Publicado por David Arbizu
DESPUÉS DEL FENÓMENO DE EL NIÑO, LA NIÑA
El fenómeno de El Niño empezó aproximadamente a finales de
mayo de 2015 y ha estado y sigue afectando muchas zonas del planeta provocando
grandes tormentas e inundaciones y olas de frío así como falta de precipitación
y severas sequías junto con olas de calor.
El Niño-Oscilación Sur (ENSO) se genera cuando los vientos
alisios del Pacífico no son lo suficientemente fuertes como para desplazar las
corrientes oceánicas superficiales desde las costas de Sudamérica hacia el área
de Australia y el sureste asiático. Este hecho provoca que las aguas cercanas a
las costas de Sudamérica se mantengan a una temperatura más elevada de lo
normal e incluso haya una corriente de aguas calientes desde el Pacífico oeste
hacia el este y que una corriente fría y profunda que llega desde la Antártida
no pueda emerger a la altura de Chile y sur de Perú. El resultado es que las tormentas
tropicales que normalmente afectarían el sur de Asia, Indonesia y Australia se
formen sobre diversas partes de Sudamérica y Centroamérica.
Como sabemos, los efectos de cualquier alteración en una zona
de la Tierra van a tener una influencia sobre todo el planeta. Además, al igual
que se producen patrones diferentes en el Océano Pacífico, también sucede lo
mismo en el Atlántico (Oscilación del Atlántico Norte) y en el Índico (Dipolo
del Océano Índico) y todos están enlazados. En el siguiente mapa se observan
estos efectos en cuanto a calor y sequía y frío y humedad o lluvia a nivel planetario.
Pero el gran
desequilibrio que sufren los sistemas de la Tierra actualmente hace que estos
estudios y cálculos ya no se puedan establecer con la misma rigurosidad que
antaño. De este modo, hay situaciones que sí hemos podido observar durante el
2015 y principios de 2016, como las elevadas temperaturas sobre Alaska y parte
de Canadá, las olas de calor en Australia y en el sur de África, así como en
Japón, las graves tormentas y olas de frío sobre el norte de México y el sur de
Estados Unidos y también en zonas de Perú y Argentina, que han provocado
grandes inundaciones que siguen afectando muchas zonas debido a las crecidas de
los ríos más importantes. Desde un análisis global, lo que sí que se ha
constatado es la polaridad del clima y que muchos lugares que han sufrido olas
de calor, como Japón, también más tarde han sufrido olas de frío y grandes nevadas, que
muchos lugares habitualmente secos, como la zona desértica de Chile, han
recibido lluvias torrenciales absolutamente inusuales.
También se ha
observado que las tormentas no han acabado de llegar a California, que
atraviesa una gravísima sequía, aunque parece que sí que lo están haciendo
durante estas últimas semanas de marzo, con nevadas en sus sistemas montañosos.
En cuanto a África, en la zona conocida como el Cuerno de África, que en el
mapa está señalada como zona húmeda, sí ha habido algunas tormentas, pero han
persistido las altas temperaturas y se ha ido agravando la sequía ya existente.
Este desequilibrio también ha llegado al Atlántico y, en general, Europa ha
tenido un invierno cálido, aunque han llegado algunas tormentas polares que han
afectado sobre todo a Reino Unido y también han llegado a España.
En general se ha constatado un aumento de la temperatura del
agua de todos los océanos y que este aumento no solo se localiza en las capas
superficiales sino que ya está afectando a las capas de agua más profundas.
Este calor, que ha formado enormes masas de agua caliente, también altera las
previsiones y facilita la subida de corrientes de aire caliente hacia el norte,
tanto a través del océano Pacífico como del Atlántico, que están provocando una
condensación de calor en el Ártico y un incremento del deshielo que también afecta
gravemente a Groenlandia y, consecuentemente, al Cinturón Oceánico o
Circulación Termohalina Planetaria.
Mientras en el hemisferio norte entramos en la primavera y el
episodio de El Niño sigue afectando el clima en buena parte del planeta,
comienzan a surgir especulaciones sobre si el fenómeno de La Niña marcará parte
de 2016. Así como El Niño se relaciona con aumento de las temperaturas, La Niña
se relaciona con descenso de las temperaturas, generalmente hablando. La Niña
puede traer fuertes tormentas y precipitaciones sobre Indonesia, Australia y
sur de Asia y también provocar vórtices polares con grandes tormentas de nieve
que descenderían desde el Ártico sobre Norteamérica. Estas tormentas árticas
podrían afectar a Europa dependiendo de la fuerza de la baja presión que se
forma sobre Islandia y de la regularidad y equilibrio de la corriente de chorro
o Jet Stream.
En Sudamérica,
el área de la costa del Pacífico podría sufrir un clima muy frío y seco, aunque
en el hemisferio sur estén en primavera y verano y en cambio se generarían
lluvias torrenciales sobre la parte noreste y la costa Atlántica. En la zona
del cuerno de África se agravaría la sequía y en el sur del continente podría
haber fuertes tormentas e inundaciones.
Con la
situación actual de desequilibrio global de los patrones climáticos del
planeta, no se puede asegurar cuál va a ser el comportamiento real en ningún
lugar. Cada vez más hay que tener en cuenta más factores como, por ejemplo, el
calentamiento general de la atmósfera y los océanos, los gases acumulados en la
atmósfera, la capa de ozono, la actividad solar, el deshielo del Ártico y de la
Antártida y todos los efectos fruto de las actividades devastadoras del ser
humano, que incluirían el fracking, las explotaciones de todo tipo en mares, océanos
y en la superficie de los continentes, la deforestación y todo lo relacionado
con la energía nuclear, desde las fugas y accidentes de las centrales nucleares
hasta las pruebas armamentísticas y toda la destrucción que provocan las
guerras que están sucediendo.
Fuentes:
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