Publicado por David Arbizu
LAS ÁREAS PROTEGIDAS DEL PLANETA
Según la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN), un área protegida es “un espacio geográfico claramente
definido, reconocido, dedicado y gestionado, mediante medios legales u otros
tipos de medios eficaces, para conseguir la conservación a largo plazo de la
naturaleza y de sus servicios ecosistémicos y sus valores culturales asociados”.
Esta definición implica una implementación de acciones enfocadas en el cuidado,
mantenimiento y protección de un área protegida, algo que forma parte de las
responsabilidades de los gobiernos de cada país, pero también, especialmente,
del nivel de conciencia con el que lo seres humanos se relacionan e interactúan
con esas áreas.
Actualmente en la Tierra hay más de 200 000 áreas protegidas
terrestres que en total cubren un 15% de su superficie terrestre. En el mapa que sigue a
continuación se muestran las áreas protegidas terrestres (color rojo) y las
áreas protegidas marinas y costeras (color azul).
La primera área protegida se creó en 1872 y fue
el Parque Nacional de Yellowstone (USA). A partir de
entonces empezó el movimiento mundial de creación de áreas protegidas. La UICN
considera que la denominación “área protegida” abarca las siguientes categorías
de espacios dependiendo del grado de protección que el área requiere:
1. Reserva
Natural Estricta o Área Natural Estricta: Son lugares donde es necesaria una gran protección para la supervivencia de ecosistemas, especies y otros rasgos
de geodiversidad que se degradarían y/o destruirían si se vieran sometidos a
cualquier impacto humano significativo.
2. Parque Nacional: Áreas donde el
objetivo es proteger la biodiversidad natural junto con la estructura ecológica
subyacente y los procesos ambientales sobre los que se apoya. El objetivo también
es promover la educación y el uso recreativo.
3. Monumento Natural: Lugares
donde se quieren proteger los rasgos naturales específicos sobresalientes y la
biodiversidad y los hábitats asociados a ellos.
4. Áreas de Manejo de
Hábitat/Especies: Áreas donde hay mayor interacción con actividades humanas
enfocadas en el mantenimiento, conservación y restauración de especies y
hábitats.
5. Paisajes Terrestres y Marinos Protegidos: Lugares donde el objetivo
es proteger y mantener el paisaje (terrestre y/o marino) y la conservación de
la naturaleza del lugar y también promover la interacción con actividades
humanas desde valores de respeto y conservación.
6. Áreas Protegidas con
Recursos Manejados: Son zonas donde el objetivo es que se haga un uso sostenible
de los recursos naturales. Es la categoría de menor grado de protección. El
enfoque sigue siendo la protección y conservación pero con actividades humanas
enfocadas en el uso de los recursos del lugar.
Parque Nacional de Yellowstone (USA)
A pesar de que cada vez hay más
áreas protegidas y el objetivo de que para el año 2020 se llegue a un 17% de
superficie terrestre planetaria protegida, la biodiversidad y el equilibrio de
los ecosistemas, hábitats y estructuras que forman la naturaleza del planeta están
cada vez más dañados por la actividad humana y sigue avanzando con gran rapidez
la sexta extinción masiva. Hace pocos días hemos sabido que el “Overshoot Day”
o “Día del Exceso Terrestre”, que representa el día del año en el cual el
consumo de recursos naturales por parte de los seres humanos excede la
capacidad del planeta de regenerar tales recursos durante ese mismo año, es el
próximo 1 de agosto, la fecha más temprana jamás registrada y que para mantener
nuestro apetito devastador actual por los recursos necesitaríamos el
equivalente a 1,7 Tierras.
Relacionado con esta perspectiva pesimista, un estudio
publicado en la revista Science el pasado 18 de mayo revela que 3,7 millones de
kilómetros cuadrados de las áreas protegidas, es decir, el 32,8%, están muy
degradadas por la presión humana, otro 42% está sometido a la influencia de
nuestras actividades sin que, de momento, haya constatación de perjuicios
notables y solo el 10% está completamente libre de amenaza, aunque ese 10%
corresponde a zonas remotas de Rusia, Canadá y una parte muy austral de la
Patagonia Argentina y Chilena. Las zonas más degradadas son los lugares donde hay
una intensa presión humana debido, sobre todo, a la construcción de carreteras, la agricultura intensiva y la
urbanización y todo ello va de la mano de actividades devastadoras como la
deforestación, la minería y la extracción de todo tipo de materiales
especialmente a través de la perforación del suelo, ya sea en los continentes o
en los océanos. A todo esto hay que añadir la degradación que provoca la
superpoblación del planeta y el avance tecnológico que permite accesos y
desplazamientos a todos los puntos del planeta junto con toda la expansión
contaminante que eso conlleva y el desequilibrio que supone el desplazamiento
de especies invasoras, algo que se considera una de las situaciones de mayor
destrucción de ecosistemas y hábitats a nivel planetario.
Una plataforma petrolera varada junto a la isla de Sitkalidak (Alaska)
El pasado mes de mayo
se celebró en Medellín (Colombia) la sexta sesión de la Plataforma
Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de
Ecosistemas (IPBES). Esta Plataforma cuenta con 129 Estados Miembros y cuatro
Socios Institucionales de las Naciones Unidas: UNESCO, PNUMA, FAO y PNUD. En la
sesión se expusieron y aprobaron informes de evaluación correspondientes a tres
años de trabajo y estudio sobre la biodiversidad y los ecosistemas. Estos
informes constatan la devastación de la biosfera y cómo esta situación
alarmante pone en peligro la propia subsistencia humana, de manera que apuntan
a proporcionar una base de conocimiento para la acción global sobre la
biodiversidad, de la misma manera que el Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático de las Naciones Unidas es utilizado por los legisladores para
establecer objetivos de emisión de carbono.
Estas son algunas declaraciones
interesantes de dos personas relevantes del IPBES: Según la Dra. Anne
Larigauderie, Secretaria Ejecutiva de IPBES: “Actuar para proteger y promover
la biodiversidad es al menos tan importante para lograr estos compromisos (acuerdos de la Plataforma) y
para el bienestar humano como lo es la lucha contra el cambio climático global”. Robert Watson, presidente de IPBES, declaró: “El momento de actuar fue ayer o anteayer”
y añadió: “Los gobiernos reconocen que tenemos un problema. Ahora necesitamos
acción, pero desafortunadamente la acción que tenemos ahora no está en el nivel
que necesitamos”.
Realmente el momento de actuar fue hace mucho tiempo. De
hecho, desde 1977 ha habido más de 140 informes científicos advirtiendo sobre
el deterioro del clima y de la naturaleza, de toda la biosfera y sus sistemas, sin contar
todos los informes alarmantes que año tras año van saliendo a la luz, muchos de
ellos realizados por grandes empresas, en los que se reconoce el gran perjuicio
que va a representar seguir adelante con políticas enfocadas solo en los
beneficios y ganancias de dichas empresas, en la mayoría de los casos también
involucradas con los gobiernos de cada país afectado. Ahora el desafío
ambiental exige una respuesta del ser humano de ámbito global, donde toda la
humanidad adopte la firme postura y convicción de que se acaba el plazo para
poder mantener ese “bienestar humano” a costa de la destrucción del planeta,
porque esa destrucción, ahora ya a corto plazo, también va a ser la del propio
ser humano.
Fuentes:
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