Redactado y publicado por David Arbizu
Desde hace
siglos, el hombre ha construido diques y embalses en los ríos para poder
aprovechar su agua por diferentes motivos. De hecho, se han encontrado esbozos
de presas y redes de canales que se considera que fueron planificados antes del
año 2000 a. C. Actualmente las presas y reservorios de agua fluvial se
planifican para el riego, la distribución de agua potable a zonas habitadas, la
distribución de agua para uso industrial, controlar el cauce para evitar
crecidas e inundaciones y también para generar energía al formar parte de
centrales hidroeléctricas.
Desde el siglo pasado, algunos científicos, expertos
medioambientales e ingenieros fluviales han centrado sus estudios en los
cambios que causan sobre todo las grandes presas, ya que normalmente crean
embalses que afectan áreas geográficas muy extensas y que no solo afectan al
río sino también a toda la superficie que queda inundada. Además, la presa
tiene una influencia y provoca unos cambios medioambientales que se extienden
tanto aguas arriba como aguas abajo, desde los límites superiores del embalse
hasta lo que se puede considerar la cuenca hidrográfica del río a partir de la
presa, incluyendo la desembocadura e incluso la costa y el mar.
Estos grandes
diques y reservorios son verdaderos bloqueos y fragmentaciones, y
una línea de flujo de agua que pierde toda su salud y vitalidad conforme va
recibiendo cortes, agresiones y modificaciones. Estos bloqueos del flujo de
agua de los ríos provocan muchos efectos ambientales sobre la fauna, el suelo y
su compacidad y la vegetación, además de todos los efectos provenientes de su
construcción, de su mantenimiento y toda la destrucción que se realiza al
necesitar carreteras de acceso y, en el caso de una central hidroeléctrica,
todo lo que suponen sus instalaciones, funcionamiento y sistemas de transporte
de la electricidad. También hay que tener en cuenta que, al crear un embalse,
posiblemente van a aumentar algunas actividades agrícolas, industriales y, en
algunos casos, incluso turísticas alrededor de toda la zona. Así que el impacto
es enorme sobre el flujo del agua, la estructura del río, sus riberas y la
compacidad del terreno, la calidad del agua con altas posibilidades de
contaminaciones por actividades antropogénicas, los efectos sobre todos los
seres vivos, tanto terrestres como acuáticos, la salud de toda la vida vegetal,
tanto de praderas como de bosques, la facilidad de que lleguen y prosperen
especies invasoras y también todo lo que concierne al movimiento de nutrientes
y sedimentos que el río transporta y va depositando durante su recorrido,
facilitando la liberación y oxigenación en algunas zonas y la llegada y
acumulación en otras, formando todo parte de la vida del río y todo el gran
ecosistema que genera y mantiene en todo su cauce hasta su desembocadura, donde
también tiene efectos importantes y necesarios sobre el mar u océano al que llegue.
Río Colorado (Arizona-Estados Unidos)
Presa de El Atazar (España) Fotografía de Carlos Delgado; CC-BY-SA
Las dos imágenes superiores muestran dos grandes presas. Cuando vemos estas grandes presas es fácil comprender lo
que estoy explicando sobre sus efectos negativos, pero hay que tener en cuenta
que cualquier bloqueo o fragmentación de un arroyo o río va a generar todos
esos efectos en mayor o menor medida, y muchos ríos sufren bloqueos por paso de
carreteras y cualquier forma artificial de encauzamiento de la corriente. Todo bloqueo o corte también representa una
agresión a nivel energético, ya que muchos ríos coinciden con meridianos del
planeta y estas modificaciones provocan cortes de energía y bloqueo de
meridianos, así que son enormes los efectos tanto sobre la parte física como
energética de hábitats y ecosistemas, y obviamente sobre toda la salud física y
energética de la biosfera planetaria.
Ya
he indicado que una de las preocupaciones principales es todo lo relacionado
con los sedimentos, sedimentos que quedan frenados en la presa y que afectan a toda
la estructura del río y, en especial, a su desembocadura. Estos sedimentos,
estas partículas que se asientan en el embalse y no pueden seguir aguas abajo,
son la causa de graves problemas que ahora se agravan todavía más con el cambio
climático y la severidad extrema tanto de las tormentas como de las sequías
junto al aumento del nivel del mar y del oleaje que está afectando a las costas.
Muchas presas requieren cada vez más mantenimiento conforme los niveles del
agua suben por encima de lo que pueden soportar y además acumulan toneladas de
sedimentos que pueden provocar su derrumbamiento y mayores inundaciones. Al
mismo tiempo, los sedimentos y nutrientes que llegan a las
desembocaduras son vitales para la vida de los manglares y humedales, para
equilibrar la erosión de las costas y playas, formando parte de todo el terreno
costero que se relaciona con el impacto del oleaje y, por lo tanto, de la
subida del nivel del mar que cada vez será más notable. Así que gracias a los
sedimentos se mantienen los hábitats costeros, y tal como señala Robin
Grossinger, científico del Instituto Estuario de San Francisco
(California-Estados Unidos), la falta de sedimentos "es casi como quitar la
comida de estos sistemas, quitar los nutrientes, los minerales y las vitaminas
para que puedan crecer y adaptarse".
Algunas presas son verdaderamente
horribles, verdaderos monstruos de cemento y hormigón, como se ve en la imagen
superior, que corresponde al río Snake de Estados Unidos. Y tal como he
señalado, otras son menos impactante pero igual de negativas. La imagen
inferior corresponde al río Dove, en Inglaterra, después de que se eliminaran pequeñas
presas y bloqueos del flujo debido a canalizaciones y paso de caminos, y
algunos de ellos se crearon y estaban afectando la salud del río desde el siglo
XIII.
Actualmente hay muchas organizaciones y programas enfocados en la
eliminación de presas, tanto de gran tamaño como pequeñas y también con
formatos como canalizaciones y cortes por pasos de carreteras u otras razones. Algunos
de los programas y organizaciones más importantes son el Programa Dam Removal Europe
o programa de eliminación de presas de Europa. Este programa es una cooperación
de organizaciones a nivel europeo con la ambición de devolver la vida a
nuestros ríos mediante la eliminación de presas antiguas y obsoletas. Se calcula
que en Europa hay 1 millón doscientas mil barreras o bloqueos de ríos. Desde el
inicio de este programa ya se han eliminado 4.984 represas en Francia, Suecia,
Finlandia, España, Inglaterra y Gales, Escocia, Dinamarca, Portugal, Italia,
Suiza, Estonia, Alemania. Otro programa que opera en colaboración con este es
el programa Open Rivers, Ríos Abiertos, enfocado en un futuro de ríos de flujo
libre con ecosistemas sanos, diversos y conectados en toda Europa, donde las
comunidades que dependen de ellos los puedan disfrutar, valorar y proteger.
Para hacer realidad esta visión, ambos programas ofrecen subvenciones para
apoyar proyectos que conduzcan a la remoción de presas y la restauración del
flujo, la función y la biodiversidad de los ríos.
Otra organización importante
es American Rivers, de Estados Unidos. Desde esta organización se transmite que
salvar ríos no es una opción sino una supervivencia, y que los ríos saludables
y de flujo libre serán la mayor fortaleza de toda comunidad en una era de
cambio climático. En Estados Unidos se ha aprobado una ley para facilitar
legalmente la eliminación de las 90.000 presas que hay en el país, pero no
incluye la financiación para eliminar muchas de ellas que, además, son presas
hidroeléctricas propiedad del gobierno.
Estas cuatro imágenes muestran presas y
bloqueos de ríos en diversas partes. La imagen superior izquierda es del río
Deva, ubicado en el Parque Nacional de los Picos de Europa, en Asturias, España.
Este obstáculo era muy perjudicial al ser muy difícil de superar por peces como
salmones, que migran por ese río para desovar aguas arriba, limitando la
existencia de estos peces en muchas partes del río. Su eliminación también
implica el paso de otras especies como anguilas, lubinas y truchas.
