Publicado por David Arbizu
LOS INCENDIOS SUBTERRÁNEOS
El año 2017 ya se considera uno de los años donde, a nivel planetario,
ha habido mayor cantidad de incendios forestales y mayor cantidad de hectáreas
quemadas. La crisis planetaria y en concreto, el calentamiento global, junto
con el desequilibrio de todos los sistemas que forman parte y sostienen la
biosfera, están provocando graves desajustes en los ciclos hidrológicos que
causan fuertes y persistentes sequías. El constante aumento de las
temperaturas, junto a esas condiciones de sequía extrema y la llegada de
vientos más cálidos de lo normal, son los factores más importantes que
facilitan el incremento de los incendios. Existen más factores que podríamos añadir
y que tienen una relación directa con el hombre, con el Antropoceno, como, por
ejemplo, la deforestación, los incendios provocados por accidentes fruto de la
actividad humana y también los incendios intencionados, provocados por el
hombre.
Hay un tipo de incendios que, en general, es poco conocido y del que
los medios de comunicación no hablan, a pesar de que muchos expertos consideran
que ocupan o “queman” mayores extensiones que los incendios forestales y de que
una gran mayoría nunca son controlados ni mucho menos apagados; se trata de los
incendios subterráneos.
Los incendios subterráneos se pueden iniciar por varias
causas, como, por ejemplo, a partir de un incendio forestal en la superficie,
por la caída de un rayo o también por una fuga de gas, tal como pasó hace 59
años en Chongqing (China), donde una exploración de petróleo perforó un pozo de
gas natural y los trabajadores abandonaron el pozo sin controlar o reparar esa
fuga de gas. En todo caso, para que se inicie una combustión y permanezca, es
necesario un combustible y este combustible lo pueden formar dos tipos de
biomasa: el que formarían capas gruesas de ramas de árboles o troncos, cuya
quema tiende a ser más rápida y menos duradera y el que formaría la turba, que
es un suelo rico en carbón creado a partir de la vegetación parcialmente
descompuesta y anegada acumulada durante muchos años, incluso milenios y donde
puede haber una “combustión espontánea de carbón”, algo que sucede cuando esas áreas
subterráneas con grandes lechos de carbón, suficientemente cerca de la superficie,
reciben el oxígeno necesario para generar una reacción química que produce calor
y ese calor no se puede disipar adecuadamente iniciando lo que algunos expertos
llaman “fugas térmicas donde se produce un incendio subterráneo”, incendios que
normalmente no tienen llama o producen poca llama, aunque sí mucho humo y
emisiones tóxicas.
Humaredas desde el incendio subterráneo de Jharia (India)
Se calcula que hay miles de incendios de carbón o, como
también se les llama, “incendios de turba” y que se encuentran en todos los
continentes menos en la Antártida. Son incendios muy difíciles de detectar y extinguir,
que arden lentamente a baja temperatura, aunque pueden superar los 540ºC y que
se extienden bajo la superficie y también hacia abajo, hacia el interior de la Tierra, pudiendo llegar a
profundidades de cientos de metros siempre que les pueda llegar aire a través
de las fisuras de las rocas o cualquier paso microscópico que pueda tener la
tierra. Un incendio subterráneo puede arder durante años o incluso décadas sin
mostrar señales en la superficie, aunque en algún momento creará señales de su
existencia como el hundimiento y derrumbe del terreno debido a los huecos
subterráneos generados por la combustión del carbón, que se convierte en
ceniza, la salida de humo y el notable daño a la vegetación, que normalmente
acaba muriendo dejando una zona árida y sin vida. Muchos estudios de ingenieros
y geólogos han llegado a la conclusión de que la única forma de extinguir estos
incendios es mediante la excavación total, pero es una solución de un coste muy
elevado y que no se puede parar hasta que no queda ningún punto activo,
ya que al excavar también se está alimentando el fuego con oxígeno y además
muchas veces no es fácil situar con exactitud dónde está el incendio, ya que
las salidas de gases y vapor pueden estar lejos del punto de combustión;
incluso los satélites programados para detectar incendios forestales a alta
temperatura fallan cuando se trata de incendios de turba debido a que estos no alcanzan
la temperatura suficiente para ser detectados.
