viernes, 29 de mayo de 2020

Evento del mes de mayo

Redactado y publicado por David Arbizu

LAS PLAYAS: LOS ECOSISTEMAS MÁS FRECUENTADOS Y MENOS CONOCIDOS

Una playa es un espacio geográfico formado por un depósito de sedimentos no consolidados que está situado en la costa, que es la zona de interacción y transición entre una superficie terrestre, ya sea un continente o una isla, y el mar, entre los sistemas terrestres y los marinos. Se considera que las playas son biotopos costeros totalmente dinámicos, tanto por su formación y continuos cambios morfológicos como por su composición y los diversos tipos de vida que habitan en ellas o que las utilizan en parte de sus procesos vitales, como es el caso del desove de algunos animales. En general, se desconoce la complejidad de estos ecosistemas, su importancia como punto clave de equilibrio entre la relación “tierra-mar” e incluso “aire”, porque estos tres elementos aportan las condiciones ambientales determinadas que configuran una playa, además de todo lo relacionado con la radiación solar que pueda recibir y las temperaturas habituales correspondientes a su ubicación en el planeta.

Aunque para nosotros la playa es la parte de arena que nos permite llegar al mar desde una parte terrestre más interna, en realidad se considera que el espacio abarca toda la zona influenciada por los procesos marinos junto con el viento. Esto significa que se extiende desde el límite terrestre de las mareas, las olas y las dunas costeras formadas y arrastradas por el viento, hasta el punto en el mar donde las olas interactúan significativamente con el lecho marino, un punto a partir del cual, mar adentro, ya no hay un movimiento notable de sedimentos. Las playas forman verdaderos ecosistemas que desempeñan un papel importante en la regulación química de nuestra atmósfera y llevan a cabo funciones de gran importancia entre las que destacan el almacenamiento y transporte de sedimentos; el filtrado del agua, relacionado con la descomposición de materiales orgánicos y todo tipo de contaminantes, y también con el proceso de mineralización y reciclaje de nutrientes; el almacenamiento de agua en acuíferos de dunas junto con la descarga de agua de acuíferos subterráneos; el sostenimiento de una estructura vital para muchos animales que viven en la playa y para que otros puedan anidar, criar, desovar, encontrar un lugar de reposo en sus migraciones y también un lugar donde alimentarse; y el amortiguamiento del oleaje y la protección frente a eventos climáticos severos.

Lighthouse Beach (Nueva Gales del Sur-Australia)

Las características de las zonas terrestres y de las marinas, así como los vientos habituales de cada lugar, son las que generan que cada playa sea diferente, que puedan habitar diversas especies, que se aglomeren o se desplacen continuamente los sedimentos, que varíe toda su capacidad de filtración y también que sea distinta su forma de amortiguar la energía y fuerza del oleaje al llegar a la zona terrestre. Aunque esta función de protección y amortiguamiento es común para todas las playas, existen tres tipos de playas dependiendo de cómo sea este proceso: por un lado están las “playas disipativas”, de perfil suave, grano de arena fino, gran amortiguación de las olas y pocas corrientes de resaca; por otro lado están las “playas reflectivas”, de perfil pronunciado, grano de arena grueso, menor amortiguación de las olas y con corrientes de resaca; y entre estos dos tipos están las “playas intermedias”, que a su vez se pueden dividir en cuatro subtipos y son las que presentan formas y estados que no son claramente disipativos ni reflectivos. La imagen superior nos muestra un tipo de playa intermedia con partes de disipación del oleaje y zonas de corrientes de resaca, de canales más profundos y de color más oscuro, formadas entre las zonas donde se ven las olas rompiendo.

La arena de la playa está formada por partículas acumuladas fruto de la erosión de piedras y minerales junto con fragmentos de conchas marinas. Gran parte de estos materiales son sedimentos transportados por las corrientes y las olas, pero también se ha comprobado que una parte importante ha llegado desde la erosión de zonas internas terrestres y el transporte de sedimentos que llegan al mar desde los ríos y luego se trasladan por la línea costera gracias a las corrientes marinas que se mueven a lo largo del litoral. Se considera que una playa está formada cuando ha alcanzado naturalmente un ciclo equilibrado entre la acreción y la erosión.

En la imagen que sigue a continuación se puede ver la playa del Ahuir (Valencia-España) como un ejemplo de playa disipativa con su parte de arena y la parte posterior de dunas, con su especial vegetación adaptada a esas condiciones, hasta que llega la elevación del terreno que significa la transición del final de la playa hasta un nuevo terreno y ecosistema más interior, con otra vegetación y otro funcionamiento.

