Redactado y publicado por David Arbizu
INCREMENTO CONSTANTE DE REFUGIADOS CLIMÁTICOS EN TODO EL PLANETA
El tema de los refugiados climáticos es un gran
problema en constante crecimiento. Un refugiado ambiental, refugiado climático
o emigrante ambiental es una persona obligada a migrar o ser evacuada de su
región de origen por cambios rápidos o a largo plazo de su hábitat local
relacionados con el cambio climático. En muchos países pobres siempre ha habido
una migración desde zonas rurales a urbanas, especialmente a grandes ciudades
que se han ido expandiendo con barrios de personas marginadas, con un alto
nivel de pobreza y una mínima o nula atención recibida. Esto está aumentando
cada vez más conforme las condiciones climáticas perjudican gravemente las
actividades agrícolas y ganaderas, conforme se pierden cultivos o se mueren
animales que son el único sustento de muchas familias. De hecho, actualmente ya
hay más personas que han tenido que abandonar sus hogares por razones
climáticas que por guerras o conflictos armados.
Cada vez está más claro que,
con la crisis climática actual, en cualquier zona del mundo se pueden crear
migraciones climáticas. Aunque parezca que en países más ricos se tiene más
seguridad y frente a lo que nos puedan transmitir los medios de comunicación,
se sabe, por ejemplo, que en muchas partes de Estados Unidos las aseguradoras
ya no aceptan los seguros frente a desastres climáticos, o que en Luisiana
todavía hay muchas familias intentando reconstruir sus casas que fueron
destruidas por huracanes en el 2020, familias que viven en refugios y que
todavía no han recibido la ayuda del gobierno. Así que la gravedad podría ir
aumentando en todos los países, aunque las condiciones extremas siempre se
verán en países pobres que además pagan el precio de la devastación y aceleración
del cambio climático provocado por los países más ricos. Pero si, por ejemplo,
pensamos en la erupción del volcán de La Palma, en España, donde parece que hay
familias que ya están recibiendo ayudas económicas y donde el gobierno ha
declarado su intención de invertir para la recuperación cuando acabe la
erupción, ¿qué pasaría si además del volcán llegara un huracán o un terremoto
que devastara otra zona de la península, del estado español? No podría haber
ayudas para todo el mundo, aunque tuvieran su derecho a tenerlas, y el estado
podría caer prácticamente en bancarrota porque debería reparar también todos
los daños sobre sus propias instalaciones de servicios básicos afectadas.
La imagen
superior corresponde a migraciones climáticas desde Angola a Namibia debido a
la extrema sequía que ha devastado campos de cultivo y matado animales de
granja. Otro ejemplo de refugiados climáticos lo encontramos en las islas
Kiribati por el aumento del nivel del mar. Kiribati es un país de Oceanía
compuesto por 33 islas que están viendo cómo se las traga el océano. También en
Estados Unidos, en zonas como Luisiana, hay personas o familias que han perdido
sus hogares tras el paso de un huracán y puede que no tengan posibilidades para
reconstruir y empezar de nuevo. Actualmente estamos siendo testigos de cómo en la
isla de La Palma, con la gran erupción volcánica en curso, muchas familias han
tenido que abandonar sus hogares llevándose lo que podían antes de que la lava
lo devastara todo.
Se calcula que desde el año 2008 hasta el 2018 hubo un
promedio de 24 millones de personas que cada año tuvieron que desplazarse
debido a catástrofes naturales, y esta cifra va aumentando cada año. En 2018 se
publicó el “Informe Groundswell”, cuyo enfoque principal fue la preparación
para la migración climática interna, y se basaba en el estudio de tres regiones
que juntas representan el 55% de la población del mundo en desarrollo: África
subsahariana, Asia meridional y América Latina. El informe se enfocaba
principalmente en las migraciones dentro de cada país y ya advertía que las
principales causas serían la falta de agua junto con la baja productividad de
los cultivos y también el aumento del nivel del mar y todas las inundaciones
costeras provocadas por tormentas y huracanes. Muchos científicos ya advertían
que conforme se agravara la crisis climática y el calentamiento global, a toda
la lista de catástrofes se irían añadiendo eventos que parecían menos posibles
de provocar refugiados climáticos, como las erupciones volcánicas y los
terremotos, pero también estamos siendo testigos de cómo estos temas se pueden
volver extremadamente peligrosos para la supervivencia y forzar evacuaciones
definitivas de hogares y zonas habitadas.
