Publicado por David Arbizu
EL EFECTO DE LOS RAYOS CÓSMICOS SOBRE EL CLIMA Y LA METEOROLOGÍA DE LA TIERRA
A principios del siglo pasado, algunos científicos ya
intentaban demostrar que no toda la electricidad atmosférica provenía de la
radiación generada por los elementos radiactivos que hay en la superficie del
planeta y los gases que producen, tal como se había creído hasta entonces y en
el año 1921, tras varios experimentos concluyentes, el físico estadounidense Robert
Andrews Millikan llamó “rayos cósmicos” a la fuente de radiación extraterrestre
que llega a nuestro planeta. Desde entonces, ha habido muchos estudios sobre
los cambios y alteraciones que provocan los rayos cósmicos, cuya radiación
afecta a los pasajeros y, sobre todo, a las tripulaciones de los aviones e incluso,
según algunos estudios, puede afectar con arritmias cardíacas a la población en
general.
Los rayos cósmicos son chorros de partículas altamente energéticas que
viajan a través del espacio a una velocidad próxima a la de la luz y que
impactan en masas o cuerpos espaciales que encuentran a su paso, tal como
sucede en la Tierra. Se considera que gran parte de las partículas que los
forman provienen de fenómenos astrofísicos violentos, como las explosiones de
supernovas, las fulguraciones solares y también los resultados de sus colisiones
en su viaje por el espacio. Aunque es difícil poder precisar el origen de los
rayos cósmicos, se sabe que parte de los que llegan a nuestro planeta se
originan en nuestro Sol, otra parte proviene de fuentes galácticas y una
pequeña parte proviene de fuentes extragalácticas.
Cuando impactan en la
Tierra, los rayos cósmicos menos energéticos son absorbidos por las capas altas
de la atmósfera, pero los más energéticos penetran hacia las capas más
inferiores interaccionando con sus átomos y produciendo lo que se denomina
“cascadas de partículas”, que puede llegar a la superficie.
Desde mitad del
siglo pasado, muchas investigaciones se han centrado en la relación entre los
rayos cósmicos y la actividad solar. Se sabe que cuando hay mayor actividad
solar también hay menor impacto de rayos cósmicos en nuestro planeta, debido a
que el efecto de las llamaradas solares y las eyecciones de masa coronal
apartan los rayos cósmicos que se dirigen hacia la Tierra. Al mismo tiempo, una
menor actividad solar permite que los rayos cósmicos alcancen nuestro planeta y
entren con más fuerza en la atmósfera. Ahora, en un momento de baja actividad
solar, mientras nos encaminamos hacia un mínimo solar que va a llegar entre los
años 2019 y 2020, la Tierra está recibiendo un mayor impacto de rayos cósmicos,
algo que también lo facilita el hecho de que el campo magnético terrestre se ha
debilitado. De hecho, estudios científicos demuestran que, desde marzo de 2015,
los rayos cósmicos se han intensificado en un 13% y se espera que este
porcentaje vaya en aumento mientras disminuye la actividad solar. Un ejemplo de
esta baja actividad es que, desde principios de 2017 hasta la mitad del mes de
mayo, ha habido 34 días sin manchas solares en el disco solar, una cifra que ya
supera la de todo el año 2016.
En 1996, unos físicos daneses sugirieron que los
rayos cósmicos son importantes en la formación de las nubes. Desde entonces,
muchos experimentos y pruebas científicas se han enfocado en estudiar la
relación entre la entrada de rayos cósmicos en nuestra atmósfera y la formación
de nubes y, en general, la comunidad científica está de acuerdo en que un aumento
del flujo de rayos cósmicos genera un aumento de nubes a escala global.
Las
nubes consisten en pequeñas gotitas que se forman cuando el agua se condensa
alrededor de pequeñas partículas que hay en la atmósfera, llamadas
“aerosoles”. Cuando los aerosoles alcanzan un tamaño mínimo, pueden crear
núcleos de condensación en los que se condensa el vapor de agua, algo que
conduce a la formación de nubes. Se ha demostrado que las partículas liberadas por
los rayos cósmicos ayudan a la formación de aerosoles y a que se ensamblen las
partes que generan los núcleos de condensación que van a formar las nubes.
Las
nubes son un elemento central de los modelos climáticos porque reflejan la luz
del Sol hacia el espacio y limitan así la cantidad de energía que proviene del
Sol. Al mismo tiempo, son campos que sostienen gran cantidad de energía en un
proceso continuo de calentamiento y enfriamiento y son grandes contenedores,
filtradores y repartidores del agua del planeta. Por lo tanto, una mayor o
menor formación de nubes en la atmósfera va a tener una incidencia
significativa sobre el clima y, en concreto, sobre un disminución o aumento de
las temperaturas globales, de ahí que los rayos cósmicos tengan un efecto sobre
el clima de nuestro planeta.
Proceso de la interacción de los rayos cósmicos y la formación de nubes
Ahora estamos experimentando un cambio climático
extremo que se define principalmente como un calentamiento global, pero con nuestro
Sol dirigiéndose hacia un mínimo solar, una mayor entrada de rayos cósmicos va
a suponer un incremento de la formación de nubes y que haya un enfriamiento.
Según algunos científicos, las glaciaciones o edades de hielo que ha habido en la Tierra han
tenido lugar en situaciones como las que ahora se están desarrollando, algo que
reafirma la teoría sobre la llegada de una mini-edad de hielo que coincidirá
con ese mínimo solar que se espera para el año 2019-2020.
No todos los científicos
están de acuerdo en la importancia del efecto de los rayos cósmicos. Aunque parece
ser que una gran mayoría coincide en que su entrada en la atmósfera impulsa la
formación de nubes, algunos no consideran que lo hagan con la fuerza y potencia
suficiente como para que ese efecto sea significativo y determinante. Durante
este año, 2017, se han realizado pruebas científicas que parecen dar la razón a
ambas teorías, la que considera que los rayos cósmicos sí tienen un efecto importante
y la que considera que no porque su incidencia sobre la formación de nubes no
es significativa a escala global. Lo que sigue estando claro es que
desconocemos el verdadero funcionamiento de la biosfera de la Tierra y de todos
sus sistemas interconectados que dan forma a los patrones climáticos y que también
desconocemos la verdadera interacción del planeta con el espacio exterior y con
otras fuentes manifestadas como, por ejemplo, los rayos cósmicos. ¡Queda mucho
por aprender!
Fuentes:
http://spaceweather.com/archive.php?view=1&day=29&month=08&year=2016
http://noticiasdelaciencia.com/not/8441/rayos-cosmicos-y-formacion-de-nubes-en-la-atmosfera-terrestre/
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