jueves, 30 de enero de 2020

Evento del mes de enero

Redactado y publicado por David Arbizu

AUMENTO DE LOS CONFLICTOS RELACIONADOS CON LA ESCASEZ DE AGUA
El cambio climático nos está conduciendo a situaciones donde cada vez va a ser más difícil no sentirse afectado o perjudicado, no ser consciente de todo el deterioro que está habiendo en el planeta, donde el desequilibrio de los patrones climáticos está significando que en cualquier lugar del mundo puede suceder un evento catastrófico. Estamos observando cómo muchas zonas del planeta donde hasta hace poco a nadie se le podía ocurrir que su hogar, sus pertenencias e incluso su supervivencia pudieran peligrar, al menos en cuanto a formas o medios de “ganarse la vida”, ahora entran en el apartado de zonas con posibilidad de sufrir los efectos de todo este desequilibrio climático planetario principalmente ocasionado por la actividad humana.

Una de las situaciones graves que se va extendiendo, globalizando, es el gran problema del abastecimiento de agua y que esa agua sea potable, algo que de pronto parece que ya casi nadie lo disfruta cuando empiezan a aparecer noticias sobre estudios realizados que demuestran altos niveles de contaminación de todo tipo. Para los habitantes de muchas partes de África y algunas de Asia, este no es un problema nuevo y muchas personas han vivido siempre sin poder acceder a suministros de agua potable y teniendo que realizar desplazamientos a diario para abastecerse de pozos y acuíferos que se han ido secando y además, por desgracia, contaminando, algo que ha provocado que, según datos de la ONU, cada día mueran más de mil niños a causa de enfermedades relacionadas con el mal estado del agua. El calentamiento global empeora la situación a nivel mundial, ya que los glaciares y capas de nieve de las altas montañas del planeta están sufriendo variaciones por falta o exceso de precipitaciones o incluso, en algunos casos, desapareciendo debido a las altas temperaturas que aceleran el deshielo. Los glaciares, capas de nieve y lagos de alta montaña son verdaderos tanques de almacenamiento gigantes que van suministrando agua a todos los sistemas fluviales que tienen por debajo hasta su desembocadura en el mar, y lo hacen al ritmo correcto, natural y saludable que se consigue con el deshielo según el clima de cada ubicación, para que todo fluya correctamente, pero todo este sistema tan bien engranado está colapsando.

En uno de sus informes del año pasado, la ONU también advierte que la escasez de agua podría afectar a 5.000 millones de personas para el año 2050. La demanda global de agua crece continuamente, a una tasa del 1% cada año. Un 90% del consumo de agua anual que realizamos los humanos se destina a la agricultura (70%) y a la industria (20%), mientras que el consumo en los hogares solo representa un 10%. Al analizar estas cifras y siendo conscientes de la falta de conciencia y respeto del ser humano por los recursos del planeta y por la vida, porque tal como se dice: “El agua es fuente de vida”, podemos entender que gran parte de los ríos, lagos, acuíferos, humedales y embalses se encuentren en una situación de estrés hídrico, que incluso algunos ríos y reservorios de agua se hayan secado y desaparecido totalmente y que se hayan utilizado las vías fluviales como basureros, que se han llenado especialmente de plásticos, y como lugar ideal para realizar vertidos de residuos de todo tipo o permitir que lleguen sin cesar la gran cantidad de fertilizantes y herbicidas utilizados por la agricultura y todas las aguas residuales de la ganadería intensiva. En ningún país se ha aplicado una política teniendo en cuenta la importancia de la salud del agua, del equilibrio de arroyos y ríos. En cambio, sí que se han puesto en marcha medidas para controlarlos, para desviarlos o cubrirlos, para realizar actividades sin tener en cuenta sus efectos negativos, tal como sucede con la minería y otras extracciones, como el fracking, con la construcción excesiva de presas, los efectos de las centrales nucleares, la urbanización irresponsable, la deforestación e incluso, tal como se está demostrando ahora, la reforestación inadecuada, excesiva en puntos concretos, que también crea alteraciones antinaturales donde un exceso de árboles plantados cerca de una vía fluvial también puede causar una situación de estrés sobre esa vía.


Todo esto forma parte de la crisis climática que estamos experimentando, donde las sequías, las tormentas, las olas de calor y de frío e incluso la subida del nivel del mar y el alto oleaje que puede provocar una tormenta, pueden destruir hogares, propiedades y formas de subsistencia. En las zonas menos desarrolladas esto se traduce en un aumento notable de refugiados climáticos y un éxodo cada vez mayor desde las zonas rurales a las ciudades, donde se va deteriorando la calidad de vida, donde también se sufre por la escasez y contaminación del agua y donde los conflictos van aumentando y cogen más fuerza porque hay mayor organización para defender derechos y al mismo tiempo mayor presión de grupos de inversores y empresas que buscan la privatización y el aumento de sus beneficios. Al mismo tiempo, también hay mayor número de personas conviviendo y un aumento de barrios marginales con condiciones que dificultan la supervivencia.