Por lo tanto, desde la publicación de
ese informe, en 2018, hasta ahora, podemos entender que ya no sirve ese enfoque
porque todo se ha vuelto más global y se ha acentuado en todos los sentidos.
Siguen siendo enormes las cantidades de refugiados climáticos que se desplazan
dentro de su propio país, pero también aumentan las migraciones entre países,
tal como puede observarse en el mar Mediterráneo, con las migraciones hacia
Europa desde países africanos, o en la frontera de Estados Unidos con México.
Aunque muchas migraciones siguen teniendo una razón política, social o
económica, las catástrofes climáticas se van añadiendo a estos factores y
agravando la situación. Por ejemplo, ahora hay muchas personas de Haití
queriendo entrar en Estados Unidos desde México, y muchos casos son de personas
que lo han perdido todo en su país debido a terremotos y huracanes.
Se calcula
que durante el año pasado, 2020, hubo 40 millones de refugiados climáticos, y
según un informe de la ONU del pasado mes de septiembre, para el año 2050 se
calcula que unos 200 millones de personas podrían verse obligadas a desplazarse
por motivos climáticos. El informe sigue enfocándose en desplazamientos dentro
de los propios países, porque todavía no se comprende que, al ritmo actual de
empeoramiento de la crisis planetaria, habrá países enteros en los que quizás
será muy difícil la subsistencia. También relacionado con todo esto y aunque
parezca increíble que sea un informe actual, viendo todo lo que está pasando en
el planeta, el informe solo se basa en motivos
de migración provocados por los impactos del cambio climático calificados como “de
evolución lenta”, como la disponibilidad de agua, la productividad de los
cultivos y el aumento del nivel del mar, y no comprende a la mayoría de los
países de altos ingresos, ni tampoco incluye a la región de Oriente Medio o los
pequeños estados insulares en desarrollo. Otra cuestión que los informes
todavía no tratan como deberían es que cada vez más los desplazamientos son
definitivos, no son temporales como lo han sido en algunos países antes del
agravamiento de la crisis climática, donde se hacía una migración a la espera
de regresar a tierras u hogares castigados que pudieran recuperarse al cabo de
un tiempo.
Mapa de IDMC (Internal Displacement Monitoring Centre)
El mapa superior muestra los desplazamientos que hubo el año pasado
debido a conflictos y a desastres climáticos. Se puede observar que en casi
todo el mundo hubo desplazamientos, aunque destaca la cantidad en África,
Oriente Medio y sur de Asia. El tamaño de cada esfera tiene que ver con el
número de desplazamientos. El color naranja hace referencia a la cantidad
relacionada con conflictos y el azul con desastres climáticos. Menos en África,
donde los conflictos armados internos siguen siendo terribles en muchos países,
podemos observar cómo predomina el color azul, y también cómo están señalados
casi todos los países de Europa, así como de todo América, destacando la esfera
de Estados Unidos pero también las del Centroamérica y de la zona del Caribe.
Actualmente
existe un vacío legal para amparar a los refugiados climáticos. La Convención
de Ginebra de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados ampara a quienes huyen
de la persecución, guerra o violencia, pero deja fuera a inmigrantes o
desplazados por motivos medioambientales. Tal como hemos visto en el mapa
anterior, en muchos países pobres coinciden las migraciones climáticas con las
relacionadas con conflictos armados. Esto ha provocado que en muchos países se
hayan construido enormes refugios para acoger a las personas, pero siempre bajo
unas condiciones insalubres donde siguen imperando mafias y abusos. Además,
muchos de estos refugios se sitúan en zonas que son fácilmente afectadas por
eventos climáticos y se crean situaciones extremas con propagación de
enfermedades y nuevas migraciones forzadas, si es posible salir del campo de
refugiados libremente, para buscar supervivencia y seguridad. Esto también pasa
en grandes ciudades donde van creciendo suburbios marginados, donde no hay
control sobre las edificaciones ni destrucción de la naturaleza, como la tala
de árboles, y después con las lluvias llegan los desprendimientos de tierra y
la muerte y pérdida de viviendas. Hay ciudades como Yakarta, la capital de
Indonesia, que se está hundiendo rápidamente por la subida del nivel del mar, por
toda la erosión relacionada con el abuso de los acuíferos, la urbanización de
tierras pantanosas y el enorme vertido de residuos al mar y a los arroyos y
acuíferos subterráneos. Como es lógico, primero se hunden los barrios de la
periferia, más marginados, formados por personas que en muchos casos ya son
refugiados climáticos y que ahora tendrán que volver a buscar un nuevo lugar donde
vivir.
Muchos países ricos prefieren pagar a otros países para que controlen el
paso por sus fronteras y así evitar migraciones que lleguen hasta ellos, pero
todo esto se va a incrementar, por eso la cantidad de refugiados climáticos que
puede llegar a haber dentro de cada país, junto con todos los que podrían
llegar desde otros países se debe tener en cuenta inmediatamente. Por lo tanto,
se vuelve imprescindible legislar a nivel internacional para poder proteger a
los refugiados climáticos del propio país pero también a los que por
situaciones catastróficas requieran una ayuda vital. Por desgracia, la crisis
climática también llega junto a la crisis económica, y sin una mayor conciencia
de hermandad y unidad va a ser muy difícil alcanzar soluciones óptimas para
todos los involucrados. De hecho, hay zonas donde ya hay conflictos muy graves
entre la población del país y los emigrantes, sean o no refugiados climáticos.
Una noticia de hace una semana hablaba de las tensiones entre emigrantes y
habitantes de Iquique, en Chile, que está cerca de la frontera con Bolivia,
desde donde están llegando muchos migrantes latinoamericanos, especialmente de
Venezuela. Se hizo una manifestación antiinmigrantes con miles de personas
participando que casi acabó en verdaderos linchamientos de migrantes
venezolanos, que fueron robados e insultados. Esto es un ejemplo de lo que está
sucediendo y aumentará en muchas zonas si no se dictan leyes adecuadas que
protejan los derechos de todas las personas, sean o no emigrantes o refugiados.
Y dentro de las normativas y leyes, también se deberían castigar realmente
todas las actividades que provocan que las personas tengan que abandonar su
tierra, sus hogares y medios de vida. Hace un momento que he hablado de la
ciudad de Yakarta. Otro ejemplo lo encontramos en todo el Delta del río Níger,
en África, donde cada vez hay más migraciones forzadas porque las explotaciones
petroleras han contaminado el río de tal manera que se ha vuelto un flujo de
toxicidad y muerte en lugar de una fuente de vida. Por algo hace tiempo que se
indicaba que cuanto mayor éxito tuvieran las actividades industriales humanas, que
por desgracia siempre están relacionadas con la devastación, más iría
aumentando el número de refugiados climáticos. Dicho de otra manera: cuanto
mejor le va a la industria, peor le va a la naturaleza, y también más se
acentúa la crisis climática y las dificultades para sobrevivir en muchas zonas
del planeta.
