sábado, 1 de junio de 2024

PANZOOTIAS Y EPIDEMIAS EMERGENTES AFECTAN AMPLIAS ZONAS DEL PLANETA

Redactado y publicado por David Arbizu



Muchas personas pueden tener claro qué es una epidemia o pandemia, pero el término panzootia no se usa frecuentemente en los medios de comunicación, pudiendo incluso sustituirlo por “epidemia” aunque no sea lo mismo. Una panzootia es la consecuencia de un brote de una enfermedad infecciosa y grave que afecta a animales y tiene una amplia propagación, pudiendo expandirse por países, continentes o por todo el planeta. Así que una panzootia afecta a los animales y una pandemia afecta a los seres humanos, mientras que una epizootia se da cuando una enfermedad tiene una gran capacidad de infección y propagación entre animales de una misma zona, aunque sea de gran tamaño, y su equivalente en humanos es la epidemia. A pesar de las diferencias entre estos conceptos, una enfermedad que en principio afecte solo a animales puede llegar a afectar a los seres humanos, al igual que es posible en sentido inverso.

La pandemia del COVID-19 empezó como una epidemia antes de extenderse por todo el mundo, y es una pandemia generada por la enfermedad que causa el virus SARS-CoV-2. Sea cual sea su origen, esta pandemia, cuyo virus ha ido mutando y sigue haciéndolo, representa la expresión de una situación peligrosa que vivimos todos los seres vivos del planeta. Aunque ya era ampliamente reconocido, el COVID-19 nos ha puesto en alerta y nos ha mostrado el peligro de las enfermedades zoonóticas, de las transmisiones infecciosas a partir del contacto con animales que pueden ser huéspedes, reservorios o vectores de enfermedades causadas normalmente por diversos tipos de microbios u hongos. Esto se debe a que existe una mayor conciencia de cómo la expansión del ser humano por el planeta, con sus actividades, con su capacidad de construir y urbanizar sin respeto alguno por el lugar en el que se encuentra, está forzando el contacto e interacción con muchas especies de animales que si pudieran nos evitarían, pero les estamos dejando sin espacio para subsistir. Si a esta forma de actuar e invadir humana le añadimos todas las consecuencias de la crisis climática, del calentamiento global, es fácil observar que se forma un cóctel prácticamente letal.

En este sentido, uno de los temas principales que continuamente aparecen en los medios de comunicación es el derretimiento del permafrost, una amplia zona de tierra helada que principalmente cubre parte de Canadá, Siberia y Alaska, donde hay numerosos virus congelados cuya liberación supone un enorme peligro para que se desaten nuevas pandemias. En el permafrost se han encontrado virus que llevaban congelados 48.500 años, y varios tipos se han podido revivir, aunque gran parte eran virus con la capacidad de infectar solo a organismos unicelulares. Pero también se han localizado los virus de la viruela y del herpes, también se teme la liberación de radón, un gas radiactivo, y hace años que hubo un brote de ántrax en una zona del norte de Rusia también relacionado con el deshielo. Tal como indica la viróloga neerlandesa Marion Koopmans: "No sabemos qué virus se encuentran en el permafrost, pero creo que existe un riesgo real de que haya uno capaz de desencadenar un brote de enfermedad, por ejemplo una forma antigua de polio. Tenemos que asumir que algo así podría suceder”. Además, se ha comprobado que muchos microorganismos del permafrost son resistentes a los antibióticos y que existe una alta probabilidad de que, al mezclarse con el agua del deshielo, se puedan crear nuevos microbios resistentes, para los que no exista ningún tratamiento efectivo. Otro riesgo del deshielo del permafrost y otras zonas del Ártico es la liberación de sustancias peligrosas a partir de residuos y desechos enterrados y abandonados por el ser humano, residuos mayormente relacionados con actividades militares que pueden ser radiactivos. Por si todo esto fuera poco, así como el deshielo parece inevitable, todavía lo es más la falta de conciencia del ser humano preparándose para colonizar zonas prístinas del Ártico creando nuevas rutas marítimas, instalaciones mineras, plataformas petrolíferas, potenciando un turismo contaminante y portador de especies invasivas que incluso podrían llegar a ser huéspedes y portadores de nuevas enfermedades que aparecieran con el deshielo, nuevas enfermedades con las que nuestro sistema inmunológico no haya estado nunca en contacto. Tal como explica el profesor y genetista Jean-Michel Claverie: “El escenario de que un virus desconocido que alguna vez infectó a un neandertal regrese hacia nosotros, aunque improbable, se ha convertido en una posibilidad real”. También cada vez más expertos advierten de que hasta ahora toda la atención científica se centraba en la posibilidad de que las pandemias se originaran en regiones del sur del planeta, principalmente en África, y se extendieran hacia el norte, pero que ahora un brote epidémico puede surgir de muchas partes del planeta y extenderse con una enorme rapidez y en muchos casos con un gran potencial de infección y mutación ayudado por las condiciones climáticas variables e inestables.


