sábado, 28 de noviembre de 2020

Evento del mes de noviembre

Redactado y publicado por David Arbizu

EL CONCEPTO DE ECOCIDIO

La palabra “ecocidio” se considera un neologismo que ya se puede encontrar en los principales idiomas del mundo. El término se ha formado correctamente a partir de la combinación de los elementos compositivos “eco” y “cidio”, que significan “ecológico” y “acción de matar”, respectivamente. Por lo tanto, una posible definición sería “matar el medio ambiente”, algo que abarca cualquier acción, cualquiera que sea su naturaleza, que genera un daño masivo, una destrucción ambiental que afecta severamente un territorio, ecosistema, hábitat, más allá de su capacidad de regenerarse, donde hay un exterminio de especies, de la biodiversidad que permite que esa zona pueda sostenerse y operar dentro de sus funciones naturales. Conforme el término va siendo cada vez más utilizado, también se amplía su aplicación, pudiendo llegar a definir cualquier acto de origen antropogénico que represente un deterioro significativo, justificable de ser denunciado y sancionado, de un área cuya extensión puede variar enormemente. 

A pesar de que para muchos es un término nuevo y lo vemos como un término directamente relacionado con la naturaleza, con el planeta, con los sistemas que sostienen la vida, incluida la de los seres humanos, se empezó a utilizar en 1970 al referirse a los daños causados por las guerras y la responsabilidad que se debía tener por todo daño efectuado, sobre cualquier zona, que pusiera en peligro la continuidad de la vida. Más tarde, en 1972, en una Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente celebrada en Estocolmo, el que en aquel momento era ministro de Suecia, Olof Palme, utilizó y definió así el ecocidio: “La destrucción inmensa llevada a cabo por el bombardeo indiscriminado, el uso de retroexcavadoras y herbicidas es una ofensa a veces descrita como ecocidio que requiere atención urgente”, y añadió: “Es de primera importancia, sin embargo, que la guerra ecológica cese de inmediato”. Con estas palabras, Palme ya hacía una referencia a la tecnología, tanto militar como de otros ámbitos, que impulsaba el ecocidio, un ecocidio tanto a nivel de destrucción ambiental como mortandad sobre la población no involucrada en las guerras. Las palabras de Palme también iban dirigidas a la gran devastación que Estados Unidos provocó en la Guerra de Vietnam, donde se hicieron numerosos bombardeos con napalm y otros agentes químicos que destruyeron amplias zonas de vegetación del país, contaminaron el agua y dejaron la tierra infértil y totalmente envenenada. De igual modo, también apuntaban a todo el gran daño provocado por la gran cantidad de pruebas nucleares que varios países habían realizado durante años y que sin duda han tenido efectos “ecocidas”. 

Las palabras de Palme se materializaron levemente en 1998, cuando en el Estatuto de la Corte Penal Internacional quedó establecido un concepto de crimen de guerra similar al de ecocidio, pero sin definir claramente las responsabilidades, el grado de intencionalidad e incluso facilitando el amparo si se demostraba la necesidad del uso de la fuerza militar. Desde entonces ha aumentado la utilización del término ecocidio y un enfoque de su uso relacionado directamente con el cambio climático, con la degradación de la biosfera, con la pérdida de espacios naturales fruto de la actividad antropogénica, de la agresión conflictiva, bélica, con la que el hombre explota el planeta y sus formas de vida, algo por lo cual se está empezando a pagar un precio que llega a poner en peligro su supervivencia, algo que nos hace llegar el mensaje de que también nosotros, los humanos, acabaremos siendo parte de lo que llamamos la sexta extinción masiva.

Deforestación de la Selva Amazónica

En diciembre de 2019, en la Corte Penal Internacional de La Haya, el embajador de Vanuatu en la Unión Europea expresó la necesidad de convertir la destrucción del medio ambiente en un crimen. Vanuatu es un archipiélago del Pacífico Sur severamente amenazado por el aumento del nivel del mar, donde sus habitantes, como en muchos otros lugares, ven un futuro cada vez más próximo donde tendrán que abandonar sus tierras porque no se detienen las acciones que impulsan el calentamiento global, el desequilibrio climático, el deshielo, todo lo que saben que eleva el nivel del mar. Frente a tratados y acuerdos internacionales como el Acuerdo de París, que no está dando apenas resultados porque los países se limitan a ratificarlo y luego establecen sus propios objetivos de reducción de emisiones sin verdaderos controles estrictos, sin que su incumplimiento tenga apenas consecuencias, muchos expertos, organizaciones ecologistas e incluso científicos y políticos defienden que el ecocidio debería ser considerado un crimen y procesarse bajo la jurisdicción de la Corte Penal Internacional.

En la actualidad, la jurisdicción de la Corte Penal Internacional puede procesar solo cuatro crímenes: genocidio, crímenes de lesa humanidad, crímenes de guerra y crímenes de agresión, y solo puede procesar por delitos ambientales si entran dentro del contexto de estos cuatro delitos, algo que deja la mayoría de lo que se consideraría ecocidios fuera de su jurisdicción. Aunque van aumentando las noticias relacionadas con fallos judiciales y sentencias a favor de la defensa de la naturaleza, de la protección de espacios naturales, de hábitats y especies concretas, también aumentan los abusos, los accidentes y todas las acciones que podría enumerar pero que todos conocemos, donde el beneficio y expansión empresarial, la urbanización, la explotación agrícola y ganadera, la minería, las rutas y formas de transporte e incluso el turismo y otras actividades humanas están destruyendo el planeta.

Los defensores de que la Corte Penal Internacional pueda juzgar un ecocidio como un crimen consideran que eso permitiría que los autores de ese crimen pudieran ser arrestados, procesados ​​y encarcelados, y que todo ello ayudaría a impulsar un cambio cultural, de comprensión y valoración de lo que implica dañar la naturaleza, la biosfera, el planeta. Tal como expresa Jojo Mehta, cofundador de la campaña y fundación Stop Ecocide: “Si algo es un crimen, lo colocamos debajo de una línea roja moral. Por el momento, todavía se puede acudir al gobierno y obtener un permiso para extraer o perforar la tierra en busca de petróleo, mientras que, como es lógico, no se puede simplemente obtener un permiso para matar gente, porque es un delito”, y entonces añade: “Una vez que estableces ese parámetro, cambias la mentalidad cultural y la realidad legal”.

Actualmente, durante el mes de noviembre de 2020, un panel internacional de expertos juristas ha empezado a trabajar en la definición jurídica del “ecocidio” como un posible crimen internacional que coexistiría con los crímenes de guerra, el genocidio y los crímenes contra la humanidad. Se prevé que a principios del año 2021 ya habrá una definición desarrollada y adecuada. Esta iniciativa ha sido promovida por algunos parlamentarios de partidos que gobiernan en Suecia e impulsada por la fundación Stop Ecocide, que también considera muy importantes los movimientos a favor de la causa que durante los últimos meses han llegado desde Francia y también desde Bélgica. Cabe destacar que, el domingo 22 de noviembre, el gobierno de Francia anunció que creará un “delito de ecocidio” para prevenir y sancionar los daños graves que se causen al medio ambiente. Este delito englobará principalmente los delitos de contaminación y de atentado deliberado contra el medio ambiente, que serán castigados con fuertes multas y penas de prisión, pero dentro de esta legislación también se creará el delito de “poner en peligro al medioambiente”, que podrá ser castigado incluso antes de que el acto delictivo haya tenido lugar. 

Gran fuga de petróleo frente a la Isla Mauricio (hundimiento petrolero MV Wakashio-julio 2020)

El ejemplo de Francia muestra que en realidad el impulso debe surgir desde los ciudadanos, desde los habitantes del planeta presionando a gobiernos y corporaciones. Esta presión fue la que forzó que, en octubre de 2019, el presidente francés Emmanuel Macron creara la Convención por el Clima, formada por 150 ciudadanos y sus representantes, y es desde esa convención desde donde se está haciendo presión y acelerando los cambios legislativos. Si todo esto resulta realmente efectivo, muchas organizaciones van a tener una base más fuerte para demandar, para exigir, para movilizar. Tal como expresa el lema de la organización Earthjustice: “La Tierra necesita un buen abogado” porque la emergencia climática no se ve reflejada a nivel legal y cada vez hay más acciones, eventos y planes que están devastando indiscriminadamente áreas concretas del planeta, pero también al planeta completo, todos los recursos naturales, todo el equilibrio que sostiene la biosfera. Otra organización con una gran influencia y actividad es Extinction Rebellion, desde donde reclaman que se puedan exigir responsabilidades penales a los culpables del deterioro medioambiental, del ecocidio que vive el planeta, porque aunque en ocasiones podemos ver cómo legalmente se falla a favor de los derechos de un río, o prohibiendo la explotación de un bosque, o la puesta en marcha de una mina, hay que ir más allá y alcanzar esa perspectiva global, y entonces la legislación, la defensa de derechos y la aplicación de sanciones y responsabilidades penales también debe tener la contundencia que corresponde a la consideración de ecocidio.

Está claro que debe haber una presión masiva, popular, para que se defiendan los ecosistemas, la biodiversidad, el medio ambiente, y esto implica un cambio de conciencia del ser humano, porque todavía reina el egoísmo mientras el drama suceda “lejos de casa” y no esté en peligro la propia supervivencia. Es necesario abandonar ese egocentrismo que se expresa desde cada individuo hasta cada población, cada región, cada país, cada continente, y comprender la necesidad de la visión global, de que se está acabando lo que llamamos “estado del bienestar” si solo lo contemplamos para nosotros mismos y que ahora es el momento de desear y ser consciente, en nuestra vida diaria, desde nuestros actos y pensamientos, de que lo que se requiere es el “bienestar del planeta”.

Si sigue avanzando la devastación y abuso del planeta, los resultados nefastos de estas acciones van a llegarnos a todos, no tan solo porque el planeta es un sistema interconectado y cuyo desequilibrio va a afectar todas sus zonas, sino también porque nosotros, los humanos, hemos creado un mundo global donde todo se desplaza y expande fácilmente por todo el planeta. Esto se observa en los transportes de personas y de mercancías, pero también en situaciones como la actual pandemia del Covid-19, que incluso ya puede haber llegado a la Antártida. Por lo tanto, también es necesaria una legislación global, fuerte, que defienda todo acto criminal contra el planeta, contra el medio ambiente, contra cualquier ecosistema o hábitat, porque tenemos que comprender que ese acto también se está haciendo sobre nosotros mismos. Además, el ecocidio no debería estar sometido a ninguna temporalidad o vigencia y debería ser juzgado en todo momento, independientemente del tiempo pasado desde que se llevó a cabo el delito. Tal como expresa el abogado ambientalista Roger Corbera Mestres: “Ahora mismo este tipo de delitos se enfocan desde una perspectiva muy antropocéntrica y solo se denuncian los daños contra la naturaleza que afectan directamente a las personas. Pero creo que tenemos que ir un paso más allá y recordar que la degradación medioambiental es acumulativa (así que, aunque haya ocurrido hace diez años debería poder juzgarse ahora) y que antes o después afectará a todo el ecosistema”. 



Fuentes: 

https://www.bbc.com/future/article/20201105-what-is-ecocide?

https://www.elperiodico.com/es/medio-ambiente/20191217/ecocidios-crimenes-contra-medio-ambiente-naturaleza-abogados-ecologistas-7763518

https://www.efeverde.com/noticias/ecocidio-neologismo-valido-deunvistazo/

https://www.europapress.es/sociedad/medio-ambiente-00647/noticia-grupo-internacional-juristas-expertos-redactara-definicion-ecocidio-posible-crimen-internacional-20201118173224.html

https://www.dw.com/es/francia-crear%C3%A1-el-delito-de-ecocidio-para-castigar-da%C3%B1os-al-medioambiente/a-55695368

https://es.wikipedia.org/wiki/Ecocidio

https://revistas.uchile.cl/index.php/RDF/article/view/55778/60108