Publicado por David Arbizu
EVENTO DESTACADO DE LA SEMANA. DEL 15 AL 21 DE FEBRERO.
EL DESHIELO Y LAS ALTAS TEMPERATURAS DEL ÁRTICO
Los científicos están sorprendidos
por las altas temperaturas registradas en el Ártico desde finales de diciembre
de 2015 hasta la fecha. Se han registrado temperaturas de hasta 30ºC por encima
del promedio habitual para estas fechas. Estas temperaturas conllevan que se
haya alcanzado un nuevo nivel mínimo histórico de su extensión de hielo.
El deshielo del Ártico, como consecuencia del calentamiento
global, puede afectar los “patrones de viento” y alterar directamente el clima en el
Hemisferio Norte, llevando a ciclos de veranos muy cálidos e intensos
inviernos, con condiciones climáticas árticas en regiones del norte de Asia,
Europa y Norteamérica. El calentamiento global produce el descenso de las
temperaturas, ya que, por paradójico que parezca, el deshielo del Ártico altera
los flujos que modulan la temperatura y, como consecuencia, se extreman los
climas.
Uno de los sistemas que se ven directamente afectados y que
son imprescindibles para el equilibrio climático del planeta es el Cinturón
Oceánico. El deshielo del Ártico y de Groenlandia está creando una zona de agua
fría y dulce en el Atlántico Norte (se observa en el mapa) que frena la
circulación del Cinturón Oceánico, ya que requiere la densidad de la salinidad
del agua para impulsar las aguas hacia las profundidades siguiendo así el
circuito planetario establecido .
A nivel atmosférico, el fenómeno de El Niño ha elevado la temperatura de las aguas del Océano Pacífico, así como la del aire y ha desestabilizado el patrón de borrascas que se forma habitualmente sobre las Islas Aleutianas. Al mismo
tiempo, en el Atlántico, la situación que se observaba a finales de 2015 es la
conocida como Oscilación del Atlántico Norte Positiva, pero este patrón no se
está manteniendo de forma regular debido a su interrelación con todos los
sistemas planetarios también alterados. Así es cómo vemos que la corriente
polar, Jet Stream (corriente de chorro), no se mantiene estable y crea grandes
ondulaciones hacia el sur que forman los vórtices polares que afectan Norteamérica,
otras ondulaciones que también afectan Europa y al mismo tiempo ondulaciones
hacia el norte, que son las que permiten que masas de aire caliente lleguen al
Ártico.
El deshielo del Ártico tiene efectos planetarios, desde la
subida del nivel del mar, el incremento de las temperaturas y el inicio de una
glaciación, hasta la extinción de algunas especies animales y vegetales, la
liberación de gases (metano) retenidos y la protección contra la radiación
solar, pudiendo provocar un debilitamiento del campo magnético que protege
nuestro planeta.
En próximas publicaciones trataré el deshielo de la
Antártida. Un reciente estudio, publicado en Nature Climate Change, señala que
la Antártida se enfrenta a la pérdida masiva de hielo y que se está llegando a
un punto sin retorno, lo que derivaría en una subida del nivel del mar
irreparable y el consecuente cambio global en el clima. La estabilidad de la
Antártida también es imprescindible para el buen funcionamiento del Cinturón
Oceánico y muchas otras corrientes que afectan al planeta en todos los
sentidos.
En esta imagen vemos cómo las corrientes de aire caliente suben por el Atlántico desde las zonas tropicales, pasando por las Azores y entre Groenlandia y Escandinavia y llegan al Ártico.
Fuentes:
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