Playa del Ahuir (Valencia-España)

En las playas habitan una gran variedad de organismos vivos, desde microorganismos hasta peces que viven principalmente en aguas poco profundas y cerca de la línea costera. Las especies más numerosas son los moluscos, como las almejas y los caracoles, los crustáceos, como los cangrejos y las pulgas de arena, que no son pulgas sino crustáceos que tienen ese nombre por su capacidad de saltar, y muchos tipos de gusanos; a nivel vegetal también destacan las algas y diversos pastos marinos. 
El estado de la playa es muy importante para la supervivencia de los seres que la habitan. Por ejemplo, los cangrejos de arena se mueven arriba y abajo de la playa con la marea, siguiendo las condiciones del agua que prefieran. Estos animales altamente móviles utilizan más del 60% del ancho total de la playa en el transcurso de un año y se retiran a la playa superior para escapar de eventos extremos como tormentas. Otros animales, que pueden llegar a ser tan pequeños como los granos de arena, tienen hábitos cavadores y se mueven verticalmente, enterrándose más o menos según sus necesidades, por protección en los momentos de bajamar o incluso para mantener el grado de humedad que requieran o las zonas a alcanzar para encontrar alimentos.

Cada vez que llega y se expande una ola sobre la playa, trae nuevos recursos importantes para todos los seres vivos que la habitan, porque está transportando alimentos, nutrientes y oxígeno. Cuando la ola se eleva y avanza por la ladera de la playa, el agua de mar se hunde en la arena y drena hacia el océano mientras se realiza un gran filtrado que elimina partículas diminutas de algas y otros materiales orgánicos que proporcionan una fuente de energía para la comunidad de la playa.

Las playas son fuentes de alimento para muchas aves y peces que aprovechan especialmente la subida y bajada de las mareas para alimentarse, y también sirven como importantes zonas de reproducción para animales que no residen permanentemente en ellas, como es el caso de algunos peces que desovan en la arena, al igual que las tortugas. Las playas también pueden ser zonas de paso y descanso para aves migratorias y también para otros animales como los leones marinos, que usan las playas para descansar, criar, dar a luz o simplemente para calentarse al sol. Incluso en el momento de escribir este artículo, durante la pandemia del coronavirus Covid-19 y el confinamiento correspondiente, se han visto muchas imágenes de animales que se dirigen al mar y a las playas, animales que no esperábamos ver cerca del mar, algo que habitualmente no sucede porque la presencia del ser humano lo impide. Esto demuestra que muchos animales aprovechan las playas y entran en el agua para refrescarse, además también pueden encontrar alimentos como pastos y peces muertos que el mar haya expulsado hasta la arena.

Hasta aquí todo son aspectos positivos que muestran la capacidad e importancia de estos ecosistemas y cómo encuentran su equilibrio en la adaptación a las condiciones que lo forman. Desgraciadamente ahora hay que hablar de otro ser vivo que también accede a la mayoría de las playas: el ser humano. Las playas representan uno de los puntos de mayor concentración de contaminación provocada por el hombre, especialmente en las áreas urbanizadas, que son muchas en el planeta. Muchos vertidos, tuberías de drenaje, de expulsión de residuos de todo tipo, desde aguas residuales hasta sustancias químicas tóxicas, acaban en el mar y moviéndose hacia las costas. Otras contaminaciones llegan al mar y a las playas desde la desembocadura de los ríos, desde vertidos ilegales de barcos o accidentes de plataformas petroleras, por ejemplo. A todo esto hay que añadir la propia basura y contaminación que los seres humanos dejan en la arena e incluso en el agua a través de la contaminación causada desde los productos de protección solar, etc.

Las playas, como ecosistema y hábitat, también soportan en muchos casos la contaminación lumínica de las zonas urbanizadas, la contaminación acústica causada por el hombre, que llega tanto desde la tierra como desde el mar. El ser humano también ha facilitado la llegada de especies invasoras, tanto en la zona terrestre de la playa, al plantar especies vegetales no autóctonas que se han reproducido y han aniquilado las propias del lugar, como en la zona de agua con la gran acumulación de algas que en muchos casos son tóxicas y destruyen la vida de la zona costera, tanto por su toxicidad como al crear hipoxia y matar a muchos seres por la falta de oxígeno en el agua.