Actualmente hay varias epizootias o panzootias (dependiendo de su capacidad de propagación y extensión de las áreas afectadas) que se generan a partir de patógenos zoonóticos emergentes, unos patógenos que pueden estar afectando a animales silvestres y al ganado y/o animales domésticos, y que tienen posibilidades de llegar a infectar a los seres humanos. Voy a enumerar y explicar brevemente tres de estas enfermedades más destacables por su peligrosidad:

- Enfermedad del Ciervo Zombi o Caquexia Crónica: Se trata de un trastorno neurodegenerativo mortal que se transmite a través de los cérvidos, incluyendo a alces, renos y caribúes. El animal infectado va perdiendo masa corporal, se debilita, pierde el equilibrio, tiene la mirada perdida y la incapacidad de mantener cabeza y cuerpo en una posición estable. El agente infeccioso, llamado prión, que es una proteína que se altera y provoca la enfermedad, puede persistir durante años en superficies con suciedad y es resistente a la radiación, a la mayoría de los desinfectantes e incluso a la incineración. Se está propagando principalmente por el Parque Nacional de Yellowstone (Wyoming-USA), pero también se ha detectado en más de 30 estados de Estados Unidos, en Canadá y en Corea del Sur. Se transmite a través de los fluidos corporales de un animal infectado, a través de la ingestión de su carne o por contacto con superficies, alimentos o agua que de algún modo se hayan expuesto al contacto con el prión. Existe un gran peligro de transmisión debido a que el consumo de carne de un animal enfermo puede transmitir la enfermedad, y se considera de gran riesgo para depredadores y carroñeros. Hasta ahora no hay evidencias científicas de que pueda transmitirse a los humanos, pero desde 1997 la OMS (Organización Mundial de la Salud) está alertando de la peligrosidad de que estos patógenos puedan entrar en la cadena alimentaria humana.


- Coronavirus Felino: Detectado principalmente en Chipre desde principios de 2023, afectando solo a los gatos. La isla de Chipre es famosa por su superpoblación de gatos callejeros. Muchos gatos son portadores del coronavirus felino y normalmente no enferman y como mucho muestran síntomas leves, pero la nueva variante es un recombinación del coronavirus felino y el canino, y si no se trata a tiempo conduce a una peritonitis infecciosa felina con algo grado de mortalidad. A pesar de no tener ninguna relación con ninguna variante del Covid-19 y de no haber riesgo de transmisión a humanos ni a otros animales, muchos expertos advierten que debería haber mayor control por la posibles mutaciones, aunque su probabilidad sea muy baja, así como por las recombinaciones que los virus pueden desarrollar entre ellos, especialmente si entran en una dinámica de expansión tal como hemos visto en el COVID-19, que ha ido haciendo mutaciones menos mortales pero más infecciosas afectando prácticamente a todo el planeta. Ya ha habido algún caso de gato infectado en el Reino Unido debido a la importación de un gato de Chipre que acabó desarrollando la enfermedad, y se cree que también puede estar empezando a extenderse por países próximos como el Líbano, Israel y Turquía.

- Gripe Aviar: Se considera una verdadera panzootia, especialmente la cepa H5N1, que existe desde 1996, aunque la actual variante se desarrolló en granjas de Europa en 2020. Esta es una variante con una gran capacidad letal e infecciosa sobre la que no se puso la suficiente atención para su contención, extendiéndose así por todo el mundo. Desde 1996 ha habido muchas cepas diversas y muchas zonas donde se han visto afectadas numerosas aves, tanto silvestres como de granja. Esta panzootia ha provocado la muerte de millones de aves, solo en Estados Unidos se calcula que ha infectado a más de 82 millones de aves de granja. De hecho, tal como expone Pablo Plaza, integrante del Grupo de Investigaciones en Biología de la Conservación del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y de la Universidad Nacional del Comahue (Argentina): “Estos virus emergen en producciones avícolas intensivas donde hay alta concentración de individuos en condiciones estresantes. Si nosotros no cambiamos la forma de producir y seguimos generando impactos ambientales, van a seguir emergiendo patógenos como este”, así que toda granja intensiva es como un caldo de cultivo facilitando el surgimiento de patógenos y su transmisión a la vida silvestre, además de su expansión global.

El problema empezó a agravarse sobre todo desde el año 2022, cuando empezaron a detectarse otros animales infectados. La enfermedad ha afectado a otros tipos de aves y a más de 40 especies de mamíferos, y este problema va en aumento. En la Antártida se han encontrado pingüinos infectados, además de otras aves marinas antárticas como un cormorán y varios skúas; también se han encontrado águilas y gaviotas infectadas y muertas. A principios de este año, 2024, se confirmó la primera muerte de un oso polar por gripe aviar, que también se ha detectado en zorros, pumas, osos negros y pardos, lobos marinos y elefantes marinos, y obviamente la expansión y mortandad de la enfermedad sobre estos animales salvajes es muy difícil de cuantificar al ser prácticamente incontrolable. Actualmente 26 países han encontrado diversas especies de mamíferos infectadas por este virus y, tal como han advertido los científicos, este virus podría provocar “uno de los mayores desastres ecológicos de los tiempos modernos” dependiendo de la especie afectada y sumándose a toda la mortandad que está habiendo debido a la sexta extinción masiva que se está experimentando.

