Publicado por David Arbizu
EL ENFRIAMIENTO GLOBAL: INICIO DE UNA MINI EDAD DE HIELO
En el
hemisferio norte de la Tierra, estamos siendo testigos de un invierno extremadamente
frío, con tormentas polares que cada vez descienden más al sur y que no solo
afectan a Norteamérica, tal como sucedió durante el invierno del 2015-6 sino
que ahora también afectan a toda Europa, incluyendo los países del
Mediterráneo. Además, ha habido un inusual descenso de las temperaturas y ha
nevado en países de Oriente Medio y de África. Todo ello fortalece y confirma
lo que hace años que están diciendo muchos científicos, que hemos entrado en un
proceso de enfriamiento del planeta que nos lleva a una glaciación.
En parte,
parece extraño hablar de enfriamiento del planeta y de que nos acercamos a una
mini edad de hielo o glaciación cuando en casi todas las noticias y artículos
sobre el cambio climático se habla del calentamiento global. Algunos
científicos trabajan para demostrar que el calentamiento global es una realidad
indiscutible, pero otros prácticamente lo niegan y lo vinculan a manipulaciones
de organizaciones científicas al servicio de gobiernos o instituciones que
están sacando un beneficio propio y dan fuerza a la expansión de la teoría del
calentamiento global cuando, en realidad, ya hace años que la Tierra afronta
una situación, sobre todo debido al ciclo de mínimo solar que experimenta el
Sol, que la conduce a una mini edad de hielo.
Muchos estudios de meteorólogos y
astrofísicos demuestran que la actividad solar está disminuyendo a un ritmo más
rápido que en cualquier otro momento de la historia. Los científicos prevén que
esta tendencia continúe durante los próximos años, alcanzando un mínimo
entre 2019 y 2020 y que tendrán que pasar hasta 15 años para que el Sol vuelva
a tener una actividad normal.
La
disminución de la radiación y energía del Sol y los cambios de su campo
magnético, que debilitan la atracción magnética sobre la Tierra, provocan
muchos trastornos y desequilibrios sobre nuestro planeta, muchos de los cuales
podrían generar situaciones también determinantes para el desarrollo de una
glaciación. Por ejemplo, una menor atracción magnética sobre las placas
tectónicas significa una mayor acumulación de presión por debajo de la corteza
terrestre y que puedan suceder más terremotos y de mayor grado. Un mayor
movimiento de las placas tectónicas también significa mayor movimiento del
magma y posiblemente, mayor actividad volcánica con grandes erupciones, cuyas
enormes nubes de ceniza cierran el paso a los rayos solares provocando un
enfriamiento en el planeta. Otro ejemplo que produciría una bajada de las
temperaturas y un enfriamiento global del planeta sería la disminución del
ozono atmosférico, que es lo que mantiene calientes las corrientes de aire y se
forma gracias a los rayos ultravioletas que emite el Sol. Si la actividad solar
es intensa, se produce mucho más ozono gracias a las llamaradas solares, pero
si esta actividad disminuye, también lo hace la cantidad de ozono atmosférico,
motivo por el cual es más difícil mantener calientes las capas bajas de aire de
la atmósfera.
La baja actividad solar también facilita la llegada de rayos
cósmicos, provenientes de fuera de nuestro sistema solar, que normalmente son
controlados y tamizados por la Heliosfera, que es como una burbuja magnética en
cuyo interior se encuentran todos los planetas de nuestro sistema solar y cuyo
extremo, la Heliopausa, es una zona donde el viento y partículas solares
interaccionan con los vientos y energías procedentes del espacio interestelar. Estos rayos
cósmicos afectan a la rotación y movimientos de la Tierra, a su interrelación
con el Sol y al desarrollo del cambio climático.
Representación de la Heliosfera, la Heliopausa y el Espacio Interestelar
Aunque todo lo expuesto
hasta ahora habla particularmente de la relación Tierra-Sol como causa de una
próxima mini edad de hielo, creo que no debemos dejar a un lado todo lo que
está pasando en nuestro planeta y todo lo que la actividad humana está
provocando. La emisión de gases de efecto invernadero es indiscutible, así como
la gran contaminación de toda la biosfera, las fugas radiactivas, el abuso de
recursos y todo lo que está generando un aumento de las temperaturas que
conlleva desajustes fenológicos, el deshielo de los casquetes polares, del
permafrost y de los grandes glaciares de las montañas, las sequías y todo ese
gran desequilibrio en forma de olas de frío o calor y también de tormentas con
lluvias torrenciales o un elevado estrés hidrológico por la falta de lluvia.
