LAS CIUDADES Y EL CAMBIO CLIMÁTICO: LAS ISLAS DE CALOR
En muchos países ya hace muchos años que se experimenta una migración de zonas rurales a zonas urbanas y, en especial, a grandes ciudades. Conforme aumentan las consecuencias de la crisis climática que sufre nuestro planeta, irá en aumento lo que se conoce como "migración climática" o movimiento de "refugiados climáticos", de manera que las ciudades serán, cada vez más, una pieza clave del futuro próximo que vamos a afrontar y será de vital importancia su rol y su responsabilidad para convertirse en piezas clave de la implementación y consolidación de medidas y avances que aseguren la supervivencia de sus habitantes pero también la de todo el planeta.
Uno de los fenómenos y términos que cada vez es de más actualidad es el de “islas de calor” o “islas de calor urbano” (UHI, por sus siglas en inglés) de las ciudades. Una isla de calor urbano es un área urbana o área metropolitana que es significativamente más cálida que sus áreas rurales circundantes debido a actividades humanas, al propio establecimiento y crecimiento de la ciudad y a su relación con el entorno, con la naturaleza, a si ha imperado la fuerza de la expansión y la construcción por encima del estudio y respeto de cada ecosistema, de cada parte de la superficie que iba a ser absorbida y urbanizada.
Cada ciudad necesitaría un estudio concreto debido a sus condiciones particulares, a todo lo que forma su medio ambiente. En este sentido, se podría analizar si la ciudad está en una zona elevada o baja, si tiene montañas o no a su alrededor, si es una ciudad costera o de interior, así como todo lo relacionado con los patrones climáticos correspondientes a su ubicación geográfica en el planeta. Al mismo tiempo, hay algunos factores que impulsan las islas de calor que se pueden considerar generales y todos están directamente relacionados con la gestión y desarrollo que han tenido las ciudades, por eso se observa cómo las islas de calor son impactantes en grandes ciudades con cascos antiguos, con núcleos o centros históricos desde donde la ciudad se ha ido expandiendo sin respetar la naturaleza circundante, eliminando o cubriendo zonas que ahora serían clave para la buena respiración de la ciudad. Tal como indica la doctora Elda Luyando, investigadora del grupo de Cambio Climático y Radiación Solar del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México): "Es importante señalar que este fenómeno es un producto de la forma en que han crecido las ciudades y no algo propio de las cuestiones meteorológicas".
Las soluciones que se pueden desarrollar e implementar van a ser diferentes para cada ciudad, aunque algunas puedan ser de más fácil aplicación por la mayoría. Está claro que se van a tener que plantar más árboles y plantas y cuidar y fomentar las zonas ajardinadas y parques. Los árboles son seres que, además de la importancia de la sombra que generan, aportan sostenibilidad a la ciudad: limpian y enfrían el aire, regulan las temperaturas, respaldan la calidad del agua y administran el flujo, así que contrarrestan el efecto de la isla de calor y además brindan beneficios notables y contrastados sobre la salud mental y física de los habitantes. También es importante que las ciudades tengan zonas de agua cuidadas y que todo flujo de agua mantenga su pureza y movimiento natural. Algunas ciudades, tanto por su situación como por su economía y peor planificación de su crecimiento, no van a poder cuidar, recuperar y aumentar sus zonas verdes y sus zonas o corrientes de agua, pero en todo caso hay un movimiento global y una mayor comprensión para enfocarse en ello y aprovechar las cualidades propias de cada ciudad. Para ello es importante que haya comunicación y coordinación entre los diversos departamentos que rigen la ciudad en cuanto a parques y naturaleza y los departamentos enfocados a la expansión y construcción urbana, al control de la contaminación y también de la salud pública.
Al mismo tiempo, aumenta la preocupación por el cuidado y mantenimiento de los espacios verdes de las ciudades y por evitar al máximo la utilización de aparatos que consuman energía y contaminen el aire. También hay un movimiento importante para que el ciudadano sea consciente del consumo que realiza, ya que lo que se compra tiene un impacto sobre el clima de su ciudad, pero también de otros lugares y de todo el planeta, y muchos estudios y organizaciones hablan de que es la hora de aprender a consumir menos. Tal como expresa Jeroen van der Heijden, experto en clima e investigador de la Universidad Victoria de Wellington (Nueva Zelanda): "La gente tiende a olvidar que la mayoría de los productos que consumimos y nuestras huellas de carbono personales se importan de otros lugares para darnos una gran vida en las ciudades modernas en las que vivimos", y añade: "Si realmente queremos hacer una contribución significativa para reducir las emisiones de carbono, debemos hacerlo mucho mejor que construir casas ecológicas y "verdes". Tenemos que repensar cómo vivimos y lo que consumimos".
Muchas ciudades importantes se están agrupando para formar una red fuerte y compartir y poner en marcha medidas basadas en una voluntad de cambio para afrontar la crisis climática y para que la ciudad sea un punto avanzado, de un alto nivel de conciencia, donde el bienestar de sus habitantes pueda ir de la mano de una forma de vida responsable, de respeto por la propia ciudad y por el planeta. Una red importante es la organización “C40”, que está principalmente enfocada en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. La C40 engloba a 94 grandes ciudades de todo el mundo que aglutinan a más de 700 millones de habitantes. Los análisis realizados por esta organización también exponen la importancia de la reducción del consumo y el control para utilizar formas sostenibles sobre la construcción, el transporte y la electrónica. Para alcanzar los objetivos deseados, que también significan una reducción de las islas de calor, es necesario que los gobernantes de las ciudades se acerquen a los ciudadanos, a los habitantes, para que el movimiento sea fuerte, desde abajo y desde arriba, desde el día a día de cada ser humano que habita una ciudad hasta la creación e implementación de leyes que defiendan esos objetivos que, conforme avanza el tiempo y se acentúa la crisis climática del planeta, se van haciendo imprescindibles para la propia supervivencia. Esperemos que se consiga y las ciudades puedan ser el gran e importante referente para el desarrollo evolutivo del ser humano en equilibrio y respeto con su planeta y todos sus seres vivos.
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario