para volver a nivel de superficie hacia el Ecuador y cerrar el círculo.
Pero la rotación de la Tierra y su abombamiento en el Ecuador, así como la relación de todo ello con la fuerza de la gravedad, hacen que se rompa ese patrón y se creen tres Celdas (Celda de Hadley, Celda de Ferrel y Celda Polar) a cada lado del Ecuador. Algo que también afecta a la circulación atmosférica es el efecto Coriolis, que, a nivel atmosférico, explica la desviación de una corriente de aire que sigue la trayectoria de un meridiano en dirección a los polos: en el hemisferio norte se desviará hacia el este y en el hemisferio sur hacia el oeste. 


La explicación dada hasta ahora sirve para describir la Célula de Hadley, con la elevación de aire caliente en el Ecuador y el descenso de aire enfriado hacia la superficie y de vuelta al Ecuador. Esta célula abarca desde el Ecuador hasta los 30º de latitud en cada hemisferio.

En los polos sucede un efecto contrario. El aire es frío y pesado y se desplaza por la superficie hacia el Ecuador. Conforme va descendiendo de latitud, se va calentando volviéndose más ligero y elevándose para volver hacia el polo cuando llega a una cierta altitud, ya que es absorbido por la Baja Presión que se ha generado en el polo. Al llegar al polo de nuevo es un aire frío que desciende y cierra el patrón de la Célula Polar. Esta célula abarca desde los polos hasta los 60º de latitud de cada hemisferio. 

En la zona que queda entre las Células de Hadley y las Células Polares, entre los 30º y 60º de latitud, se origina la Célula de Ferrel o Célula de Media Latitud. Aquí el aire es más cálido que el polar pero más frío que el tropical y coge una dirección hacia el polo para rellenar el hueco dejado por la Célula Polar al elevarse. Cuando se encuentra con los vientos que vienen del polo se produce una convergencia y elevación del aire; después, una vez en altura, se produce una divergencia y se cierran los ciclos de las células implicadas. En esta zona, el efecto Corioli hace que los vientos sean de componente oeste en ambos hemisferios.

En las zonas donde se encuentran las células se forman las corrientes de chorro o jet streams, que son horizontales. La más conocida es el jet stream polar del hemisferio norte, cuyas perturbaciones dan origen a tormentas polares sobre Estados Unidos y frentes fríos o gotas frías sobre Europa y el Atlántico Norte.
Otros vientos importantes que se originan por estos movimientos son los vientos alisios, cuya fuerza o debilidad puede provocar la formación del fenómeno de La Niña o El Niño y los vientos del oeste subtropicales, que van a afectar a otras zonas del planeta.

EFECTOS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL
Con todos los factores y variables que forman el complejo sistema de la circulación atmosférica, no es difícil comprender que el cambio climático que estamos experimentando va a influir de una manera impactante sobre todos estos patrones. Aparte de todo lo relacionado con la actividad solar junto con los mecanismos de la Tierra para gestionarla, la rotación de la Tierra y los posibles cambios de su eje de rotación o incluso variaciones de los polos geográficos y magnéticos, el gran desequilibrio que estamos experimentando está siendo causado por la actividad humana. Como es lógico, la circulación atmosférica se verá afectada por el deshielo de los polos, por el aumento del nivel de los océanos y de la temperatura del agua, por la deforestación, por los grandes incendios provocados, por la radiación y las pruebas de armamento nuclear, por la contaminación directa de la atmósfera por gases tóxicos y productos químicos, tanto por fugas como por su utilización en la agricultura, etc. 

El factor que parece a primera vista más perjudicial es el aumento de las temperaturas globales, algo que influye sobre todo el patrón atmosférico provocando desequilibrios que significan grandes olas de calor y de frío, grandes tormentas o sequías o un aumento de huracanes y tifones en zonas concretas, como ahora estamos viendo especialmente en la zona de China, Taiwán y Japón.

Porcentajes de temperaturas de la tierra y los océanos de agosto 2016

Estos desequilibrios son muy difíciles de predecir por los científicos. En este sentido, el pasado mes de febrero hubo una gran sorpresa en la comunidad científica cuando se alteró por primera vez en medio siglo un fenómeno conocido como “oscilación cuasi-bienal”. Este fenómeno es una fluctuación en los vientos de la estratosfera ecuatorial que supone que cambian de dirección, de este a oeste, cada 22 a 36 meses y forman un patrón que da a los meteorólogos indicaciones sobre el tiempo que hará en el norte de Europa. El pasado mes de febrero hubo una inversión inesperada de los vientos y consideran que la causa principal de esta alteración se debe al aumento de las temperaturas.

Paradójicamente, este cambio producido por el exceso de calor va a provocar, posiblemente, un aumento de las lluvias y las tormentas de nieve en el norte de Europa. Los científicos no pudieron predecir este cambio, algo que demuestra que pueden producirse modificaciones en los patrones climáticos totalmente inesperados y que la comunidad científica está lejos de comprender la complejidad de la atmósfera de la Tierra y todo lo que forma el sistema que sostiene la biosfera de nuestro planeta.

Fuentes: 

lunes, 19 de septiembre de 2016

Eventos destacados del mes de septiembre

Publicado por David Arbizu

NUESTRO SOL -  INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS Y RELACIÓN CON LA TIERRA
Los científicos saben de la gran importancia e influencia del Sol sobre la Tierra como planeta del sistema que gira a su alrededor y del cual depende que un planeta pueda desarrollar un tipo u otro de condiciones, tanto en su interior como en su superficie, que al final van a establecer la posibilidad o no de que haya vida en ese planeta. 


