sábado, 31 de octubre de 2020

Evento del mes de octubre

 Redactado y publicado por David Arbizu

LA MINERÍA DEL LITIO

Se denomina “minería” a la actividad relacionada con la explotación de las minas, que son los yacimientos desde donde se extraen y tratan los minerales o cualquier material acumulado en el suelo y el subsuelo. Se considera una de las actividades más antiguas que ha realizado el ser humano, y actualmente es una de las principales actividades económicas que desarrollan e impulsan la mayoría de los países del mundo. Hay diversos tipos de minería, dependiendo de los procesos necesarios para extraer los diversos materiales, y con el paso del tiempo ha habido grandes avances tecnológicos para llevar a cabo las extracciones, alcanzando puntos de difícil acceso o de gran profundidad y buscando también obtener el máximo de rentabilidad. Actualmente, en un mundo donde la tecnología está dominando nuestras vidas y nuestras decisiones, tanto a nivel individual como a nivel de micro y macroeconomía, algunos materiales, muchos de ellos descubiertos recientemente, se vuelven absolutamente imprescindibles para la materialización de los avances tecnológicos, y entonces hay una verdadera explosión de demanda a nivel global que acelera los proyectos mineros, la búsqueda de nuevos yacimientos y los métodos de explotación.

Desafortunadamente, como casi siempre que se habla de actividades humanas donde el objetivo prioritario son los propios beneficios, sin tener en cuenta el medio ambiente, la biosfera, los ecosistemas, el resto de seres vivos y el equilibrio necesario para sostener una estabilidad planetaria, el resultado acumulado y que va in crescendo muestra una enorme devastación y unos daños, en muchos casos irreparables, producto de las actividades mineras.

Minería de litio en Bolivia

Desde hace unos quince años, uno de los materiales más cotizados es el litio, incluso se le denomina el “oro blanco”. El gran incremento de su demanda está directamente relacionado con el desarrollo y aumento de la producción de baterías para teléfonos móviles, ordenadores portátiles, vehículos eléctricos, turbinas eólicas, placas solares y muchos dispositivos que requieran disponer de energía almacenada en baterías. Conforme parece que, a nivel global, el primer objetivo de la mayoría de expertos, países y grupos intergubernamentales es que desciendan las emisiones de dióxido de carbono junto con la quema de combustibles fósiles, el litio aparece como parte de la “solución verde y sostenible”, especialmente si se le relaciona con los vehículos eléctricos, que ahora están siempre en portada como el futuro cada vez más próximo al que tendrán que llegar todos los propietarios de vehículos por el bien del planeta. Incluso el año pasado, 2019, la Academia Sueca de Ciencias concedió el Premio Nobel de Química a los tres científicos que han desarrollado las baterías de iones de litio, y el veredicto del jurado reconocía que los laureados “han sentado las bases de una sociedad inalámbrica y libre de combustibles fósiles”.

Pero todo el proceso que implica la fabricación de una batería de litio no tiene nada de “verde” ni de sostenible, al igual que todo proceso de perforación y extracción de materiales de la Tierra. Nuestro avance tecnológico y todo el acceso a determinados productos por parte de gran parte de la sociedad, impulsando su demanda desde maniobras de márquetin de efecto global, ha provocado la introducción de las baterías recargables, pero su producción y la falta de tecnología adecuada para su reciclaje pueden provocar que se conviertan en la próxima gran crisis medioambiental.

El litio se encuentra en la naturaleza de dos formas distintas, y cada una de ellas implica un tipo de minería diferente en relación con el proceso de extracción. Una de ellas, hasta ahora la que parecía menos rentable, es a nivel subterráneo, mezclado en rocas con otros minerales, lo cual dificulta y encarece el proceso de extracción. Australia utiliza este tipo de minería y es el mayor productor de litio a nivel mundial, con grandes compañías operando y una legislación permisiva y que incentiva las inversiones. El otro tipo de extracción es el que se realiza en las salmueras naturales, que se encuentran en los lagos salinos y en los salares. Los países con este tipo de salmueras que contienen grandes cantidades de litio son Chile, Bolivia y Argentina. Estos tres países forman lo que se conoce como “Triángulo del Litio”. En Chile, el lago más explotado y con mayor producción es el Salar de Atacama, en Bolivia el Salar de Uyuni, y en Argentina el Salar del Hombre Muerto y el Salar de Olaroz, aunque hay algunos más en explotación y otros que se han clausurado por la presión popular y el aumento constante de las protestas para defender el propio salar junto con el medio ambiente y el derecho al agua, especialmente de muchas comunidades indígenas estrechamente vinculadas con el salar como parte de su realidad y subsistencia.

Estos lagos, o salares, están conectados con un cuerpo subterráneo de salmuera que los alimenta, así como con acuíferos vitales para la vida de toda la zona que rodea y depende de los lagos, ya que todos se encuentran en lugares muy áridos y estos lagos representan el principal acceso a agua potable para la mayoría de los seres vivos. En realidad, estos lagos funcionan como un oasis dentro de un ecosistema muy árido, y es a su alrededor donde se desarrolla la vida y se crean vínculos de subsistencia. 

En los salares, el proceso consiste en perforar en el salar para llegar a la capa de agua que está saturada de sal (salmuera). Entonces se bombea esa agua salada hasta la superficie, dejándola evaporar hasta que queda una masa sólida rica en litio. Esa masa se manipula para obtener carbonato de litio, el compuesto de litio más utilizado, y para ello se utilizan muchos químicos, la mayoría de ellos de alta toxicidad. Este proceso genera un gran desequilibrio, ya que al bombear desde la profundidad del salar, el agua dulce de los laterales de la cuenca se va hundiendo para llenar el espacio dejado por la salmuera extraída, de forma que cada vez queda menos agua para cultivos, animales y personas. Al mismo tiempo, los valiosos y escasos acuíferos subterráneos, que representan la recarga hídrica del salar, quedan sobreexplotados y en muchos casos pueden llegar a secarse y ser difíciles de recuperar. Por si fuera poco, el viento arrastra y desplaza por la atmósfera grandes cantidades de esas sales, que acaban con la vida de muchas plantas y organismos, además de provocar enfermedades.

Otro aspecto negativo es la enorme cantidad de agua que se evapora y que también se utiliza para los procesos finales de obtención del carbonato de litio. Hay que tener en cuenta que para la batería de un coche normal se precisan unos 6 kg de litio y conseguirlos puede representar una pérdida de unos 12.000 litros de agua. Otro dato impactante es que para producir una tonelada de carbonato de litio se evaporan aproximadamente medio millón de litros de salmuera.

Piscinas de evaporación en el Salar de Atacama (Chile)

Especialmente desde el año pasado, 2019, se han encontrado más yacimientos de litio en otros países. En Europa destacan los yacimientos de Alemania, con rocas de baja concentración de litio, Portugal, donde parece que ya han empezado las extracciones, y España (provincia de Cáceres), donde se alarga el proceso de inversión e inicio de instalaciones debido a que hay partes implicadas en contra del establecimiento de estos complejos mineros. Otro país que sí que ha entrado con gran fuerza dentro de las previsiones de explotación es México, donde se han encontrado las reservas de litio más grandes del mundo cerca de la cordillera de Sierra Madre Occidental, en el estado de Sonora. También se ha encontrado litio en Perú, donde se está preparando un proyecto de ley para regular su explotación. El tipo de extracción de estos yacimientos de Portugal, España, México y Perú, se basa en la extracción de roca del subsuelo, pero las altas concentraciones de litio encontradas hacen que sean proyectos muy atractivos para las grandes compañías mineras del mundo, que están principalmente en manos de Canadá, China, Estados Unidos, Australia y Suecia.

En la mayoría de los países con proyectos de minas o con minas ya funcionando, muchos geólogos, ecologistas y defensores de los espacios naturales hace tiempo que advierten de todo el daño que causa esta actividad. En algunos lugares, especialmente en Argentina, la presión popular ha conseguido el cierre de las minas del Salar de Salinas Grandes y de la Laguna de Guayatayoc, pero normalmente los gobiernos y las grandes compañías tienen más fuerza y frenan cualquier movilización en contra, además de que ofrecen puestos de trabajo y sueldos en zonas de alto nivel de pobreza. Como sucede prácticamente en todo tipo de actividad minera, de perforación y extracción, el primer impacto a considerar es la pérdida de biodiversidad desde el inicio del proyecto, desde la construcción de instalaciones, carreteras y todo lo necesario para llevar a cabo la actividad. Esta pérdida llega tanto desde la deforestación, desde la destrucción de espacios enormes, como desde la contaminación de los ecosistemas, empezando desde la construcción de las instalaciones y continuando con todos los movimientos de transporte de materiales necesarios para la mina y de materiales que salen ya procesados junto con todos los residuos. La contaminación y degradación siempre llega también a los sistemas acuáticos del lugar, a los acuíferos y a los ríos, que son sobreexplotados al extraer grandes cantidades de agua necesaria para los procesos químicos de filtrado, muchos de los cuales son procesos de lixiviado en ácido sulfúrico y de calcinación con sales de sulfato. Estos procesos emplean de millones de metros cúbicos de agua para la disolución del mineral y su reacción con ácidos, y generan lodos y aguas fuertemente contaminadas que deben depositarse en enormes piscinas o depósitos de decantación, que son verdaderas bombas tóxicas.

En el caso del litio, es un producto altamente tóxico para todos los seres vivos. El cuerpo humano tiene alrededor de 7 miligramos de litio y a partir de 15 miligramos ya se considera altamente tóxico. También es un producto que se utiliza en psiquiatría para enfermedades mentales, con dosis extremadamente pequeñas, así que absorber dosis mayores tiene un gran impacto sobre la salud mental. Por desgracia, desde las instalaciones mineras continuamente llegan noticias, desde todo el mundo, que demuestran que son muy frecuentes las fugas, vertidos, rotura de depósitos de residuos, explosiones y otro tipo de accidentes, así que nunca se consigue alcanzar la seguridad mínima para operar con este tipo de materiales.