La imagen
superior derecha corresponde al Delta del río Danubio, y sirve para hacer
referencia a la importancia de los deltas de los ríos y también a toda la
destrucción que ha hecho sobre ellos el ser humano para aprovechar la riqueza
que representa la llegada de los ríos a los mares u océanos. El río Danubio es
el más largo de Europa, con un recorrido de 3.734 kilómetros y atravesando
varios países para desembocar en el mar Negro, en Rumanía. El delta del Danubio
se ha calificado como Reserva de la Biosfera, abarca un área de 4.000
kilómetros cuadrados, es el delta fluvial natural más grande de la Unión Europea
y uno de los humedales más grandes que quedan en Europa. El Delta contiene una
gran cantidad de hábitats diversos, desde bosques, estepas, cursos de agua y
cañaverales, hasta dunas, lagunas, marismas y playas. La fauna y flora que vive
en el Delta también es muy diversa con 300 especies de aves y más de 100
especies de peces, incluidas cuatro especies de esturiones. La mayoría de los
cormoranes pigmeos del mundo y la mayoría de las poblaciones europeas de
pelícanos blancos y pelícanos dálmatas viven allí. Hace poco que se han
eliminado diez represas que eran terraplenes construidos con arcilla en una
zona donde el delta ha formado una gran laguna.
La imagen inferior izquierda es
del río Sopot, en Polonia. En este caso, la presa en sí no se eliminó debido a
los permisos, las finanzas y la complejidad de reconstruir el puente en esa
ubicación. En cambio, el obstáculo fue cubierto por una cantidad adecuada de
rocas y grava. Esto elevó unos 70 cm el nivel del agua y fue suficiente para
sumergir la barrera y permitir el paso de los peces. El equipo que realizó el
trabajo también tuvo cuidado de comprender e imitar el flujo natural del río
para garantizar el menor daño posible al ecosistema.
La imagen inferior derecha
corresponde al río de la Hoz Seca, en el Parque Natural del Alto Tajo, en
Guadalajara, España. Es un ejemplo que sirve para hacer referencia a los 17.000
kilómetros de ríos españoles que deberían "liberarse" para restaurar
su biodiversidad, y cuya mayoría de bloqueos los forman pequeñas centrales
hidroeléctricas ya obsoletas. Actualmente, en España se están eliminando muchas
barreras de ríos y además se han suprimido muchos proyectos de nuevas presas.
Por ejemplo, solo en el Río Ebro se han eliminado más de 40 proyectos de
presas, aunque se van a acabar de construir 5 que ya están en marcha.
Creo que
queda claro todo el daño que genera cualquier impacto sobre los ríos y
cualquier flujo de agua natural. Actualmente muchas represas se realizan para
conseguir agua para los cultivos de regadío, especialmente en zonas donde
aumenta la sequía, tal como sucede en España, pero también las previsiones a
medio plazo son de una reducción importante de la disponibilidad de agua en
muchos lugares, y esto va a afectar tanto a los derechos sobre el uso del agua
como a la necesidad de realizar acciones para que la que haya sea asequible,
potable y ayude a sostener la salud de los ríos. Son muchos los informes que demuestran
que la eliminación de presas es la medida "más rápida, fácil y
barata" para restaurar un río, y su eficacia se ha demostrado en presas de
todo el mundo, ya que se ha constatado que el tiempo que transcurre entre la
eliminación y la recuperación del río es muy corto. En muy poco tiempo, incluso solo en unas cuantas semanas, los ríos vuelven a ocupar todo el espacio que se les podía haber arrebatado, aumenta notablemente la calidad del agua, la salud y fuerza de los bosques se revigoriza, se multiplica el número de especies acuáticas y terrestres, tanto vegetales como
animales, y vuelven a funcionar los servicios ecosistémicos que un
río en buen estado ecológico proporciona.
Fuentes:
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