Los incendios subterráneos
también representan una amenaza para el medio ambiente y para la salud pública.
A través del humo llega a la atmósfera una mezcla tóxica de monóxido de
carbono, dióxido de azufre y polvo de carbón, además de otras sustancias
tóxicas como, por ejemplo, benceno, sulfuro de hidrógeno, mercurio y arsénico.
Este humo tóxico contamina el aire y además agrava el cambio climático debido a
la emisión de gases de efecto invernadero como el metano y el dióxido de
carbono. Otra gran amenaza es que pueden provocar un incendio forestal en la
superficie si alcanzan zonas de bosques o de suficiente vegetación donde haya
las condiciones necesarias para que se inicie fácilmente un fuego. También, en
algunos casos, los incendios amenazan poblaciones y carreteras, tanto por la
contaminación como por la formación de grietas y agujeros que pueden llegar a
ser de gran tamaño. Además, las sustancias tóxicas liberadas también llegan a
los acuíferos contaminándolos y consecuentemente, contaminando los ríos y
llegando a los océanos.
La actividad
humana, especialmente desde el inicio del Antropoceno, ha provocado muchos de
estos incendios que, en la mayoría de los casos, están relacionados con la
minería. Debido a esta relación directa con la minería, los países donde hay
más incendios subterráneos son Estados Unidos, que tiene las reservas de carbón
más grandes del mundo y donde se calcula que hay más de 200 incendios
subterráneos, China, India e Indonesia, donde la deforestación incontrolada se
realiza quemando zonas boscosas y por lo tanto, provocando miles de incendios
subterráneos.
Estos son algunos de los incendios subterráneos más importantes:
- Monte
Wingen (Australia): Conocido como “Burning Mountain”. Se considera el incendio
más antiguo del planeta. Lleva 6000 años ardiendo sin parar en una zona de
Nueva Gales del Sur donde hay una gran veta de carbón. El incendio avanza un
metro por año, está a una profundidad de 30 metros y hasta ahora ha cubierto
una superficie de más de 6,5 km. El incendio ha causado un gran daño ecológico
a la vegetación de la zona, dejando toda el área afectada sin rastros de vida.
Burning Mountain (Australia)
- Centralia
(Pensilvania-Estados Unidos): Se considera que este incendio se inició en 1962,
cuando unos trabajadores de saneamiento quemaron basura a las afueras de la
ciudad de Centralia, sobre una antigua entrada de una gran mina de carbón, lo
cual provocó que se encendiera el carbón subyacente. Durante unos 20 años, los
bomberos intentaron apagarlo ocho veces utilizando diversas técnicas, pero el
fuego siempre les superó. Al cabo de un tiempo de iniciarse el incendio, el
monóxido de carbono se empezó a filtrar a través de los sótanos de las
viviendas de la ciudad y muchos residentes comenzaron a desmayarse en sus
casas. Otros problemas fueron que en algunos jardines y patios de viviendas se
formaron agujeros y grietas, aumentó peligrosamente la temperatura de los tanques subterráneos
de una gasolinera y una parte de una carretera principal se desmoronó y se
formaron grietas desde donde salía el vapor. En 1985, un niño de 12 años se
cayó en un orificio desde un patio y aunque se pudo salvar, esto fue como un
detonante que hizo que la mayoría de la población decidiera abandonar la ciudad
y que se aceptara la solución de dejar que se fueran quemando todas esas vastas
vetas de carbón. Este incendio llega a profundidades de 100 metros y sigue emitiendo
gases tóxicos y abriendo agujeros en la superficie. Se considera que puede seguir
activo otros 250 años y tanto el gobierno federal como el estatal no están
haciendo nada por apagarlo, en gran parte porque representaría un coste muy
elevado.
