domingo, 13 de febrero de 2022

EL PELIGRO DE LAS SUPERBACTERIAS

Redactado y publicado por David Arbizu


En 1945, en la ceremonia en la que se le concedió el premio Nobel, Alexander Fleming pronunció estas palabras: "Llegará un día en que cualquier persona pueda comprar la penicilina en las tiendas. Entonces existirá el peligro de que un hombre ignorante pueda fácilmente tomar una dosis insuficiente, y que al exponer a sus microbios a cantidades no letales del fármaco los haga resistentes". En el momento presente podemos afirmar que esa profecía se ha cumplido y que no solo se debe a la facilidad de adquirir fármacos en un tienda o farmacia, sino que se ha llegado desde hace años a un uso excesivo en muchos otros ámbitos, especialmente en el sector de la agricultura y la ganadería, además de en todo el amplio sector de la salud si consideramos las recetas médicas y el abuso generalizado en hospitales e instalaciones enfocadas en la salud humana. Este abuso, que para muchas personas y sectores llega a un nivel extremo de dependencia, representa un gran peligro para la salud humana y también para la salud de toda la biosfera, de todos los seres vivos.

Relacionado con todo esto, ya hace años que se escucha hablar de "superbacterias" para referirse a bacterias y microbios que son resistentes a todos o a la mayoría de los fármacos existentes, algo que se genera porque las bacterias hacen mutaciones como respuesta al uso de fármacos. Muchas organizaciones, científicos y médicos están alertando del gran peligro que representa que los antibióticos dejen de funcionar, y que nos dirigimos hacia un futuro que sería como retroceder en el tiempo perdiendo todo lo que se ha ganado a nivel de salud y expectativas de vida. Algunas enfermedades bacterianas, como la neumonía, la tuberculosis, la gonorrea, la salmonelosis y las enfermedades de transmisión alimentaria, ya se están quedando sin tratamientos eficaces. Esto significa que si no se toman medidas urgentes nos dirigimos hacia un futuro cada vez más próximo sin antibióticos útiles y efectivos, donde una infección o lesión común considerada menor se podrá volver potencialmente mortal, o donde tratamientos como la quimioterapia, administrada a pacientes con cáncer y que provoca la bajada de defensas y la posibilidad de infecciones, potenciará un alto riesgo para la vida del paciente.


Podemos observar que estamos hablando del peligro general para la salud y, como siempre, del peligro para nuestro sistema inmunitario y todo lo que significa. Tal como ha demostrado la pandemia de la Covid-19, la globalización implica la transmisión de enfermedades y favorece las pandemias, y esto también es aplicable a que la resistencia a los antimicrobianos también se vaya extendiendo a nivel global. Además, tal como se ha visto con el virus de la Covid-19, las bacterias y microbios también tienen una forma de actuar con un nivel de inteligencia, acelerando mutaciones e incluso traspasando nuevas capacidades de resistencia a otras bacterias incluso ni que no sean de su misma familia o categoría.

En la década de 1980 se efectuó uno de los primeros descubrimientos de bacterias resistentes a antibióticos, al ver la resistencia de algunas cepas de la bacteria Klebsiella pneumonie a muchos medicamentos hasta entonces efectivos. Entonces se empezó a utilizar otro grupo de antibióticos de última generación para sustituir a los que ya no daban resultados, pero en 1996 las bacterias habían desarrollado capacidades para destruir a esos antibióticos. En el año 2009 se observaron nuevos mecanismos de resistencia y también cómo esa bacteria había transmitido el mecanismo de resistencia a otra bacteria de otra especie, en este caso de la E-coli. Este aumento y expansión de capacidades ha obligado a la utilización de antibióticos más potentes en algunos casos, como la colistina, que altera la membrana celular de la bacteria y la mata, aunque ya exige mucha precaución en su suministro por su elevada toxicidad, pero en el año 2010 ya se comprobó la resistencia de esa cepa de bacterias también a la colistina y en el año 2015 la capacidad de resistencia se había extendido a otras bacterias. En el año 2016 ya hubo un caso de una mujer que murió en Reno, Estados Unidos, debido a una infección incurable provocada por ese tipo de cepa del que he hablado, que en ese momento ya era resistente a los 26 antibióticos diferentes disponibles en Estados Unidos y los hacía inefectivos.

