miércoles, 22 de septiembre de 2021

Evento del mes de septiembre

 Redactado y publicado por David Arbizu

LA DEFORESTACIÓN 
La deforestación es una de las mayores agresiones que el ser humano está haciendo sobre el planeta, y también representa una aceleración global del cambio climático y la crisis planetaria. Hace 8.000 años, los bosques cubrían aproximadamente la mitad de la superficie terrestre, pero hoy en día solo el 30% de la tierra está cubierta de bosques.

Los bosques y las selvas son espacios con árboles y vegetación adaptada a las condiciones del terreno, con una relación muy estrecha con el suelo y el subsuelo, con las vías fluviales superficiales y los acuíferos, y con el aire que los rodea junto con los vientos que los cruzan. No solo son los pulmones del planeta, produciendo oxígeno y reteniendo carbono, uniendo fuerzas en esta gran labor junto a los océanos, sino que son purificadores de la atmósfera y también de las aguas que pasan por el suelo y subsuelo lleno de raíces y animales que cumplen trabajos descontaminantes y de oxigenación. A nivel global, los bosques sustentan la biodiversidad, forman ecosistemas vitales que son la referencia de vida de muchas especies. Los árboles son una fuente de vida, y se considera que en un árbol pueden vivir cientos de especies, tanto animales como también vegetales, e incluso hay especies animales que prácticamente solo viven en los árboles y casi no bajan al suelo. Los bosques tienen un efecto albedo bajo por su poca capacidad de reflejar los rayos solares, pero tienen un poder de enfriamiento sobre el planeta basado en su capacidad de crear nubes, que sí que reflejan los rayos solares, y también condensan la humedad generando lluvias que pueden formar parte de patrones climáticos o simplemente de tormentas que favorezcan al propio bosque o a otras zonas donde haya sequía.


Cuando hablamos de deforestación normalmente pensamos en árboles siendo talados o derribados, pero el bosque también lo forman matorrales y vegetación que se llama sotobosque. Incluso se tendría que pensar en todo el mundo subterráneo de raíces donde se realiza una gran parte de la actividad de cada ser vegetal que conforma el bosque, donde se crean redes de comunicación e incluso diversos niveles de hermandades o familiaridades. La deforestación destruye también toda esta red de vida muy elaborada y con un cociente de inteligencia demostrado, ya que se considera que, aunque no tienen cerebro, las plantas son seres inteligentes, con una neurobiología propia muy desarrollada en sus raíces, pero también en otras partes, que les permite tener una conciencia sofisticada del ambiente en el que se encuentran, de los otros seres con los que lo comparten, de cómo desarrollar cada una de sus actividades para relacionarse con su entorno para sacar el máximo beneficio. Así que toman decisiones y responden o reaccionan con respuestas desarrolladas y definidas. Por ejemplo, se ha demostrado que cuando un insecto, larva o parásito está alimentándose de una planta, esta produce y emite compuestos químicos en el aire que atraen a otros insectos depredadores del que la está atacando. Además, las plantas son capaces de controlar esa liberación química según la naturaleza del ataque que sufren y con toda la intención de manipular el cerebro de los animales. Incluso el ruido de un insecto devorando hojas de una planta puede ser reconocido por otras, y también se transmite ese peligro entre todas las que están interconectadas.


Así que hay que comprender que la deforestación está destruyendo seres altamente desarrollados, inteligentes, con una amplia actividad no detectable a simple vista, con lo que se llama “red de micorrizas” donde se genera una relación entre los hongos y las plantas, donde los hongos crean conexiones entre los árboles mediante las cuales se comunican y también intercambian carbono. Los hongos también suministran nutrientes a los árboles y a cambio reciben azúcares resultantes de la fotosíntesis. A toda esta red de asociaciones, comunicaciones e intercambio, cuyas raíces y filamentos pueden llegar a ser kilométricos, algunos científicos la llaman “sabiduría del bosque” y otros la han llamado “el internet de las plantas”; y esta sabiduría se ha detectado en todos los sistemas climáticos. Así que cuando se arranca un árbol se está haciendo una acción mucho más grave y devastadora que se tiene que ver desde una perspectiva planetaria, especialmente si además añadimos toda la importancia de los sistemas vegetales para el equilibrio de la biosfera y del clima de la Tierra.

La causa más destacable de deforestación es ganar terreno para la agricultura y la ganadería, y esto en muchas ocasiones está vinculado con los incendios provocados en muchas partes del mundo. Antiguamente, los pueblos nativos sabían gestionar los bosques, las partes que a veces incendiaban de forma controlada, las zonas que ocupaban para cosechar durante un año dejando que después la naturaleza recuperara esas tierras, dejando pasar años antes de volverlas a utilizar. Pero ahora se necesitan enormes campos agrícolas donde cultivar monocultivos como la soja, la palma, el cacao o especies para obtener drogas. Incluso el cultivo del aguacate ha creado enormes destrucciones de bosques añadiendo además el abuso y muerte de muchos acuíferos, porque algunos cultivos requieren mucha agua y se destruye todo el equilibrio de enormes ecosistemas. Aparte de la agricultura intensiva, también existe una agricultura llamada de “subsistencia”, de campesinos que deforestan para cultivar y cosechar sus propios alimentos.

Otras causas de deforestación están relacionadas con actividades humanas como la minería, la extracción de petróleo y gas, la caza o la utilización de los árboles para fabricación de muebles, papel, etc. También toda construcción de carreteras, líneas de ferrocarril, presas en ríos, plantas de energía, polígonos industriales y todo lo relacionado con el crecimiento de ciudades y zonas urbanizadas siempre conlleva destrucción de zonas vegetales, de suelo fértil lleno de vida. Cuando empieza una deforestación, cualquiera que sea el motivo, siempre va a multiplicarse por otros motivos, por personas que van a aprovechar la parte deforestada para iniciar otras actividades que van a suponer más destrucción del bosque o la selva.


La imagen superior muestra una tabla con los diez países con mayor pérdida de bosques primarios del año 2020. Sabemos lo preocupante que es la situación de la Amazonia y también de otras zonas de Brasil como El Pantanal o el Gran Chaco. Algunas de estas zonas también incluyen a países como Bolivia y Perú, que aparecen en la tabla, y también a Paraguay. Uno de los lugares con gran deforestación es África, especialmente la República Democrática del Congo, la República del Congo y Camerún. En estos países también hay muchos incendios para ganar terreno para la agricultura, aunque sea a pequeña escala. Las dificultades de supervivencia provocan que las tierras se exploten sin darles tiempo de recuperación. Además, el aumento de las situaciones de pobreza y hambruna provocan que se busquen fuentes de alimento en el bosque y se arrase con todo lo que pueda servir de alimento. Otros países destacados son Indonesia y Malasia, con la enorme destrucción realizada para cultivar palma de aceite, muchas veces mediante terribles incendios. El ejemplo de México, en el lugar número 10, es el de un país donde en amplias zonas se han diezmado los bosques y la vegetación para cultivar aguacates debido a la gran demanda desde Estados Unidos. Esta oportunidad de negocio ha provocado que muchas explotaciones estén en manos de organizaciones mafiosas.

Aunque las zonas con mayor deforestación corresponden a zonas tropicales, hay que recordar que los bosques boreales representan una de las 9 zonas que el último informe del IPCC, el Grupo Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático, señaló como áreas cuya degradación podría impulsar puntos de inflexión muy graves. Hay zonas donde se están devastando bosques muy antiguos irrecuperables, como el bosque de Bialowieza de Polonia, donde se ha estado permitiendo la tala incluso pasando por alto todas las advertencias de la Unión Europea, que llegó a crear una Comisión Europea sobre Bialowieza para presionar al gobierno polaco y conseguir que realmente se implementaran leyes de protección. En las zonas del norte de Rusia es muy difícil el control de la deforestación, al igual que es difícil llegar a extinguir los enormes y devastadores incendios que en ocasiones, cuando llega el invierno, siguen quemando bajo tierra y se podría decir que no llegan a apagarse nunca. Otros países como Canadá y los países escandinavos juegan con su apariencia y reconocimiento de países verdes y avanzados, pero en Canadá se siguen haciendo verdaderas devastaciones de bosques para actividades mineras y especialmente de extracción de arenas bituminosas para obtener petróleo. El deshielo del permafrost también afecta a los árboles, que pierden su sustento y anclaje en el suelo y llegan a caer o quedar muy torcidos, provocando mayor destrucción del suelo y desequilibrios en el bosque y en muchos hábitats. Esto lo muestra la imagen que sigue a continuación, y se conoce como “árboles borrachos”.


Pasamos a los efectos de la deforestación. Ya he mencionado la importancia de las superficies verdes del planeta para sostener patrones climáticos, generar precipitaciones, nubes, humedad que puede beneficiar otras zonas. Los bosques, los pastizales, los humedales, incluso las praderas, son reservorios de carbono y emisores de oxígeno. También son imprescindibles para la compacidad del suelo, para la salud de la superficie y del subsuelo, para descontaminar la tierra, para sostener formas de vida que hacen que la tierra esté en buenas condiciones de salud, que fluyan los acuíferos con agua pura. Por desgracia, ya se ha detectado que la selva amazónica está liberando carbono en lugar de absorberlo conforme el sistema está estresado y bajo condiciones que dificultan su equilibrio e impiden cualquier posible recuperación. Desde una perspectiva planetaria, podríamos pensar que las enormes nubes de polvo sahariano que cruzan el Atlántico y son vitales para la salud de la selva podrían llegar a otras zonas si cambian los vientos, o caer sobre otros lugares al no encontrar los árboles de la selva en su camino, algo que podría ser devastador para otros hábitats y ecosistemas; por algo el planeta se rige bajo un programa equilibrado donde todo se sostiene perfectamente si no interviene el ser humano.

Uno de los efectos más importantes de la deforestación está ligado con la expansión del ser humano sobre áreas naturales y todas sus consecuencias. Hay 2 consecuencias principales: una es la intrusión en hábitats que han sido invadidos y urbanizados por el ser humano, provocando que los animales se vayan quedando sin espacio ni medios de subsistencia y que empiecen a entrar en el territorio ocupado por el ser humano, ya que en realidad era su hábitat. Esto supone conflictos entre animales y personas, donde normalmente los animales acaban siendo los perjudicados. La otra consecuencia, de la cual ahora somos todos muy conscientes gracias al Covid-19, haya salido el virus de donde haya salido, es que la invasión de espacios naturales, donde impera la deforestación, representa un acercamiento y mayor contacto con especies que pueden ser transmisoras de enfermedades graves y mortales que además pueden acabar en pandemias. Por lo tanto, podemos observar que la deforestación e invasión de espacios naturales impulsa la sexta extinción masiva y la posibilidad de expansión de enfermedades zoonóticas.


La imagen de los jabalíes representa un gran problema que está afectando a muchas poblaciones del planeta, y más cuando se expande por zonas donde la especie no tiene un depredador fuerte. La imagen del mapache es la de un animal que se ha convertido además en especie invasora y plaga en muchos lugares por culpa del ser humano, que lo ha trasladado fuera de sus hábitats y llevado a otros continentes. Estos animales, fuera de su hábitat natural, causan gran daño a los ecosistemas y no tienen depredadores. Además, los mapaches son reservorios de muchas enfermedades, pudiendo transmitir rabia, moquillo y tuberculosis a personas, ganado y mascotas. También pueden transmitir el virus del Nilo Occidental y parásitos intestinales muy peligrosos.

Esto también nos conduce al tema de la reforestación, con una enorme cantidad de programas y organizaciones enfocadas en ello. Algunos expertos alertan de que parece una competición a ver quién dice el número más elevado de árboles que se van a plantar, en lugar de analizar correctamente cada espacio, ver la relevancia de volver a plantar una especie nativa extinguida o controlar la extensión de una especie invasora que ya ha creado un reacondicionamiento en el ecosistema. Cada vez somos más conscientes de que los sistemas que conforman la biosfera, los patrones climáticos y todo el funcionamiento de la Tierra son complejos y precisos, así que cualquier movimiento tiene que hacerse con conciencia. Además, por desgracia la mayoría de organizaciones y planes de defensa del medio ambiente, donde entra la reforestación, están patrocinados por las grandes empresas que en realidad son las devastadoras del medio ambiente y de los espacios naturales, así que más tarde o más temprano esos programas no van a poder dar resultados óptimos, algo que vemos con las reforestaciones de una sola especie, provocando monocultivos que no son para nada bosques, sino fuentes de madera y recursos que en algún momento se prevé que se utilizarán.




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