A principios del mes de marzo de este año, 2024, se confirmó la infección del virus H5N1 en cabras de una granja de Minnesota (EE.UU.), y una semana después saltaba la noticia de que el virus había infectado a vacas de granjas de 9 estados de Estados Unidos. Esta ya es la prueba concluyente de que el virus ha mutado para adaptarse mejor a las células de los mamíferos y de que la infección ya no solo es ave-mamífero sino mamífero-mamífero, algo comprobado al ver que las vacas se contagian entre sí. En Estados Unidos rápidamente se han publicado declaraciones como las de jefe del Departamento de Agricultura de Texas, Sid Miller, para tranquilizar a los habitantes y a los consumidores, aclarando que las vacas enfermas y su leche se separan del resto del ganado, y que no hay constancia de que leche contaminada haya entrado en la cadena alimentaria, añadiendo que el proceso de pasteurización deja inactivo al virus.

Sea como sea, el virus está mostrando su capacidad de infección, de mutación. De momento la transmisión al ser humano es muy ocasional, pero desde 2003 hasta 2024 el H5N1 ha infectado a 889 personas, con casos detectados en 23 países. La mitad de estas personas fallecieron, pero ningún dato se puede considerar fiable porque se han podido infectar muchas más personas sin que se sepa, al igual que pasa con los animales silvestres. También es significativo que el pasado mes de marzo se infectara un trabajador de una granja lechera de Texas, que se recuperó después de recibir un tratamiento, pero todo son señales de una posible mayor expansión del virus afectando cada vez a más especies, incluyendo al ser humano. Tal como indica Kai Kupferschmidt, periodista científico: “Le estamos dando al H5N1 un ambiente bastante bueno dentro del cual mutar”, y la señal de alarma total se dispararía si se constatara la infección de humano a humano, cosa que parece no haber sucedido.

- Otras enfermedades peligrosas: Aquí se pueden enumerar muchas enfermedades que hace muchos años que nos afectan, que se expanden por grandes zonas continentales pero a priori no se consideran tan peligrosas o no se encuentran soluciones contundentes para detenerlas o intentar erradicarlas. Por ejemplo este año, 2024, en las Américas se han disparado los casos de dengue, que es transmitido por mosquitos. También se han multiplicado los brotes de cólera en muchos países africanos, así como los casos del “síndrome del cabeceo”, una enfermedad neurológica que afecta a varios países de África y de la cual no se hay tratamiento y puede llegar a provocar la muerte. También es muy notable la expansión de garrapatas portadoras de varias enfermedades graves, como es el caso de la gran expansión de la garrapata Hyalomma lusitanicum en Cataluña (España), que es un potencial transmisor de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo. En este caso la expansión del animal tiene una relación directa con la superpoblación de especies muy buscadas por estos parásitos, como el conejo y el jabalí, ya que no tienen depredadores que controlen su población.

En todo desequilibrio y expansión de patógenos, de agravamiento de enfermedades, de que se den las condiciones apropiadas para que puedan convertirse en epidemias, panzootias o pandemias, encontramos al ser humano y su forma de actuar sin ningún respeto por las otras formas de vida, por los ecosistemas, por la naturaleza, por la biosfera, por el planeta. Está claro que la invasión de los espacios naturales está forzando una proximidad entre humanos y animales que está generando conflictos de todo tipo, además de todo lo que implica cualquier destrucción, contaminación y alteración de bosques, subsuelos, vías fluviales, costas, corrientes oceánicas, etc. Todo ello potencia los trastornos climáticos que acaban beneficiando a los patógenos tanto para su expansión como para su mutación. Aquí se puede incluir la alteración de las estaciones del año; el calentamiento que va fomentando un clima tropical extendiéndose hacia los polos; el desequilibrio hidrológico, con enormes tormentas y lluvias y también gravísimas sequías; todos los desajustes fenológicos que estresan ecosistemas desestabilizando la cadena alimentaria, con especies invasivas en muchos casos transportadas por el ser humano en sus desplazamientos. Un ejemplo claro son las migraciones animales, porque están cambiando debido a la inestabilidad climática, por la falta de alimentos en los lugares de destino y también por la facilidad de algunas especies de encontrar alimentos sin desplazarse porque se han acostumbrado a comer en los vertederos que ha creado el ser humano. Todo esto son verdaderas baterías bien cargadas para que se expandan virus y bacterias a través de diversos huéspedes, y empiecen a mutar para contagiar a nuevas especies conforme se van adaptando a cualquier condición climática que vayan encontrando. Tal como expresa el periodista científico Kai Kupferschmidt al hablar del H5N1 y su posible transmisión masiva infectando al ser humano: “Así que, en cierto modo, estamos a merced de la capacidad de cambio de este virus”.




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