En el año 2016 el Gobierno británico realizó un estudio con la conclusión de que los microbios resistentes a fármacos mataban a 700.000 personas cada año en el planeta, y añadía que en 2050 se podría llegar a 10 millones de muertes. El microbiólogo español Bruno González Zorn alerta de que la Covid-19 ha empeorado la pandemia silenciosa de las superbacterias y ha declarado: "Puede que los 10 millones de muertes ya no ocurran en 2050, sino en 2040 o en 2030".


Entre otros, destacan dos aspectos importantes y a la vez muy negativos de este problema. Uno de ellos tiene que ver con la imagen superior, de una persona tapándose la nariz debido al fuerte olor pestilente del río Isakavagu, en India, y se refiere a la gran contaminación que causan las fábricas de antibióticos con sus vertidos, con sus residuos y legislaciones permisivas en la mayoría de países de todo el mundo. Si además se trata de países como India, referente de países con mínimo control y legislación, la contaminación de vías fluviales, de acuíferos, del suelo y del aire puede llegar a ser catastrófica y totalmente enfermiza provocando la extensión de antibióticos por la biosfera y resistencias y mutaciones de bacterias y microbios. Pero también son noticias países como Croacia, donde la contaminación producida por una fábrica de azitromicina, situada además muy cerca de Zagreb, ha provocado la contaminación del río Sava, que ha quedado ampliamente colonizado por bacterias resistentes a antibióticos. Otro tema relacionado directamente con la industria farmacéutica es que no hay interés ni inversión en desarrollar nuevos antibióticos porque no obtienen suficientes beneficios económicos, pero sí que investigan e invierten en productos contra el cáncer y lo han hecho y siguen haciendo para la vacuna de la Covid-19, especialmente porque esto sí que les interesa económicamente. Esto implica un futuro a corto plazo sin nuevos medicamentos que superen las superbacterias y una dramática situación para la salud a nivel global.

Tal como ya he señalado antes, otro aspecto que tiene que ver con la Covid-19 es el aumento de la utilización de fármacos en la mayoría de hospitales, ya que se ha estado buscando alguno que fuera efectivo. En España, solo entre febrero y marzo de 2020, el uso de la azitromicina aumentó un 400%, y el de la doxiciclina un 517%, y aunque después de ese momento tan extremo se volvió a reducir su utilización, el daño ocasionado a nivel de resistencia bacteriológica ha sido muy impactante. En Chile, por ejemplo, se considera que ya hay niveles de resistencia a los fármacos que no se esperaban detectar hasta el año 2030. Es interesante el dato de que actualmente en los hospitales se registran la mitad de infecciones que en 1990, pero las infecciones actuales son más severas y mortales. A esto se le llama "capitalismo genético" y significa que una bacteria con un índice de resistencia tiene mayor capacidad de subsistir y por lo tanto de seguir adquiriendo más mecanismos de resistencia, volviéndose una potente superbacteria.


La imagen superior muestra el recorrido de una bacteria volviéndose fármaco-resistente y llegando a vegetales, animales y humanos. La imagen también nos alerta de algo que es extremadamente perjudicial y que es el suministro de antibióticos a animales de granja, tanto para que no enfermen como para que crezcan rápidamente. Imaginemos esto si hablamos de epidemias de enfermedades de animales que sean bacteriológicas y puedan expandirse con el traslado de animales de granja y también a través de animales silvestres que de algún modo entran en contacto y se infectan, además de que la infección puede llegar al beber agua de un río o comer otro animal o vegetal. Todo ello entra dentro del peligro que los expertos están anunciando como la posible nueva pandemia, donde las superbacterias podrían ocasionar que fuera mucho peor que la pandemia de la Covid-19 y que, al querer tomar medidas contundentes, la expansión del problema a nivel global provocara que esas medidas fueran totalmente ineficaces. Hay que tener en cuenta que incluso se ha detectado resistencia en las bacterias de los océanos.

En la imagen vemos el inicio del proceso a partir de los antibióticos, que vemos representados en la parte superior central dentro de un hexágono. A partir de ahí, siguiendo a la izquierda se señala que los reciben los animales y que se desarrolla resistencia de las bacterias que llegan a los humanos tanto a través del consumo de los propios animales como a través de vegetales infectados por fertilizantes o regadío.
Si desde la imagen de los antibióticos vamos a la derecha vemos cómo llegan directamente al ser humano al ingerirlos y cómo la persona los propaga sobre las personas más próximas y también si ingresa en un hospital, infectando a otros pacientes que al regresar a sus casas llevan consigo la infección y la expanden.

Algo que también es importante y que ha beneficiado a todo el sector farmacéutico es la falta de información y explicaciones sobre el peligro del abuso de fármacos, permitiendo que las personas se automediquen y que también los médicos los prescriban masivamente, y todo ello impulsa que muchas personas se hagan farmacodependientes, siendo además manipuladas por anuncios y la permisibilidad de que se mantengan en la ignorancia. En España, por ejemplo, hay una gran dependencia de productos farmacéuticos, muchas veces sin una constatación médica real de que la persona lo necesite, y en una encuesta realizada en 2018 se demostró que uno de cada tres encuestados pensaba que los antibióticos curan los resfriados, cuando en realidad los resfriados están provocados por virus, no por bacterias.

Entonces es necesario un cambio urgente del uso de los antibióticos, de la forma de prescribirlos, de ese comportamiento arraigado y muchas veces peligroso y erróneo de buscar siempre la solución rápida en una pastilla. Pero también son necesarias las investigaciones científicas enfocadas en soluciones que no estén solo influenciadas por los beneficios económicos, también es necesario que los gobiernos pongan en marcha planes para concienciar a la población sobre cómo se deben utilizar los fármacos y al mismo tiempo evitar la propagación de enfermedades, y realizar un buen control sobre el sector de la agricultura y la ganadería para detener el uso inadecuado de antibióticos y buscar alternativas saludables. Todo ello, resumido en pocas palabras, sería decir que el ser humano debe actuar desde un nivel de conciencia más elevado, siendo consciente de los resultados negativos que conllevan sus decisiones egocéntricas, unos resultados y respuestas que cada vez llegan con más rapidez y que ya le afectan directamente a él mismo, no solo a otros seres vivos y a la biosfera, de forma que ese comportamiento y actos desde un nivel de conciencia más elevado van a ser fundamentales para la propia subsistencia.






Fuentes:

martes, 1 de febrero de 2022

LOS CAMPOS ELECTROMAGNÉTICOS GENERADOS POR EL SER HUMANO. LA TECNOLOGÍA 5G.

 Redactado y publicado por David Arbizu


Voy a empezar este artículo definiendo algunos conceptos y empezando por el de "campo electromagnético": Un campo electromagnético (CEM) es una combinación de ondas eléctricas y magnéticas producidas por la oscilación o aceleración de cargas eléctricas que se desplazan a la velocidad de la luz y que pueden viajar por el vacío. Otro concepto importante es el de "radicación electromagnética", que es la propagación de energía en forma de ondas electromagnéticas. Muchos dispositivos y aparatos fabricados por el hombre generan campos electromagnéticos. Algunos de los más destacados y conocidos son: las líneas de media y alta tensión, los transformadores eléctricos, los electrodomésticos como neveras, hornos microondas, secadores de pelo, radios y televisores, las pantallas de ordenador, los dispositivos antirrobo y de seguridad, los teléfonos inalámbricos, los teléfonos móviles, las antenas de telefonía móvil y dispositivos como el Wi-Fi o el Bluetooth.

El avance continúo a nivel tecnológico que hace el ser humano provoca la creación de dispositivos enfocados en ofrecernos diversos servicios, en diversos ámbitos, para mejorar nuestra vida, o al menos esto sería lo que se esperaría si al mismo tiempo habláramos de un ser humano desarrollando esa tecnología con un mayor nivel de conciencia del que actualmente tiene, porque la tecnología no debería conllevar efectos secundarios nefastos para la salud de ningún ser vivo ni de la biosfera. Desgraciadamente, una parte importante de esa tecnología responde al capitalismo y a la economía de mercado, donde es más importante ofrecer cosas y toda la motivación y manipulación para querer tenerlas que no buscar la sanación, la elevación y la reparación de lo dañado, el reequilibrio y la armonía planetaria.

Observando todo el constante crecimiento de las tecnologías, es fácil concluir que los campos electromagnéticos de los dispositivos, sean los que sean pero especialmente todos los que están relacionados con la telefonía y las conexiones de Internet, son cada vez más potentes y que en lugares donde hay mayor aglomeración de habitantes, como las grandes ciudades, sus efectos biológicos sobre los seres que allí viven se van multiplicando sin cesar.


Cuando nos exponemos a un campo electromagnético, una parte de la radiación es reflejada, otra parte nos atraviesa y otra parte la absorbemos. Todas estas respuestas al contacto con un campo electromagnético provocan alteraciones, y como siempre sucede encontramos expertos que afirman rotundamente que no son nocivas y otros que dicen rotundamente lo contrario, y en todos los casos, todos se basan en enormes estudios y pruebas indiscutibles. Relacionado con esto, en el año 2006 la Organización Mundial de la Salud publicó un artículo científico titulado “Los campos electromagnéticos y la salud pública: estaciones de base y tecnologías inalámbricas”, donde se analizaban los posibles daños relacionados con las tecnologías inalámbricas. Dicho documento concluía que “teniendo en cuenta los muy bajos niveles de exposición y los resultados de investigaciones reunidos hasta el momento, no hay ninguna prueba científica convincente de que las débiles señales de radiofrecuencia procedentes de las estaciones de base y de las redes inalámbricas tengan efectos adversos en la salud”. También desde la Organización Mundial de la Salud, cuando se empezó a prever la implementación de la tecnología 5G, se señalaba que “dado que la tecnología 5G se encuentra en una etapa temprana de implementación, los estudios sobre la exposición a los campos de radiofrecuencia aún están bajo investigación”, y añadían que “después de muchas investigaciones no se había detectado ningún efecto adverso para la salud relacionado causalmente con la exposición a tecnologías inalámbricas”, pero también señalaban que se estaban realizando más investigaciones y que en el año 2022 se publicaría una evaluación sobre los posibles riesgos para la salud. Así que podemos ver claramente que se ha implementado la tecnología 5G en muchas partes del mundo mientras la propia Organización Mundial de la Salud dice que darán a conocer los posibles riesgos después, cuando el planeta ya esté lleno de la red 5G.

Lo que es indiscutible es que la radiación de radiofrecuencia 5G utiliza una combinación de tres tipos de radiación, que van desde ondas de radio de energía relativamente baja hasta radiación de microondas con mucha más energía y ondas milimétricas que también son de energía más potente. El peligro de la tecnología 5G reside justamente en el uso de las frecuencias que son extraordinariamente altas. Las frecuencias 4G alcanzan los 6 GHz, pero las frecuencias 5G provocan una exposición a señales pulsadas en el rango de 30 GHz a 100 GHz. Antes del desarrollo e implementación de la tecnología 5G, ningún ser vivo de este planeta, humano o no, había estado expuesto a frecuencias tan altas durante largos períodos de tiempo. Además, nuestros ojos y nuestros conductos sudoríparos actúan como antenas para la absorción de las ondas 5G de mayor frecuencia.

Debido a que las distancias que pueden recorrer estas ondas de alta energía son relativamente cortas, se requiere que haya más transmisores y que estén más cerca de los lugares donde tengan que llegar esas ondas. Dicho de otro modo, en una zona habitada la implementación completa de la red 5G agregará el equivalente a una torre celular por cada 2 a 10 casas. De todas formas, muchos estudios realizados con la red 3G o la 4G ya advierten de efectos muy perjudiciales para la salud, especialmente debido al contacto con los teléfonos móviles. Por ejemplo, un estudio llamado Cerenat constata que el uso del móvil, incluso 30 minutos al día, duplica o triplica el riesgo de padecer un tumor cerebral. Quizás el estudio que ha tenido más repercusión durante el año pasado, 2021, ha sido el realizado por el Programa Nacional de Toxicología del Instituto Nacional para la Salud y la Seguridad Ambiental de Estados Unidos. La parte negativa del estudio es que se hizo sobre ratones de laboratorio, pero ha demostrado indiscutiblemente el efecto cancerígeno de las emisiones de los teléfonos móviles. En este estudio se demuestra la relación entre una exposición elevada y la aparición de tumores malignos en el corazón, así como la muy posible relación con la aparición de tumores malignos cerebrales y de cáncer en las glándulas adrenales.

Otro concepto importante para poder hablar de estas tecnologías y de los campos electromagnéticos es el del "espectro electromagnético". El espectro electromagnético es el conjunto de radiaciones electromagnéticas que existen en el universo. Las diversas propiedades de las radiaciones, como la longitud de onda, la frecuencia y la energía, sirven para calificarlas y dividirlas en regiones diferentes, que al mismo tiempo estarán reflejando su utilidad basándose en los diversos tipos de transmisión en el espacio que faciliten. Estas radiaciones, estas transmisiones, son el fundamento de las telecomunicaciones, las emisiones de radio y televisión, los servicios de seguridad y emergencia junto con todo lo relacionado con ejército y defensa, la navegación aérea, los servicios de meteorología y todas las posibilidades que obtenemos gracias al Sistema de Posicionamiento Global (GPS, por sus siglas en inglés), además de muchas otras cosas y dispositivos.


En la imagen superior podemos ver las diferentes ondas y también las potencias correspondientes a diversos dispositivos. En color naranja se muestra el rango de radiofrecuencia donde se mueven los televisores, teléfonos y todas las antenas necesarias junto con la tecnología de los satélites. 


En esta imagen se observa el espectro del 5G como el nuevo espectro, en el lado derecho, y se observa cómo hay menos longitud de onda y, por lo tanto, ondas más seguidas y acumuladas además de un gran aumento en el número de células que se traduce en antenas receptoras y emisoras. Este rango se llama “banda mmWave” y se refiere a estas ondas milimétricas en altas frecuencias que permiten alcanzar altas velocidades de transmisión.

Otro concepto importante al hablar del espectro electromagnético y de los campos electromagnéticos es la división entre radiación ionizante y radiación no ionizante, algo que se puede observar en la imagen titulada "The Electromagentic Spectrum". La diferencia entre una y otra se basa en la energía que transporta la onda, y concretamente al hecho de si esta energía es suficiente o no como para producir la ruptura de enlaces químicos. Se considera que las radiaciones no ionizantes, como las que se utilizan en telefonía móvil y otros sistemas de comunicación, no tienen energía suficiente como para romper los enlaces entre las células, y que por esta razón es muy difícil que puedan provocar efectos irreversibles sobre la salud. Por otro lado, vemos que la radiación ionizante puede llegar desde la exposición a rayos X, rayos ultravioleta y rayos gamma, y que tiene un mayor nivel de peligro si llega desde fuentes radioactivas, que normalmente estarían directamente relacionadas con la energía nuclear. La radiación ionizante puede provocar la ruptura de los enlaces de las células, afectar el ADN y todas las programaciones y cadenas genéticas, y generar problemas muy peligrosos en muchos niveles de nuestra salud.

Los campos electromagnéticos generados por dispositivos fabricados por humanos siempre han provocado alteraciones en la salud, y también es cierto que hay personas más vulnerables o sensibles que otras a ese electromagnetismo. Por ejemplo, hay personas que no pueden cocinar con placas de inducción porque las enferma. En general, está ampliamente reconocido que los campos electromagnéticos pueden causar trastornos neurológicos, como irritabilidad, cefaleas, trastornos del ciclo sueño, alteraciones sensoriales y depresión. También pueden causar trastornos cardiovasculares, como alteraciones del ritmo cardíaco e hipertensión arterial; trastornos reproductivos, como alteraciones del ciclo menstrual, infertilidad y abortos; trastornos por tumores, principalmente leucemias y tumores cerebrales; trastornos dermatológicos, como alergias; trastornos endocrinos, como alteraciones de hormonas tiroideas, y trastornos inmunológicos, pudiendo alterar completamente nuestro sistema inmunitario.

Algo que también es importante saber al enfocarse en los efectos sobre la salud, es que existen dos tipos de efectos: los efectos inmediatos o agudos, que rápidamente se pueden detectar y calificar, y los efectos a largo plazo, que pueden tardar más tiempo en detectarse con claridad. Esto ayuda a que sea más difícil demostrar algunos efectos que tardan mucho en mostrarse como enfermedad aunque hayan empezado mucho tiempo atrás, desde muchas recepciones de radiofrecuencias atrás, y ayuda a la controversia y a que las personas, organizaciones, entidades y empresas interesadas en que se crea que estas radiofrecuencias no son perjudiciales se salgan con la suya.

Por ejemplo, un cáncer sigue un proceso de desarrollo que se puede dividir en tres etapas. En la primera empiezan a surgir células modificadas, y se considera la etapa de inducción; en la segunda etapa las células modificadas no llegan a alterarse, y por eso se llama período de latencia; y en la tercera etapa, que expresa la promoción del cáncer, esas células se multiplican y se dispersan, llegando a la manifestación determinante de la enfermedad. Lo que sucede es que, en el caso de los tumores sólidos, el período de latencia puede ser bastante largo, de 15 a 30 años, y esto implica que los estudios epidemiológicos duren mucho tiempo. Todo esto ayuda a que, a pesar de que muchos estudios relacionan el impacto de los campos electromagnéticos con la formación de tumores malignos, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer no llegue a esta conclusión determinante y clasifique los campos electromagnéticos de radiofrecuencia como "posibles carcinogénicos".

Curiosamente, la palabra "latencia", que se define como "Tiempo que transcurre entre un estímulo y la respuesta que produce", también se aplica considerando el tiempo que tardan los dispositivos para responderse mutuamente a través de la red inalámbrica. Las redes 3G tienen un tiempo de respuesta de 100 milisegundos, el de las redes 4G es de unos 30 milisegundos y el tiempo de respuesta de la 5G puede ser tan corto como 1 milisegundo, algo que prácticamente es instantáneo. Para ello, la red 5G tiene que utilizar antenas masivas, con múltiples entradas y múltiples salidas, con la tecnología que permita múltiples conexiones para enviar y recibir más datos simultáneamente. Todo esto significa que más personas pueden conectarse simultáneamente a la red manteniendo un alto rendimiento. Así que para el usuario representa una mejora notable del servicio y todas sus posibilidades, pero para que sean capaces de captar ese tipo de ondas, los teléfonos móviles y dispositivos de las personas conectadas a la 5G también tienen que tener antenas incorporadas en el dispositivo con la misma tecnología. 


Otro término muy actual relacionado con la 5G y la mayor velocidad de transmisión y procesamiento de datos es “Internet de las cosas”, que significa que los aparatos electrónicos están conectados entre sí y se harán realidad nuevos servicios como el coche autónomo, la realidad virtual, la automatización industrial e incluso niveles de robótica e inteligencia artificial mucho más complejos y decisivos en nuestra vida diaria. Todo esto conduce a un futuro que va a ir forzándonos a conectar y convivir con esos niveles de tecnología y con todos los efectos de campos electromagnéticos de radio frecuencia, y ese futuro, obviamente, también va a repercutir sobre la salud de todos los seres vivos del planeta, tanto del mundo animal como del vegetal.

También veremos cómo aumentan las enfermedades por hipersensibilidad electromagnética mientras, si no hay cambios, tanto los gobiernos como las organizaciones y empresas interesadas en establecer las nuevas tecnologías van a ir manipulando creencias, conocimientos y deseos de materialismo para que la propia demanda justifique que todo se implemente. De hecho, actualmente la Unión Europea ya ha respondido a las demandas presentadas denunciando los perjuicios de la red 5G, y lo ha hecho expresando que cada uno de los estados miembros debe considerar sus medidas de protección al público de la radiación electromagnética dañina.

Por otro lado, muchas organizaciones y entidades diversas advierten sobre toda la manipulación que se está haciendo sobre las personas, especialmente sobre los jóvenes que viven enganchados en sus pantallas. Especialmente en Europa, se está pidiendo que se use la financiación comunitaria para poner en marcha campañas generales de sensibilización de los jóvenes en materia de buenas prácticas en el uso del teléfono móvil como, por ejemplo, realizar llamadas cortas, apagar los teléfonos cuando no se utilicen y reducir el tiempo diario de uso, utilizar dispositivos de manos libres y usar el teléfono móvil sólo en zonas con buena cobertura. A nivel global, también se pide a la Comisión Internacional de Protección contra las Radiaciones No Ionizantes (ICNIRP) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se muestren más transparentes y abiertas al diálogo con todas las partes interesadas a la hora de fijar normas.

En general, la población no es consciente de los efectos nocivos de estas radiofrecuencias y ondas electromagnéticas, ni del peligro de la proximidad de antenas y dispositivos emisores. Un ejemplo de dispositivos que está llegando a muchos hogares y calles de muchas zonas habitadas son los lectores automáticos del consumo de electricidad de las viviendas, y estos dispositivos envían ondas omnidireccionalmente, al igual que la mayoría, de manera que siempre van a estar impactándonos. Todo ello favorece que nos podamos debilitar en varios aspectos, ya sea por separado o a la vez, y también afecta a todos nuestros sistemas, debilitando también nuestro sistema inmunitario, y ya estamos viendo, tal como nos muestra la pandemia del Covid-19, la importancia de mantener un buen estado de salud y un sistema inmunitario fuerte.