Centralia
(Estados Unidos)
- Chongqing (China): Este incendio comenzó hace 59 años cuando un equipo
de exploración de petróleo perforó un pozo de gas natural y lo abandonó dejando
gran parte del pozo sin explorar y permitiendo que hubiera emanaciones de gas que,
desde entonces, han ido alimentando el fuego, que sale por unos pequeños
orificios en un área de cuatro metros cuadrados. Los habitantes de la aldea
cercana utilizan los fuegos para cocinar sin tomar precauciones por la
toxicidad de las emanaciones. China es uno de los países con más incendios
subterráneos debido a que en las zonas rurales se acostumbra a cavar a mano en
busca de carbón para uso doméstico y cuando la cavidad se vuelve muy profunda
se abandona, dejando la tierra perforada, llena de pequeños pozos por donde el
aire llega hasta el carbón.
- Jharia (India): India es un país con una minería de
carbón a gran escala y es donde hay la mayor concentración de incendios
subterráneos, que han dejado amplias zonas con aguas y suelos contaminados y
han forzado la reubicación de aldeas y carreteras debido al deterioro del suelo
y al avance del fuego. En las minas de carbón de la ciudad de Jharia se
registran incendios subterráneos desde 1916, que en muchas zonas han llegado a
la superficie principalmente debido a las excavaciones mineras intensivas. A
pesar de la alta toxicidad y de que hay muchos casos de personas con
enfermedades pulmonares y otros problemas de salud, muchos habitantes de las
poblaciones cercanas trabajan en las minas porque es su única fuente de
subsistencia, aunque los que han podido hacerlo han abandonado la zona y muchos
pueblos han desaparecido.
Jharia
(India)
- Tablas de Daimiel (España): Las Tablas de Daimiel es
un Parque Nacional situado en Ciudad Real calificado como Reserva de la
Biosfera. Se trata de un humedal, un ecosistema que se denomina “tablas
fluviales”, que se forma por el desbordamiento de los ríos debido
principalmente a la falta de pendiente. En el año 2009, debido a la degradación
del suelo, a la sequía y principalmente, a la sobreexplotación de su principal
acuífero, junto con la falta de atención y mantenimiento por parte de los
organismos oficiales, se encendieron incendios subterráneos en las turbas del
parque. A principios del año 2010 se aprobó un trasvase desde el río Tajo, que no se
finalizó gracias a la llegada de abundantes lluvias que sofocaron de forma
natural los incendios y devolvieron las condiciones hídricas adecuadas para el
sustento del humedal. En estos momentos, la situación vuelve a ser delicada
debido a la sequía, a la pérdida de agua por evaporación y a la falta de
control que sigue habiendo sobre la explotación de los acuíferos. Esto ha
provocado que amplias zonas ya no estén inundadas y se tema que puedan volver a
iniciarse los incendios subterráneos.
Si sigue el desequilibrio de los patrones
climáticos del planeta, con un aumento constante y general de las temperaturas
y de las severas sequías, cada vez habrá más incendios subterráneos. Hay que
tener en cuenta que, cuando afectan zonas frías del planeta, como sucede en
Alaska y Siberia, los incendios también facilitan un incremento del deshielo
del permafrost, con todos los peligros que conlleva.
Aunque algunos incendios
subterráneos son de origen natural, la actividad humana los intensifica y
multiplica y son una muestra más de todo el daño y destrucción que se provoca
al perforar la superficie del planeta para extraer todo tipo de materiales y de
que en cualquier momento se puede perder el control sobre situaciones que
pueden volverse muy peligrosas para la salud y supervivencia de los seres vivos
de nuestro bello planeta.
Fuentes:
https://gizmodo.com/what-causes-spontaneous-combustion-1486311596
https://www.lagranepoca.com/medio-ambiente/200936-misterioso-fuego-subterraneo-arde-desde-hace-59-anos-en-china.html
http://edition.cnn.com/2016/05/11/americas/wildfire-resurrections/index.html
https://ensia.com/features/underground-fires-huge-harmful-hidden/
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