Redactado y publicado por David Arbizu
LA DEFORESTACIÓN
La deforestación es una
de las mayores agresiones que el ser humano está haciendo sobre el planeta, y
también representa una aceleración global del cambio climático y la crisis
planetaria. Hace 8.000 años, los bosques cubrían aproximadamente la mitad de la
superficie terrestre, pero hoy en día solo el 30% de la tierra está cubierta de
bosques.
Los bosques y las selvas son espacios con árboles y vegetación
adaptada a las condiciones del terreno, con una relación muy estrecha con el
suelo y el subsuelo, con las vías fluviales superficiales y los acuíferos, y
con el aire que los rodea junto con los vientos que los cruzan. No solo son los
pulmones del planeta, produciendo oxígeno y reteniendo carbono, uniendo fuerzas
en esta gran labor junto a los océanos, sino que son purificadores de la
atmósfera y también de las aguas que pasan por el suelo y subsuelo lleno de
raíces y animales que cumplen trabajos descontaminantes y de oxigenación. A
nivel global, los bosques sustentan la biodiversidad, forman ecosistemas vitales
que son la referencia de vida de muchas especies. Los árboles son una fuente de
vida, y se considera que en un árbol pueden vivir cientos de especies, tanto
animales como también vegetales, e incluso hay especies animales que
prácticamente solo viven en los árboles y casi no bajan al suelo. Los bosques
tienen un efecto albedo bajo por su poca capacidad de reflejar los rayos
solares, pero tienen un poder de enfriamiento sobre el planeta basado en su
capacidad de crear nubes, que sí que reflejan los rayos solares, y también
condensan la humedad generando lluvias que pueden formar parte de patrones
climáticos o simplemente de tormentas que favorezcan al propio bosque o a otras
zonas donde haya sequía.
Así que hay que comprender que la deforestación
está destruyendo seres altamente desarrollados, inteligentes, con una amplia
actividad no detectable a simple vista, con lo que se llama “red de micorrizas”
donde se genera una relación entre los hongos y las plantas, donde los hongos
crean conexiones entre los árboles mediante las cuales se comunican y también
intercambian carbono. Los hongos también suministran nutrientes a los árboles y
a cambio reciben azúcares resultantes de la fotosíntesis. A toda esta red de
asociaciones, comunicaciones e intercambio, cuyas raíces y filamentos pueden
llegar a ser kilométricos, algunos científicos la llaman “sabiduría del bosque”
y otros la han llamado “el internet de las plantas”; y esta sabiduría se ha
detectado en todos los sistemas climáticos. Así que cuando se arranca un árbol
se está haciendo una acción mucho más grave y devastadora que se tiene que ver
desde una perspectiva planetaria, especialmente si además añadimos toda la
importancia de los sistemas vegetales para el equilibrio de la biosfera y del
clima de la Tierra.
La causa más destacable de deforestación es ganar terreno
para la agricultura y la ganadería, y esto en muchas ocasiones está vinculado
con los incendios provocados en muchas partes del mundo. Antiguamente, los
pueblos nativos sabían gestionar los bosques, las partes que a veces
incendiaban de forma controlada, las zonas que ocupaban para cosechar durante
un año dejando que después la naturaleza recuperara esas tierras, dejando pasar
años antes de volverlas a utilizar. Pero ahora se necesitan enormes campos
agrícolas donde cultivar monocultivos como la soja, la palma, el cacao o
especies para obtener drogas. Incluso el cultivo del aguacate ha creado enormes
destrucciones de bosques añadiendo además el abuso y muerte de muchos
acuíferos, porque algunos cultivos requieren mucha agua y se destruye todo el
equilibrio de enormes ecosistemas. Aparte de la agricultura intensiva, también
existe una agricultura llamada de “subsistencia”, de campesinos que deforestan
para cultivar y cosechar sus propios alimentos.