Algunas grandes organizaciones, como la SDO (Solar Dymanics Observatory) de la NASA facilitan parte de sus grandes estudios y comprobaciones y nos permiten poder tener una mayor comprensión de la estructura, actividad y desarrollo de nuestro astro, al menos desde la perspectiva científica terrestre. La mayoría de los estudios se centran en cómo se genera la actividad solar y cómo esa actividad afecta las condiciones del sistema solar y, en particular, de nuestro planeta, especialmente cómo interactúa y afecta a la magnetosfera, a la ionosfera y a las condiciones climáticas, incluyendo el estado de la capa de ozono. Para ello los científicos se centran en las mediciones del magnetismo del interior del Sol, en la actividad del plasma caliente de la corona solar, con sus manchas solares y sus erupciones en forma de filamentos y en toda consecuencia relacionada con la radiación ultravioleta y las partículas solares junto con el modo en que son irradiadas, ya sea a través del viento solar o de las llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal.

Muchos científicos consideran que el Sol es una estrella de comportamiento variable e imprevisible. Por ejemplo, no se pueden predecir los ciclos de actividad solar, que supuestamente cambian cada 11 años pero cuyos registros muestran cambios que varían entre cada 9 y 12 años. Habitualmente, estos ciclos combinan un ciclo de mayor actividad con otro de menor actividad o “enfriamiento”, como a veces se le llama en lenguaje coloquial; pero ese comportamiento imprevisible significa que en ciclos de mayor actividad se ha llegado a mínimos solares y, por el contrario, en ciclos de baja actividad ha habido tormentas solares de gran envergadura. La realidad es que esto demuestra, tal como reconocen muchos científicos, que todavía queda un largo camino para poder conocer realmente a nuestra estrella, a nuestro Sol.

Algo que sí que comprenden cada vez más personas es la importancia de la capacidad de la Tierra para protegerse y protegernos de los rayos solares. También está claro que la sociedad humana depende de una red de interconexión de sistemas de alta tecnología de la cual dependen conceptos y actividades básicas de la vida cotidiana, como las redes eléctricas, la navegación GPS, el transporte aéreo, los servicios financieros, las comunicaciones de radio y todo el mundo que gira alrededor de internet. Una actividad solar intensa podría poner en peligro toda esta estructura, que en realidad es muy frágil y ello supondría una crisis económica, financiera y social de escala planetaria y complicada de superar.

La llegada de partículas y viento solar da forma al escudo protector de la Tierra 

Un tema que siempre ha sido más difícil de comprender y de aceptar es la relación que hay entre la Tierra y el Sol desde una perspectiva menos científica, donde se considera que existe una comunicación entre estos dos grandes cuerpos cósmicos y unos vínculos que pueden significar un enfriamiento o disminución de la actividad solar que afecte a la Tierra en momentos, como el actual, donde nuestro planeta está sufriendo el calentamiento global y situaciones climáticas extremas que se verían agravadas por una entrada fuerte de partículas solares y de efectos extremos fruto de tormentas solares de alto potencial. A las personas más abiertas a conceptos de nivel espiritual y a la comprensión de que los alineamientos galácticos generan una proyección de energías que tienen una finalidad evolutiva concreta y superior, les es más fácil entender que pueda haber una comunicación Tierra-Sol para que, de algún modo, la actividad solar ayude a que no aumente el desequilibrio planetario del cual estamos siendo testigos.

Relacionado con todo esto, hace cuatro años la NASA publicó un estudio de un investigador, Jack Scudder, que demostraba la existencia de portales ocultos en el campo magnético de la Tierra que al abrirse estrechan la comunicación entre la Tierra y el Sol. El estudio explica que los portales son como lugares de encuentro, de conexión, entre las energías magnéticas de la Tierra y las del Sol, que crean un camino ininterrumpido que va desde nuestro planeta a la atmósfera del Sol, a 150 millones de kilómetros de distancia.

Vídeo presentado por la NASA: Portales magnéticos ocultos en la Tierra


Al publicar el estudio, la NASA declaró que hay muchos portales magnéticos cercanos a la Tierra que se abren y cierran sin previo aviso y que son invisibles e inestables. Estaba previsto que en el año 2014 se pusiera en marcha una misión para estudiar y observar cómo funcionan estos portales, pero los resultados de todas estas misiones y estudios pueden tardar mucho en ser publicados y siempre quedan a merced de que a las organizaciones e instituciones implicadas les interese que la información se haga pública.


De todas formas, esto constata la relación que hay entre la Tierra y el Sol y, tal como se puede escuchar en el vídeo adjunto, la aceptación de que un portal, que algunos también llamaríamos “corredor”, no está limitado por las restricciones del espacio-tiempo continuum. La crisis planetaria que estamos experimentando, de la cual forma parte el cambio climático y el calentamiento global provocado por la actividad humana, perjudica esta comunicación porque el desequilibrio de la Tierra puede provocar una actividad solar que no sea la más apropiada o también que, sea cual sea la actividad solar, siempre repercuta agravando uno o varios factores, aunque pueda parecer que esté beneficiando o al menos no perjudicando otros aspectos. 

Fuentes: