Publicado por David Arbizu
GRAN PROYECTO DE GEOINGENIERÍA SOLAR PARA CONTROLAR EL CALENTAMIENTO GLOBAL
La Royal
Society, la sociedad científica más antigua del Reino Unido y una de las más
antiguas de Europa, define geoingeniería como la “manipulación intencionada a
gran escala del clima planetario para contrarrestar el calentamiento global”. Para
realizar esa manipulación se desarrollan métodos a aplicar sobre los sistemas
de la Tierra y estos métodos están enfocados en dos temas principales que son
la gestión de la radiación solar y la reducción del dióxido de carbono.
A finales
del mes pasado se dio a conocer la puesta en marcha de un gran proyecto de
geoingeniería solar, desarrollado por la Universidad de Harvard y presentado
como un programa de investigación, que consiste en la inyección de aerosoles en
la atmósfera, exactamente a 20 km de altitud, dentro de la estratosfera. La
previsión es hacer dos inyecciones o dispersiones, la primera con agua y la
segunda con carbonato de calcio y que para el año 2022 ya se haya realizado una
valoración de la viabilidad y efectividad de esta “siembra atmosférica
artificial”. Dependiendo de los resultados, más adelante se podrían llevar a
cabo pruebas con óxido de aluminio o incluso con diamantes.
El objetivo
es conseguir los efectos atmosféricos de refrigeración de una erupción
volcánica de cierta magnitud, que con la emisión de ceniza y gases produce
grandes nubes que impiden el paso de los rayos solares y la consecuente
disminución de la luz solar absorbida, pero en este caso se busca aumentar el albedo,
que es el porcentaje de radiación que se refleja hacia el exterior.
Simulación del albedo desde los océanos y las capas de hielo
Desde el
momento en que se ha hecho público el proyecto han empezado a aparecer las
reacciones de los científicos, reacciones claramente divididas entre los
defensores y los detractores de la geoingeniería. Los científicos que han
desarrollado el proyecto han dejado claro que las cantidades utilizadas para
estas pruebas serán mínimas y los partidarios de la geoingeniería consideran
que, aunque cualquier intento de una solución de tecnología solar todavía
parece estar a años de distancia y debe considerarse un complemento a la
política de reducción de emisiones, es importante llevar a cabo todas las
investigaciones posibles para avanzar en el control del clima y poder llegar a
desarrollar soluciones efectivas frente al calentamiento global y la situación cada
vez más extrema y peligrosa que estamos experimentando a nivel planetario.
Por
otro lado, los científicos que están en contra advierten que esta no es la
solución, ya que no se tienen en cuenta todas las reacciones y efectos sobre
todos los sistemas del planeta y cualquier acción o influencia va a crear una
reacción en forma de desajuste y desestabilización. En este sentido, Kevin
Trenberth, uno de los autores principales del Panel Intergubernamental de las
Naciones Unidas sobre el cambio climático, ha dicho: “Reducir la radiación
solar entrante afecta el clima y el ciclo hidrológico. Promueve la sequía.
Desestabiliza las cosas y podría causar guerras. Los efectos secundarios son
muchos y nuestros modelos no son lo suficientemente buenos para predecir los
resultados”.
Todos los
sistemas de la Tierra que afectan al clima están interconectados y cualquier
alteración va a provocar un cambio cuya dimensión no se puede calcular con
anticipación, tal como advierte el conocido científico David Suzuki: “Estas
consecuencias no deseadas vienen en parte de nuestra tendencia a ver las cosas
de forma aislada, sin entender cómo se interconecta toda la naturaleza. Algunas
soluciones propuestas también pueden dar lugar a resultados inesperados”. Los
científicos todavía no conocen cómo funciona el planeta y, de hecho, muchos
están declarando que los cambios que ahora estamos experimentando sobre los
patrones climáticos están fuera de su capacidad de análisis y comprensión. Relacionado
directamente con el tema que nos ocupa, tenemos los ejemplos de la erupción del
volcán Pinatubo (Filipinas), en 1990, que bajó 0,5ºC la temperatura global y la erupción
del Monte Tambora (Indonesia), en 1815, que provocó un “año sin verano” en toda Europa, con
la consecuente pérdida de cosechas, hambruna y aparición de enfermedades.
La atmósfera y la superficie de la Tierra vistas desde el espacio
Algo que advierten
periodistas especializados y científicos contrarios a la geoingeniería solar es
que esté siendo promocionada por fundaciones, compañías o gobiernos que lo que
quieren es defender la utilización de combustibles fósiles y busquen frustrar
los recortes de emisiones. La geoingeniería puede recibir un gran impulso por
parte del nuevo gobierno de Donald Trump, en Estados Unidos, en cuya administración
han entrado “negacionistas del cambio climático” y defensores de cualquier
estrategia para proteger a las grandes compañías, como las petroleras, cuyo
negocio está directamente relacionado con la emisión de gases de efecto
invernadero y la contaminación y destrucción del planeta.
Este proyecto de geoingeniería solar de Harvard podría ir en
contra de una moratoria sobre geoingeniería adoptada en 2010 por la Convención
de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica, que se reafirmó en
diciembre en México, pero los Estados Unidos es uno de los pocos países que no han
ratificado la convención de la ONU, creando un vacío potencial para realizar experimentos
que, como este proyecto, son financiados por fundaciones importantes como la de
Bill Gates, donde grandes empresarios y capitalistas pueden estar amparados
mientras solo defienden sus intereses particulares.
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