Otras causas de deforestación
están relacionadas con actividades humanas como la minería, la extracción de
petróleo y gas, la caza o la utilización de los árboles para fabricación de
muebles, papel, etc. También toda construcción de carreteras, líneas de
ferrocarril, presas en ríos, plantas de energía, polígonos industriales y todo
lo relacionado con el crecimiento de ciudades y zonas urbanizadas siempre
conlleva destrucción de zonas vegetales, de suelo fértil lleno de vida. Cuando
empieza una deforestación, cualquiera que sea el motivo, siempre va a
multiplicarse por otros motivos, por personas que van a aprovechar la parte
deforestada para iniciar otras actividades que van a suponer más destrucción
del bosque o la selva.
La imagen superior muestra una tabla con los diez países
con mayor pérdida de bosques primarios del año 2020. Sabemos lo preocupante que
es la situación de la Amazonia y también de otras zonas de Brasil como El
Pantanal o el Gran Chaco. Algunas de estas zonas también incluyen a países como
Bolivia y Perú, que aparecen en la tabla, y también a Paraguay. Uno de los lugares con gran deforestación es África,
especialmente la República Democrática del Congo, la República del Congo y
Camerún. En estos países también hay muchos incendios para ganar terreno para
la agricultura, aunque sea a pequeña escala. Las dificultades de supervivencia
provocan que las tierras se exploten sin darles tiempo de recuperación. Además,
el aumento de las situaciones de pobreza y hambruna provocan que se busquen
fuentes de alimento en el bosque y se arrase con todo lo que pueda servir de
alimento. Otros países destacados son Indonesia y Malasia, con la enorme
destrucción realizada para cultivar palma de aceite, muchas veces mediante
terribles incendios. El ejemplo de México, en el lugar número 10, es el de un país
donde en amplias zonas se han diezmado los bosques y la vegetación para cultivar aguacates
debido a la gran demanda desde Estados Unidos. Esta oportunidad de negocio ha
provocado que muchas explotaciones estén en manos de organizaciones mafiosas.
Aunque
las zonas con mayor deforestación corresponden a zonas tropicales, hay que
recordar que los bosques boreales representan una de las 9 zonas que el último
informe del IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio
Climático, señaló como áreas cuya degradación podría impulsar puntos de
inflexión muy graves. Hay zonas donde se están devastando bosques muy antiguos
irrecuperables, como el bosque de Bialowieza de Polonia, donde se ha estado
permitiendo la tala incluso pasando por alto todas las advertencias de la Unión
Europea, que llegó a crear una Comisión Europea sobre Bialowieza para presionar
al gobierno polaco y conseguir que realmente se implementaran leyes de
protección. En las zonas del norte de Rusia es muy difícil el control de la
deforestación, al igual que es difícil llegar a extinguir los enormes y
devastadores incendios que en ocasiones, cuando llega el invierno, siguen
quemando bajo tierra y se podría decir que no llegan a apagarse nunca. Otros
países como Canadá y los países escandinavos juegan con su apariencia y
reconocimiento de países verdes y avanzados, pero en Canadá se siguen haciendo
verdaderas devastaciones de bosques para actividades mineras y especialmente de
extracción de arenas bituminosas para obtener petróleo. El deshielo del
permafrost también afecta a los árboles, que pierden su sustento y anclaje en
el suelo y llegan a caer o quedar muy torcidos, provocando mayor destrucción
del suelo y desequilibrios en el bosque y en muchos hábitats. Esto lo muestra la
imagen que sigue a continuación, y se conoce como “árboles borrachos”.
Pasamos
a los efectos de la deforestación. Ya he mencionado la importancia de las
superficies verdes del planeta para sostener patrones climáticos, generar
precipitaciones, nubes, humedad que puede beneficiar otras zonas. Los bosques, los
pastizales, los humedales, incluso las praderas, son reservorios de carbono y
emisores de oxígeno. También son imprescindibles para la compacidad del suelo,
para la salud de la superficie y del subsuelo, para descontaminar la tierra,
para sostener formas de vida que hacen que la tierra esté en buenas condiciones
de salud, que fluyan los acuíferos con agua pura. Por desgracia, ya se ha
detectado que la selva amazónica está liberando carbono en lugar de absorberlo
conforme el sistema está estresado y bajo condiciones que dificultan su equilibrio
e impiden cualquier posible recuperación. Desde una perspectiva planetaria,
podríamos pensar que las enormes nubes de polvo sahariano que cruzan el
Atlántico y son vitales para la salud de la selva podrían llegar a otras zonas
si cambian los vientos, o caer sobre otros lugares al no encontrar los árboles
de la selva en su camino, algo que podría ser devastador para otros hábitats y
ecosistemas; por algo el planeta se rige bajo un programa equilibrado donde
todo se sostiene perfectamente si no interviene el ser humano.
Uno de los
efectos más importantes de la deforestación está ligado con la expansión del
ser humano sobre áreas naturales y todas sus consecuencias. Hay 2 consecuencias
principales: una es la intrusión en hábitats que han sido invadidos y
urbanizados por el ser humano, provocando que los animales se vayan quedando
sin espacio ni medios de subsistencia y que empiecen a entrar en el territorio
ocupado por el ser humano, ya que en realidad era su hábitat. Esto supone
conflictos entre animales y personas, donde normalmente los animales acaban
siendo los perjudicados. La otra consecuencia, de la cual ahora somos todos muy
conscientes gracias al Covid-19, haya salido el virus de donde haya salido, es
que la invasión de espacios naturales, donde impera la deforestación,
representa un acercamiento y mayor contacto con especies que pueden ser
transmisoras de enfermedades graves y mortales que además pueden acabar en
pandemias. Por lo tanto, podemos observar que la deforestación e invasión de
espacios naturales impulsa la sexta extinción masiva y la posibilidad de
expansión de enfermedades zoonóticas.
La imagen de los jabalíes representa un
gran problema que está afectando a muchas poblaciones del planeta, y más cuando
se expande por zonas donde la especie no tiene un depredador fuerte. La imagen
del mapache es la de un animal que se ha convertido además en especie invasora
y plaga en muchos lugares por culpa del ser humano, que lo ha trasladado fuera
de sus hábitats y llevado a otros continentes. Estos animales, fuera de su
hábitat natural, causan gran daño a los ecosistemas y no tienen depredadores. Además,
los mapaches son reservorios de muchas enfermedades, pudiendo transmitir rabia,
moquillo y tuberculosis a personas, ganado y mascotas. También pueden
transmitir el virus del Nilo Occidental y parásitos intestinales muy peligrosos.
Esto
también nos conduce al tema de la reforestación, con una enorme cantidad de
programas y organizaciones enfocadas en ello. Algunos expertos alertan de que
parece una competición a ver quién dice el número más elevado de árboles que se
van a plantar, en lugar de analizar correctamente cada espacio, ver la
relevancia de volver a plantar una especie nativa extinguida o controlar la
extensión de una especie invasora que ya ha creado un reacondicionamiento en el
ecosistema. Cada vez somos más conscientes de que los sistemas que conforman la
biosfera, los patrones climáticos y todo el funcionamiento de la Tierra son
complejos y precisos, así que cualquier movimiento tiene que hacerse con
conciencia. Además, por desgracia la mayoría de organizaciones y planes de
defensa del medio ambiente, donde entra la reforestación, están patrocinados
por las grandes empresas que en realidad son las devastadoras del medio
ambiente y de los espacios naturales, así que más tarde o más temprano esos
programas no van a poder dar resultados óptimos, algo que vemos con las
reforestaciones de una sola especie, provocando monocultivos que no son para nada
bosques, sino fuentes de madera y recursos que en algún momento se prevé que se
utilizarán.
Fuentes:
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