Publicado por David Arbizu
LA BÓVEDA DEL FIN DEL MUNDO
En la isla de Spitsbergen, en el archipiélago noruego de Svalbard, se
encuentra la Bóveda Global de Semillas, también llamada Banco Mundial de
Semillas y popularmente conocida como la “Bóveda del fin del mundo”. Se trata
de un banco de germoplasma o banco de semillas, un almacén subterráneo enorme
donde se guardan semillas de miles de plantas de cultivo de todo el mundo.
Entrada y fachada exterior
Desde
el año 2006 se han creado unos 1300 bancos de germoplasma en todo el mundo. Una
de sus finalidades es conservar semillas de plantas que han sido utilizadas
para la producción agrícola pero que actualmente ya no se emplean y pueden
llegar a extinguirse; otra finalidad principal es proteger esas semillas de
eventos catastróficos de cualquier tipo y, consecuentemente, garantizar la
seguridad del suministro de alimentos de la humanidad en caso de un desastre
global.
La Bóveda Global de Semillas de Svalbard empezó su actividad en 2008.
Se conoce como “Bóveda del fin del mundo” porque está preparada para resistir
grandes catástrofes como terremotos, actividad volcánica, aumento del nivel del
mar y también impactos de bombas nucleares y radiación. Estas propiedades,
junto a las condiciones de bajas temperaturas y niveles de humedad que
proporcionan su ubicación, la diferencian de otras instalaciones y hacen que se
considere el banco central, el almacén principal, para todos los otros bancos
de germoplasma del mundo. Hay otro banco, situado en el oeste del Himalaya, que
reúne unas condiciones climatológicas similares pero que no ofrece los mismos
niveles de seguridad ni la capacidad de almacenamiento de esta bóveda, que
puede llegar a contener 4,5 millones de muestras de semillas (cada muestra
contiene unas 500 semillas) y que ahora se calcula que almacena 930 000
variedades de semillas diferentes provenientes de cientos de países.
Dibujo de la estructura completa
La
bóveda está excavada en una montaña y se accede a ella a través de un túnel de
120 metros de longitud excavado en el suelo y el permafrost (parte profunda del
suelo de las regiones frías permanentemente helada). Dentro de la bóveda hay un
sistema de refrigeración para que la temperatura se mantenga a -18ºC y estanterías
donde se guardan las semillas en sobres de aluminio sellados y ordenados en
cajas de plástico. Debido a su ubicación, en el caso de que hubiera un fallo
del sistema de refrigeración, se prevé que la temperatura se mantendría por
debajo de los -4ºC durante largo tiempo, temperatura considerada como el límite
de seguridad para un óptimo mantenimiento de las semillas.
Uno de los pasillos del almacén, en el interior de la bóveda
A mediados de este
mes, mayo de 2017, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard ha sido noticia
porque ha habido una pequeña inundación en la entrada, debido al agua acumulada
fruto del deshielo, que ha afectado parte del túnel. No es la primera vez que
sucede esta situación, pero esta vez era mayor la cantidad de agua acumulada
que entró en el túnel, donde se congeló y, aunque en ningún momento puso en
peligro la parte interna donde se almacenan las semillas, el incidente sí que
hizo que aparecieran dudas sobre la seguridad de la instalación.
El
Archipiélago de Svalbard también sufre las consecuencias de las altas
temperaturas que se están registrando en el Ártico desde hace muchos meses. A
finales del año pasado se registraron temperaturas medias de 7ºC por encima de
lo normal, algo que está acelerando el derretimiento de las capas de hielo de
la superficie y, sobre todo, del permafrost, que ha llegado a superar el punto
de fusión. Cuando se construyó la bóveda no se preveía que el deshielo del
permafrost sería una amenaza, más bien al contrario, se consideraba que el
permafrost daba consistencia a la estructura, pero, curiosamente, la
estabilidad y seguridad de la “Bóveda del fin del mundo”, preparada para
soportar todo tipo de eventos catastróficos, se ha visto vulnerada por las
consecuencias del calentamiento global. Tal como ha declarado Hege Njaa Aschim,
del gobierno noruego: “No estaba en nuestros planes pensar que el permafrost
podría no estar allí y que experimentaría el clima extremo de esa manera”.
Los
administradores de la bóveda, que son el gobierno noruego junto con la organización
Global Crop Diversity Trust y el Centro Nórdico de Recursos Genéticos, ya han
puesto en marcha una serie de medidas para afrontar el problema, como construir
zanjas de drenaje, impermeabilizar el túnel y eliminar los equipos eléctricos
del túnel, ya que son fuentes de calor. También han emitido comunicados
dirigidos a los depositantes de semillas y al público declarando que las
semillas están completamente seguras, que no se han producido daños en las
instalaciones y se están tomando las medidas apropiadas para prevenir futuros
incidentes, de manera que la bóveda seguirá siendo el banco de semillas más
seguro del planeta, aunque yo añadiría: “con el permiso del permafrost y de
todos los cambios inesperados, no previstos, que la crisis planetaria pueda
aportar”.
Fuentes:
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