Está claro que la población humana no deja de crecer y, consecuentemente, también lo hace la demanda mundial de agua. Conforme se agrava la situación, se van incrementando las tensiones entre las comunidades, entre los agricultores y los habitantes de las ciudades, entre las personas y los gobiernos, entre las diversas partes que necesiten utilizar una fuente o suministro de agua y pongan por delante sus intereses frente a la necesidad de encontrar acuerdos donde lo más importante sea mantener el recurso lo más saludable posible y no llegar al punto de inflexión que signifique su desaparición o inutilidad por los altos niveles de contaminación.

Por desgracia, lo que parece mostrarnos el futuro es un aumento de los conflictos conforme la escasez de agua vaya afectando a más personas. De hecho, esto ya está pasando en muchos lugares hace años y estudios y estadísticas indican que la violencia relacionada con el agua ha aumentado significativamente en la última década de tal forma que, en los últimos 10 años, los incidentes registrados se han más que duplicado en comparación con las décadas anteriores. En estos momentos ya se está considerando que el recurso del agua es el principal desencadenante de conflictos, incluso por encima del petróleo y se empieza a temer que, en un futuro próximo, el agua potable llegue a ser casi un bien de lujo, al cual no tenga acceso una gran parte de la población y se convierta en el foco del mayor conflicto geopolítico del siglo XXI. En este sentido, según la ONU, actualmente 3 de cada 10 personas en el mundo carecen de acceso a servicios de agua potable seguros y 6 de cada 10 carecen de acceso a instalaciones de saneamiento gestionadas de forma segura. Partiendo de estas cifras y según la UNESCO: casi un décimo de la carga global de enfermedades podría ser contenida a través del mejoramiento del abastecimiento de agua, saneamiento, higiene y la gestión de los recursos hídricos en general.


Algunos expertos explican que conforme aumentan los conflictos, también aumentan las dificultades de resolución, algo que puede revertir sobre la propia seguridad del agua al pasar a ser utilizada como medio de presión, pudiendo pasar a ser una herramienta, un arma a utilizar dentro del conflicto, algo que siempre empeora la situación. Desde la organización Pacific Institute se han realizado estudios para comprender las conexiones entre los recursos hídricos, los sistemas de agua y la seguridad y los conflictos internacionales. Entonces, dependiendo del fundamento y desarrollo de una situación conflictiva, hacen una clasificación en función del uso, impacto o efecto que tenga el agua dentro del conflicto. Esta clasificación se divide en tres tipos de conflicto:
- Desencadenante: El agua es la raíz del conflicto y existe una disputa sobre el control del agua o los sistemas de agua. También puede tener relación con que el acceso económico o físico al agua, o la escasez de agua, desencadene la violencia.
- Arma: El agua, los recursos hídricos y sistemas de agua se utilizan como arma en un conflicto.
- Víctima: Los recursos o sistemas hídricos son víctimas intencionales u objetivos de violencia, aunque también pueden ser víctimas incidentales.

La intención de este artículo no es entrar en detalle ni analizar situaciones conflictivas o incluso de guerras concretas, pero esta clasificación sí que muestra cómo el ser humano puede llegar y está llegando a situaciones peligrosas donde el agua es una parte esencial y principal detonante de conflictos, donde se pone en peligro la supervivencia del ser humano y también el acceso o salubridad de la propia agua por la que se está luchando. Las previsiones advierten un constante crecimiento de conflictos a causa del agua, y actualmente existen aproximadamente 300 zonas en el mundo en las que se presagia que para el año 2025 habrá conflictos violentos a causa del agua, además de que estos se irán expandiendo globalmente.

Como siempre, tal como nos está mostrando de muy diversas formas el deterioro que significa la crisis planetaria y humana que estamos experimentando dentro de esta época que llamamos Antropoceno, todo va a depender del nivel de conciencia del ser humano, de hasta qué punto va a ser capaz de cambiar y comprender que todo el daño que se causa al planeta se lo está haciendo a sí mismo. Afortunadamente, también se están observando muchos movimientos y acciones para cambiar, para dirigirse hacia formas de vida y de relación con el medio ambiente, con la biosfera, que signifiquen una mejora en todos los niveles y que conduzcan hacia un respeto real por el planeta y por la defensa de su equilibrio como base de toda la vida. Cada vez van a ser más importantes las medidas que se tomen en las ciudades, porque también son las que van a sufrir la llegada de muchos refugiados climáticos y van a tener que mostrar y decretar leyes que detengan toda forma de perjuicio sobre cualquier aspecto o sistema que pueda afectar ese equilibrio que es necesario recuperar. La defensa de la pureza y salud del agua tiene que ser la defensa de nosotros mismos, por algo somos casi un 70% agua y como humanidad vamos a tener que fluir desde un nivel de conciencia más elevado para que no se deteriore más la situación y no se incrementen los conflictos por el agua.



Fuentes:
https://noticias.usm.cl/2011/05/23/usm-trabaja-para-mejorar-el-manejo-del-recurso-hidrico-de-la-quinta-region/