Todo este desequilibrio, debido a la agresión del hombre sobre la biosfera,
también es responsable de que el deshielo del Ártico y de Groenlandia esté afectando
al Cinturón Oceánico en el norte del Atlántico y que se pueda estar
ralentizando afectando a los patrones climáticos globales.
Se puede decir
que el desequilibrio que sufre el propio planeta también afecta a su relación
con el exterior, porque ese desequilibrio también llega a la magnetosfera de la
Tierra y a la capa de ozono atmosférico. Por ejemplo, se ha comprobado que en
Islandia el deshielo está provocando que la isla se eleve, lo cual supone menos
presión sobre la placa tectónica sobre la que se asienta y también un cambio en
el movimiento de los fluidos magmáticos, algo que, si observamos a la Tierra
como un solo ser completo, por lógica va a tener una reacción interna y va a
generar una redistribución para volver a un nuevo equilibrio. También algunos
científicos consideran que el deshielo del Ártico está vinculado con el
desequilibrio y ondulaciones de la corriente en chorro o jet stream debido, en
parte, a que ahora las aguas del Mar de Barents, entre el norte de Escandinavia
y el este de Rusia, tienen una mayor parte de su superficie sin hielo, lo cual
facilita que el aire caliente que llega desde el sur se mantenga más tiempo y
llegue más al norte. Según esta teoría, las aguas cada vez más abiertas del
Ártico provocarían una liberación de energía de calor en la atmósfera,
alterando los patrones climáticos.
En la siguiente imagen se muestra el
desequilibrio de la corriente jet stream con sus ondulaciones que provocan la
bajada de aire Ártico y el bloqueo del sistema de alta presión con temperaturas
más cálidas sobre Groenlandia.
Todo este desequilibrio de la biosfera, con
estos cambios y movimientos que pueden estar realizando grandes masas de tierra
y también de agua, también afectan a los movimientos del planeta y a su eje de
rotación. Estudios realizados sobre anteriores grandes y pequeñas glaciaciones de nuestro planeta
demuestran la importancia de los cambios en los movimientos del planeta, tanto
en su rotación, en su excentricidad como en su bamboleo, ya que implican una
llegada y distribución distinta de los rayos solares sobre la Tierra y suponen,
por un lado, la producción de hielo en lugares nuevos y, por otro lado, el
deshielo en lugares que antes estaban cubiertos de hielo y el incremento del
nivel de los océanos favoreciendo fenómenos de inversión térmica de carácter
súbito y afectando a la duración y contraste de las estaciones. Se ha
comprobado que existe una conexión lógica entre el incremento del nivel del mar
y el comienzo de una etapa glacial.
Las previsiones que algunos expertos
realizaron hace años se van cumpliendo. Ellos explicaban que entre 2015 y 2016
finalizaría la experiencia del calentamiento global, con temperaturas globales
en alza y empezaría un descenso de temperaturas, sobre todo a partir de
diciembre de 2017. Consideran que el enfriamiento se agravará a partir del año 2020
con el desarrollo del fenómeno de La Niña, que es un patrón de frío que ahora
también se está produciendo. También afirman que esta mini-glaciación va a
afectar a ambos hemisferios de la Tierra, porque también ya está afectando a la
Antártida. Para estos científicos, las glaciaciones forman parte de los ciclos
naturales de la Tierra en relación con la actividad del Sol y normalmente son
ciclos que pueden durar miles de años, al igual que los ciclos que denominan "periodos cálidos interglaciares", durante los cuales hay una expansión de la
biosfera y de la vida en el planeta, un ciclo durante el cual hemos nacido y en
el que vamos a experimentar, esperemos que lo menos traumáticamente posible
para todas las formas de vida del planeta, una mini-edad de hielo.
Cataratas del Niágara prácticamente heladas durante el pasado invierno
Fuentes:
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