martes, 11 de enero de 2022

LAS ZONAS MUERTAS DE LOS OCÉANOS

 Redactado y publicado por David Arbizu


Desde hace muchos años existe una gran preocupación por las zonas muertas que se han formado y se siguen formando en los océanos, y cómo desgraciadamente van aumentando en número y tamaño. Una zona muerta es un área donde ha habido una reducción excesiva o completa del oxígeno en el agua, algo que se llama hipoxia, y esto genera la muerte de la vida oceánica, la muerte del ecosistema, tanto porque muere la vida vegetal y la vida animal que no tiene capacidad de salir de la zona, como por la huida forzosa de las especies con capacidad de movimiento pero que pertenecen a ese ecosistema y entonces su marcha provoca desequilibrio y muerte.

Crédito: Jarek Kwiecinski y Andrew Babbin

A finales del año pasado, los científicos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés) publicaron un estudio junto con un atlas tridimensional en la revista Global Biogeochemical Cycles. El nuevo atlas ofrece datos más detallados y precisos de las zonas muertas de los océanos de la Tierra. La imagen superior corresponde a las mediciones que se hicieron frente a Centroamérica y norte de Sudamérica, donde se constató la gravedad de dos amplias zonas con niveles extremos de hipoxia. En el mapa se muestran zonas de color cobre que representan las ubicaciones con concentraciones de oxígeno consistentemente más bajas, y zonas de color verde azulado intenso que indican regiones sin oxígeno. La zona de Sudamérica mide alrededor de 600.000 kilómetros cúbicos, aproximadamente el volumen de agua que llenaría 240.000 millones de piscinas olímpicas. La zona frente a la costa de Centroamérica es aproximadamente tres veces más grande.

Fuente: El País

La imagen superior muestra de forma sencilla los pasos que provocan la formación de una zona muerta. El paso 1 dice: “Un río recoge los restos de fertilizantes de los cultivos y los arrastra al mar”. Realmente, la llegada de restos de fertilizantes y de herbicidas que llegan a los ríos desde las escorrentías de los campos agrícolas y acaban desembocando en el mar es uno de los mayores impulsores de zonas muertas. Aunque hay procesos naturales que pueden conducir a situaciones similares a las que muestra una zona muerta, sin la acción del ser humano todo entraría en ciclos naturales, con zonas que por su ubicación pueden pasar procesos de debilidad para después recuperarse, y este tipo de ciclos, que también forman parte de la salud y regeneración que requieren áreas concretas, entran en los patrones de la biosfera de forma equilibrada. Las áreas que por su ubicación son más proclives a sufrir estas reducciones peligrosas de oxígeno en el agua son las que normalmente están más estancadas, como bahías, golfos o zonas donde no hay corrientes marinas significativas para cumplir con una función de refrescamiento, reequilibrio y regeneración.

Un área que es un ejemplo claro de extensión y enorme devastación es todo el Mar Mediterráneo, que algunos consideran prácticamente muerto. Quizás la zona muerta más conocida es la del Golfo de México, frente a la costa de Estados Unidos y la desembocadura del río Misisipi. Ambos ejemplos nos muestran todo el deterioro de la contaminación que impulsa las zonas muertas. En el caso del Golfo de México, queda clara toda la devastación causada por todos los vertidos de la enorme cantidad de industrias químicas y petroleras que hay al final del río Misisipi y frente a la costa, con plantas de extracción de petróleo y gas y sus correspondientes fugas y accidentes.

El paso número 2 de la imagen dice: "El plancton se alimenta de ellos y prolifera". Se refiere a que se alimenta de los restos de fertilizantes y herbicidas. Todo ello provoca un gran florecimiento de algas tóxicas y otros organismos de forma desequilibrada, como una verdadera plaga que además no deja pasar los rayos solares que es imprescindible que lleguen a cierta profundidad del océano para el sostenimiento de algunas formas de vida, ya que la falta de la luz solar enferma y mata la vegetación nativa de cada lugar.