Mina Greenbushes (Australia)

A esta nueva “Fiebre del Oro”, los investigadores le dan un plazo máximo de demanda de unos 20 o 30 años, algo que acelera el interés de las grandes compañías para intensificar sus inversiones y sus producciones de litio. Esto provoca la falta de valoración de la devastación que se lleva a cabo y, especialmente, de todo el legado tóxico que se va a dejar en el futuro. Muchos gobiernos solo se centran en los beneficios económicos del litio sobre la economía global del país y no controlan los impactos ambientales ni el abuso sobre las poblaciones locales, que solo acceden a puestos de trabajo poco cualificados y de baja remuneración. Normalmente, las grandes compañías mineras hacen sus inversiones, sacan sus beneficios, y cuando ya no les conviene cierran sus minas sin hacerse cargo de sus responsabilidades, unas responsabilidades muchas veces pactadas a su conveniencia, especialmente si las explotaciones se realizan en países más pobres que el de origen de esas grandes compañías.

Durante el año pasado, 2019, la oferta de litio excedió la demanda, y ahora, en 2020, con la crisis de la pandemia del Covid-19, algunas compañías están operando al mínimo de su capacidad o incluso han frenado sus planes de inversión, ya que se prevé un año complicado incluso con una caída de un 15% de su precio. Y estas son acciones con repercusiones en las propias minas, con despidos de trabajadores y abandono de los trabajos de mantenimiento, y todo ello acaba repercutiendo en el medio ambiente, en el equilibrio de los ecosistemas, en la salud de los seres vivos, además de empobrecer mucho más a la población.

Otro importante tema a tener en cuenta es el del reciclado. Actualmente, las baterías de iones de litio que equipan los vehículos eléctricos se reciclan principalmente en China, junto a otros países asiáticos, pero gran parte de los materiales no se recuperan y el proceso no está exento de riesgos ambientales. Además, los costes de transporte y almacenamiento de las baterías usadas recogidas, junto con las pobres condiciones del mercado de piezas recicladas, hacen que reciclar dé muy pocos beneficios y se mantenga por la obligatoriedad legislativa.

La conclusión es que toda actividad minera conlleva enormes daños de todo tipo. Si habláramos de otros materiales que, como el litio, ahora están muy cotizados, como el cobalto o el coltán, que también se utilizan en baterías y en la fabricación de teléfonos y ordenadores, y cuyas principales minas están en África, estaríamos hablando de situaciones de abuso extremo, de esclavitud sobre muchos pueblos. Esto sucede concretamente en el Congo, donde la mayoría de las minas son ilegales y están controladas por grupos armados que obligan a las personas a trabajar en las minas sin ningún tipo de seguridad ni mínima retribución. A algunas minas se las llama “fosas comunes” por la gran cantidad de personas que han muerto al quedar enterradas.

Creo que no van a descubrirse nuevas tecnologías más eficientes y respetuosas con el planeta, con la vida, mientras no haya un cambio de conciencia que represente que el ser humano alcanza un verdadero nivel de amor y respeto por toda la biosfera, por todos los seres vivos, por todos los espacios de este bello planeta que no le pertenecen. Cuando se llegue a ese nivel de conciencia, también aparecerán y se desarrollarán tecnologías apropiadas y alineadas con formas de pensar y actuar acordes y exigibles para un ser que debe liderar el planeta deteniendo la crisis planetaria que él mismo ha provocado y organizando su vida y subsistencia bajo la comprensión del funcionamiento de la biosfera, de los patrones climáticos, de la propia vida, de sentir amor, respeto y honor por habitar este impresionante planeta.  



Fuentes:

https://www.dw.com/es/el-impacto-medioambiental-del-litio/av-55295111?fbclid=IwAR1YQVGgHVOWK69xObD5WUY1oZIx_uSW8F0rVWWQMiKtbnFhFJA1ruMKCLc

https://www.bioguia.com/salud/que-es-el-litio-y-cual-es-el-impacto-ambiental-de-su-extraccion_29283722.html

https://www.efe.com/efe/america/mexico/alertan-sobre-impacto-en-el-medioambiente-de-la-extraccion-litio-mexico/50000545-4187073

https://www.bbc.com/mundo/noticias-50082466

https://es.mongabay.com/2019/04/litio-chile-argentina-bolivia/

https://www.foroambiental.net/litio-afecta-al-medio-ambiente-las-comunidades-originarias/

https://es.euronews.com/2019/10/10/las-baterias-de-iones-de-litio-merecen-realmente-un-nobel-por-su-ayuda-al-medioambiente

https://es.euronews.com/2019/08/16/exportando-contaminacion-quien-esta-pagando-el-coste-ecologico-de-tu-coche-electrico

https://www.sqm.com/acerca-de-sqm/recursos-naturales/nuestros-recursos/

https://www.elindependiente.com/futuro/2018/02/04/coltan-congo-antonio-pampliega/

https://www.ocmal.org/las-complicaciones-para-el-litio-este-2020/

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