Publicado por David Arbizu
ACCIDENTE EN LAS INSTALACIONES NUCLEARES DE HANFORD. EL GRAN PELIGRO DEL ALMACENAMIENTO Y GESTIÓN DE LOS RESIDUOS RADIACTIVOS
El pasado martes,
9 de mayo, la planta de Hanford, conocida como Hanford Site, volvió a ser
noticia por el derrumbamiento que se produjo en un túnel que contiene grandes
cantidades de material radiactivo y altamente peligroso y la consecuente
declaración de alerta. Los trabajadores de las instalaciones cercanas al túnel
fueron rápidamente evacuados y el resto de trabajadores de la planta
trasladados a refugios protegidos. No se considera que haya habido fuga de
contaminación o radiactividad y el agujero ya ha sido reparado, pero este accidente ha
hecho que muchas miradas se vuelvan a dirigir hacia Hanford y aumente la
preocupación por la gran amenaza que supone esta gran instalación, que es una
verdadera bomba nuclear y radiactiva con un poder de destrucción que algunos
expertos han descrito como “un Chernóbyl subterráneo a punto de colapsar”.
Imagen del agujero que se formó al colapsar el techo del túnel
La
planta nuclear de Hanford se encuentra a unos 300 km de Seattle (Estado de
Washington-EE.UU.). Empezó a funcionar en 1943 con un reactor y una planta de procesamiento.
Fue el primer lugar del mundo donde se construyó un reactor de producción de
plutonio a gran escala. Entre 1944 y 1987 se produjeron más de 67 toneladas de
plutonio para el programa de defensa de Estados Unidos y de sus instalaciones
salió el plutonio utilizado en las bombas nucleares detonadas sobre
Hiroshima y Nagasaki.
En Hanford actualmente hay cinco
plantas de procesamiento que han procesado 110 000 toneladas de fuel desde 9
reactores nucleares instalados a lo largo del río Columbia. En la planta
también se produjeron 20 millones de barras de combustible de uranio para
alimentar esos reactores. Durante años, todos los residuos se vertieron en
zanjas o depósitos subterrráneos y cuando, en 1987, se paró la producción de
plutonio, se calcula que se habían producido unos 212 millones de litros de
residuos radiactivos, de los cuales se calcula que más de 4 millones de litros
se han filtrado directamente a la tierra y una parte también ha llegado al río
Columbia. En 1989 se iniciaron las labores de limpieza, un proyecto con un
precio elevadísimo que se calculaba que podía durar más de 50 años.
Imagen de Hanford Site y el río Columbia
Hoy en
día, Hanford Site es el lugar más contaminado con armas nucleares de los Estados Unidos.
Muchos estudios demuestran y advierten de los riesgos de seguridad para los más de 8 000 trabajadores de Hanford, encargados de las labores de limpieza y
descontaminación, así como para las comunidades y poblaciones que se
encuentran más próximas al lugar, donde se ha constatado que hay mayor probabilidad de contraer muchos tipos de enfermedades.
Como sucede en la mayoría de almacenes de
residuos nucleares y radiactivos, los tanques que contienen ese tipo de
residuos no resisten toda esa carga energética altamente corrosiva y se acaban
creando fisuras y filtraciones que llegan al subsuelo, a los acuíferos y a las
vías fluviales, mares u océanos próximos a esas instalaciones. Algo que también
es común en muchos lugares de almacenamiento de residuos nucleares es que los
primeros tanques utilizados solo tenían una cubierta de una capa y rápidamente
se quebraban y empezaban las filtraciones, lo cual suponía pasar a utilizar
tanques de dos capas aunque, al final, también acaban fallando y no soportando
la corrosión. Todo ello retrasa la duración de las labores de limpieza y
aumenta considerablemente el coste de estos proyectos.
La crisis nuclear de
Japón ha puesto al descubierto un problema cada vez mayor y de ámbito mundial,
que es la gestión y almacenamiento de los residuos radiactivos, sobre todo
generados por las centrales nucleares pero también todos los que tienen
relación con armamentos y sistemas de propulsión, como los utilizados por los
submarinos nucleares y otros dispositivos militares. En todo el mundo, muchas
centrales están llegando al final de su vida operativa y, aparte de producir
energía eléctrica, están ejerciendo de almacén de sus propios residuos
radiactivos debido a que no existen almacenes acondicionados ni preparados para
guardarlos adecuadamente y con medidas de seguridad viables y fiables. Una
parte de la gravedad del accidente de Fukushima se debe a que las piscinas de
los reactores estaban llenas de barras de combustible que ya habían sido
reemplazadas pero no retiradas.
Solo en Estados Unidos hay más de 72 000
toneladas de residuos radiactivos acumulados en los reactores nucleares que hay
en más de 30 estados y no hay donde almacenarlos. Algunos grandes almacenes,
como parte del Laboratorio Nacional de Los Álamos (Nuevo México) y la Planta
Piloto de Aislamiento de Residuos (Nuevo México), ya han sufrido muchos
accidentes y otros proyectos, como el almacén bajo la montaña Yucca Mountain
(Nevada) han sido suspendidos por las críticas y advertencias sobre la poca
estabilidad a nivel geológico y su alta peligrosidad.
Como ya he expresado
antes, este es un problema de escala mundial. En España, las centrales
nucleares también están llegando a edades que deberían significar su cierre, a
pesar de los intentos de prorrogar su vida por parte de las empresas nucleares.
También existe el problema del almacenamiento y proyectos como el del Almacén
Temporal Centralizado de Villar de Cañas (Cuenca), donde se pretende alojar todos los residuos
de las centrales nucleares españolas, que se van retrasando por la
presiones de la opinión pública, de algunas instituciones y grupos ecologistas
y por los estudios geotécnicos y geológicos que alertan de la poca fiabilidad y
estabilidad del terreno. Verdaderamente no se ven soluciones a corto plazo y sí
un aumento de lugares con altas concentraciones de residuos muy peligrosos por
todo el planeta que son verdaderas bombas de relojería difíciles de controlar.
Y todo esto sin hablar de lugares como el fondo de los océanos o bajo el hielo
de Groenlandia, como la base militar estadounidense “Camp Century”, un proyecto que se canceló, pero eso no impidió que se dejaran enterradas grandes cantidades de residuos de todo tipo que se pueden liberar multiplicando
todo este gran problema al que nos enfrentamos.
Camp Century (Groenlandia), base militar de Estados Unidos
Esperemos que lleguen
soluciones con tecnologías más avanzadas y de resultados óptimos y definitivos
y, sobre todo, que haya una mayor conciencia sobre el peligro de todo lo
relacionado con la energía nuclear, un peligro que afecta a todo el planeta.
Fuentes:
No hay comentarios:
Publicar un comentario