En el paso número 3 se puede leer: "La cantidad de plancton reduce la cantidad de oxígeno". Ese desequilibrio de floraciones superficiales desajusta la composición del agua, que también enferma y se descompone al tener que sostener formas de vida inadecuadas para los hábitats y ecosistemas. Tenemos que ser conscientes de que el agua está viva y es parte vital de la biosfera, así que el agua también enferma.

En el número 4 pone: "Los peces huyen y los microorganismos caen al fondo". Tal como he comentado, toda forma de vida con suficiente capacidad de movimiento se ve forzada a abandonar su hábitat por falta de oxígeno. Y como parte del proceso, esa capa de algas y microorganismos muere y cae al fondo del mar.

El paso número 5 indica: “La descomposición del plancton muerto consume el oxígeno del fondo”. De esta forma la zona muerta, la hipoxia, ya llega desde la superficie hasta el suelo oceánico. Hay que tener en cuenta que la reducción de oxígeno en el agua provoca que los seres vivos requieran todavía más oxígeno, y esto también está relacionado con el aumento de las temperaturas, que provocan mayor necesidad de oxígeno. Se ha comprobado que, ante la falta de oxígeno y situación de hipoxia, la esperanza de vida de muchos organismos se reduce en un 74%, mientras que su requerimiento de oxígeno aumenta un 16%.

Y el paso número 6 señala: “Algas, corales y crustáceos también mueren”. Tal como he comentado, muere toda la vida vegetal, así como la vida animal que además de no tener gran capacidad de movimiento no puede vivir en otro tipo de ecosistemas que no sean los cercanos a las costas y con esas características concretas, unas características que son indispensables para la vida no tan solo oceánica sino para las costas, los manglares, los arrecifes, las playas y también tierra adentro junto con los ríos, porque sabemos que “Todo está conectado”.


El mapa superior muestra las zonas muertas del planeta, en color rojo, y en azul las zonas donde ya existe una falta importante de oxígeno en el agua. En el mapa ya se ve una enorme zona con déficit de oxígeno que cubre Centroamérica y gran parte de Sudamérica, pero con las últimas mediciones y estudios publicados se ha constatado la fuerza y expansión de zonas muertas en amplios márgenes litorales.

Tal como he comentado, las zonas donde hay poca incidencia de corrientes marinas son las que más fácilmente pueden convertirse en zonas muertas, pero la actividad humana puede llegar a ser tan nefasta como para afectar cada vez más a zonas con más movimiento de flujos marinos. Además, con la crisis climática y el calentamiento global ya estamos siendo testigos de cómo se debilitan muchas corrientes fundamentales para el sostenimiento de los ciclos y patrones oceánicos y también atmosféricos. Una noticia actual, de finales de la semana pasada, advertía de la ola de calor extrema que está afectando las aguas oceánicas frente a Sídney (Australia), y que se había formado una superficie de agua caliente que cubría un área de 200 kilómetros cuadrados, pero también se detectaban altas temperaturas en las aguas más profundas y esto ya estaba teniendo consecuencias catastróficas para la vida marina de esos hábitats y ecosistemas.


Si relacionamos todo lo hablado con la imagen superior, que corresponde a la zona muerta del Golfo de México, que va creciendo y desequilibrando cada vez un área mayor, la debilidad de las corrientes internas del Golfo de México junto con la debilidad de la Corriente del Golfo, de la cual ya se ha comprobado su desaceleración e inicio de estancamiento, favorece esa falta de movimiento sanador y revitalizador que generan las corrientes, tanto por llegada de aguas de otras zonas como por su rol de motor de mezcla y conexión entre las aguas frescas y profundas y las aguas superficiales y más cálidas.


Con este nuevo estudio y mapa realizado se espera hacer un mayor y constante monitoreo de las zonas muertas, e intentar concienciar de la necesidad de hacer los cambios necesarios e impulsar las áreas protegidas para que no aumenten estas zonas sino que se puedan empezar a regenerar. Al mismo tiempo, se lanza una advertencia seria porque ya se detectan zonas muertas en ecosistemas de agua dulce, lejos de las contaminadas zonas costeras, y se teme que en algún momento pudiera haber un movimiento en cascada que desatara un desequilibrio enorme a nivel de todas las aguas y vida acuática del planeta. 




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