Playa Collaroy (Nueva Gales del Sur-Australia)

Tal como muestra la imagen superior, el exceso de urbanización cerca de la costa, esa necesidad de estar en primera línea de mar, ha causado una gran devastación en las playas de todo el mundo. Tanto las edificaciones como todos los diques, rompeolas, construcción de puertos de todo tipo, de paseos marítimos, etc. acaban destruyendo las playas y, en muchos casos, tal como se ve en la imagen, la playa va desapareciendo porque todo blindaje y protección del oleaje realmente solo consigue provocar una mayor erosión y el avance del agua tierra adentro, de manera que el resultado es el contrario del esperado porque se bloquea la energía de las mareas y el oleaje, que en muchos casos, en lugar de liberarse armoniosamente, vuelve hacia el mar incrementando su fuerza. Ahora, con el aumento constante del nivel del mar y de las tormentas que provocan oleajes muy potentes, muchas playas van desapareciendo conforme avanza el agua y va engullendo toda la arena.

La urbanización y toda acción del hombre para adecuar las playas a sus intereses también ha provocado la destrucción de la zona de dunas y vegetación, una parte importante del equilibrio del ecosistema. Toda desestabilización provoca una pérdida, que en muchos casos es de arena en la zona donde las personas ponen sus toallas, tumbonas, parasoles, etc., y esto significa que muchas playas necesitan lo que se conoce como “alimentación o relleno de la playa”, que consiste en agregar grandes cantidades de arena o sedimento para combatir la erosión o para alargar o ensanchar la playa. Estas aportaciones de grandes cantidades de arena no autóctona pueden matar a muchos animales y desestabilizar todavía más el ecosistema, ya que es muy probable que la arena nueva no tenga el mismo tamaño de grano o composición química que la arena natural, algo que cambia el hábitat del que dependen los animales de playa. Además, a medida que el mar va erosionando la arena nueva y la va engullendo, esta puede convertirse en un fango que asfixie la vida marina tanto por el deterioro de la calidad del agua como por el cubrimiento de pastos y algas que forman parte de la cadena de vida del ecosistema. Cuando se realiza la alimentación de la playa también se utiliza maquinaria pesada que bloquea y ahoga las capas de arena, algo que también sucede cuando pasan máquinas para allanar y limpiar la arena; todo ello provoca mortandad y destrucción del ecosistema.

La imagen que sigue a continuación muestra una parte de la playa de Benidorm (Alicante-España), uno de los lugares más devastados por la urbanización, la sobreexplotación de recursos naturales y la ejecución de cambios solo para intereses turísticos y económicos, algo que ha provocado que prácticamente ya no exista la playa como un ecosistema vivo, sino que realmente sea lo que solo es capaz de ver el ser humano, un montón de arena a utilizar para su propio bienestar y como forma placentera de llegar al mar.

Playa de Benidorm (Alicante-España)

Las playas también son víctimas de la explotación minera. Se considera que la extracción de arena es la mayor actividad de minería del mundo, además de una de las más destructivas. La arena es un recurso fácil de conseguir y la extracción la pueden realizar grandes empresas con maquinaria especializada, pero también individuos que solo requieren una pala para cogerla. La mayor parte de la arena se usa para hacer hormigón, pero también para ganar terreno al mar; un ejemplo de ello lo encontramos en Dubai, un lugar famoso por sus islas artificiales, que requirieron millones de toneladas de arena. La extracción de arena destruye las playas y provoca movimientos no naturales de sedimentos que pueden causar daños al llegar a otros lugares como, por ejemplo, arrecifes de coral. Esta actividad de extracción también se realiza en ríos y lagos, porque el tipo de arena erosionada por el agua es más adecuado para la construcción que la arena del desierto, erosionada por el viento, que es demasiado redonda y no tiene tanta capacidad de adherencia.

Debido a los efectos del cambio climático, con el aumento del nivel del mar y el fortalecimiento de los fenómenos climáticos extremos, se calcula que la mitad de las playas del planeta van a desaparecer a lo largo de este siglo. De momento la acción del hombre no ayuda a mitigar estos efectos sino que los acelera. No se comprende la importancia de toda acción, no se comprende que cada paso implica una pisada y que es necesario ser consciente de qué va a causar esa pisada, especialmente en un planeta que ahora, con el confinamiento, nos ha demostrado su fuerza de recuperación, de explosión de vida saludable, algo de lo cual también depende nuestra salud. En algunos lugares se está consiguiendo una mayor comprensión y respeto de las playas como ecosistema completo, y se está dando más espacio, tierra adentro, para que las playas puedan reformarse y reequilibrarse, incluso para que puedan desplazarse conforme aumenta el nivel del mar, porque no hay que olvidar su capacidad de protección e intermediación entre las energías del mar y de la tierra. Esperemos que aumente el conocimiento y comprensión de estos ecosistemas y que todo ello impulse que se vayan tomando cada vez más medidas para cuidar las playas y permitir que se desarrollen todos sus procesos, todo su dinamismo vital del cual también dependen muchos seres vivos y, consecuentemente, la biosfera y todo el planeta.


Fuentes:

No hay comentarios:

Publicar un comentario