La imagen superior es de Ioane Teitiota, declarado por la ONU como
el primer refugiado climático. En el año 2015, él abandonó una isla de Kiribati
y emigró a Nueva Zelanda, solicitando ser “refugiado climático” alegando que el
aumento del nivel del mar en su pueblo natal había provocado “la escasez de
espacio habitable, lo que a su vez había provocado violentas disputas por la
tierra”. A consecuencia de ello, apelaba que su vida estaba en peligro tanto
por las disputas como por el aumento del nivel del mar, que se estaba tragando la
isla. Primero su petición fue denegada y fue deportado con su mujer y sus hijos
de vuelta a Kiribati, pero presentó una denuncia ante el Comité de Derechos
Humanos de la ONU, que no falló a su favor pero sí advirtió que los gobiernos
podrían estar violando los acuerdos de la ONU si devuelven a las personas a
situaciones en las que el cambio climático ha creado riesgos mortales. Años más
tarde, en enero de 2020, Nueva Zelanda fue el primer país en considerar el
estatus de refugiado de cambio climático en su normativa, cuando determinó que
era ilegal obligar a los “refugiados climáticos” a regresar a sus países de
origen. Otro caso sucedió en diciembre de 2020, cuando el Tribunal de Apelación
de Burdeos anuló la obligación de abandonar el territorio francés de una
persona natural de Bangladesh que sufría graves problemas de salud e
insuficiencia respiratoria, derivados de la mala calidad de aire de su lugar de
origen. El tribunal, además de contemplar las cuestiones médicas, tuvo en
consideración las condiciones climáticas de Bangladesh para dictaminar que la
persona solicitante de asilo corría el riesgo de agravar su salud y de
exponerse a una muerte prematura si volvía.
Actualmente son varios los países
que están estudiando la forma de adaptar sus leyes para la posible recepción de
refugiados climáticos. En España, las organizaciones Greenpace y la Comisión
Española de Ayuda al Refugiado han presentado un informe al gobierno español
como una forma de presión para que desde las administraciones públicas españolas
se reconozca al refugiado climático y se promueva el establecimiento de vías
legales y seguras en casos de movilidad humana forzada. Ambas organizaciones
recalcan en el informe las dificultades que viven los países y comunidades con
menos recursos, que normalmente son las que menos han contribuido al
calentamiento global y en cambio deben adaptarse a las consecuencias de los
efectos del cambio climático, entre las que se encuentran la necesidad de
migrar, algo que consideran una situación injusta. Desgraciadamente, es fácil
que vaya más rápido la llegada de catástrofes que la efectividad de los
gobiernos e instituciones para desarrollar e implementar leyes adecuadas, pero
es un tema directamente ligado a la crisis planetaria y de la humanidad que
acabará provocando situaciones muy tensas y complicadas donde también se podrá
observar hasta qué punto puede haber una verdadera conciencia de hermandad y
amor en el ser humano.
Fuentes:
https://www.internal-displacement.org/global-report/grid2021/
https://elpais.com/sociedad/vidas-nuevas/2021-06-18/desplazamientos-forzosos-por-desastres-naturales-y-cambio-climatico-200-millones-en-2050.html
https://www.ecoavant.com/medio-ambiente/mas-ambicion-climatica-y-acogida-de-refugiados-ambientales_7127_102.html
https://ecoblog.mcp.es/l4r/amparo-legal-para-los-climigrantes/
https://www.cear.es/wp-content/uploads/2021/10/informe-huir-del-clima.pdf
https://www.lavanguardia.com/natural/20211006/7772676/greenpeace-cear-exigen-gobierno-reconozca-refugiado-climatico.html?fbclid=IwAR1B9KOXhxZvys7_kxLCTxLgP4E-tGSkOF2f3Owr-cEeNqXo_TiNV1X1iz4
https://www.internal-displacement.org/global-report/grid2021/
https://elpais.com/sociedad/vidas-nuevas/2021-06-18/desplazamientos-forzosos-por-desastres-naturales-y-cambio-climatico-200-millones-en-2050.html
https://www.ecoavant.com/medio-ambiente/mas-ambicion-climatica-y-acogida-de-refugiados-ambientales_7127_102.html
https://ecoblog.mcp.es/l4r/amparo-legal-para-los-climigrantes/
https://www.cear.es/wp-content/uploads/2021/10/informe-huir-del-clima.pdf
https://www.lavanguardia.com/natural/20211006/7772676/greenpeace-cear-exigen-gobierno-reconozca-refugiado-climatico.html?fbclid=IwAR1B9KOXhxZvys7_kxLCTxLgP4E-tGSkOF2f3Owr-cEeNqXo_TiNV1X1iz4
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