Redactado y publicado por David Arbizu
El pasado 24 de febrero el ejército ruso inició la
invasión de Ucrania desde varios puntos fronterizos. En el momento de redactar
este artículo todavía faltan algunos días para que se cumpla un mes desde que
empezó y no hay noticias realmente alentadoras que muestren un posible final
del conflicto a corto plazo. Creo que incluso sin necesidad de estar atentos a
los medios de comunicación, todos podemos tener una idea de lo que está
pasando, todos podemos comprender qué es una guerra y todo lo que implica.
Hay
muchas más guerras en el mundo, pero ninguna tiene la atención ni el
seguimiento tanto popular como de gobiernos y responsables que tiene esta.
Algunos de los conflictos más terribles y duraderos son los que están
sucediendo en Yemen, Etiopía y Myanmar. En Yemen ya son al menos 11 años de un
conflicto que de momento ha dejado 233.000 muertos, más de 2 millones de niños
con desnutrición aguda y falta de agua potable y atención médica para parte de
su población. En Etiopía la guerra comenzó en noviembre de 2020 y se calcula
que ha provocado que más de 9 millones de personas necesiten algún tipo de
ayuda humanitaria. En Myanmar, a principios del año pasado los militares
tomaron el poder forzando el desplazamiento de 220.000 personas, se calcula que
ya han muerto más de 10.000 y que 14 millones de personas, más del 25% de la
población del país, necesita algún tipo de ayuda humanitaria.
Independientemente
de hacer un análisis sobre esto, sí que es cierto que la guerra en Ucrania
involucra a muchos países del mundo y fuerza el posicionamiento de la mayoría,
así que aunque sea local y las bombas solo caigan en Ucrania y solo se maten
principalmente entre sí ucranianos y rusos, desde una perspectiva amplia se
trata de una guerra que involucra al mundo, porque en realidad muestra el
enfrentamiento de los dos bandos del planeta y también todas las
interconexiones de intereses estratégicos, tanto por el lugar donde está
Ucrania como por todos los intereses económicos y políticos que en un momento
dado crean disputas pero que por otro lado crean alianzas y acuerdos sin
importar el precio que se pague a nivel de crisis humanitaria ni de crisis
planetaria.
El mapa superior muestra la situación a nivel militar. Cada
día son noticia bombardeos sobre zonas como hospitales, refugios, aeropuertos,
así como la muerte de civiles y el gran éxodo de personas que tienen que
abandonar sus hogares y su país. Pero esto es una muestra más de la falta de
conciencia del ser humano, porque una guerra es una guerra, es muerte y
destrucción y una lucha donde cada bando va a utilizar sus recursos para
derribar y vencer al otro. Es como si en una partida de ajedrez un jugador
decidiera no utilizar el potencial de todos los movimientos de la reina para
ganar, sería totalmente incoherente. Y un movimiento potencial que está
caracterizando este conflicto está directamente relacionado con la energía
nuclear, porque uno de los grandes peligros de la tecnología desarrollada por
el ser humano es la energía nuclear. Las armas nucleares son terriblemente
destructivas, pero cada central nuclear es una verdadera bomba anclada en el
planeta.
En la imagen superior
se puede observar la ubicación de las centrales nucleares de Ucrania. El pasado
24 de febrero sonó la alarma con la ocupación de Chernóbil por parte del
ejército ruso, y se habló de un aumento de radiación en la zona, aunque no ha
habido alertas desde la red de vigilancia radiológica. El ataque provocó daños
que cortaron el suministro eléctrico, algo imprescindible para mantener las
condiciones de refrigeración necesarias. El pasado lunes, 14 de marzo, se
denunció un nuevo ataque ruso en Chernóbil que volvió a inhabilitar el sistema
eléctrico, que ya había sido reparado después del primer ataque, y se esperaba
que el ejército permitiera a los operarios de la central volver a repararlo, ya
que es muy peligroso depender solo del generador que hay en la central. Hay que
tener en cuenta que hace aproximadamente un año se advirtió de la detección de reacciones
de fisión nuclear en las masas de combustible de uranio, algo que si aumentara podría
generar una situación de peligro muy grave.
El viernes 4 de marzo también fue
atacada la central nuclear de Zaporiyia, en el sureste del país. Esta es la mayor
central nuclear de Europa y se considera que si hubiera un accidente podría ser
10 veces mayor que el de Chernóbil. En principio parece que lo que pretende
Rusia es controlar las fuentes de suministro eléctrico y amenazar con el
control de Chernóbil, pero la posibilidad de un error que conduzca a un
accidente es elevada. Además, el peligro nuclear no solo está en las centrales
y en el armamento, ya que en Ucrania también hay instalaciones de eliminación
radiactiva que almacenan desechos radiactivos muy peligrosos. De hecho, se sabe
que el 27 de febrero misiles rusos alcanzaron una instalación de eliminación de
desechos radiactivos situada en Kiev. Así que en muchos aspectos esta es una
guerra nuclear aunque de momento no se hayan utilizado armas nucleares ni se
hayan provocado accidentes en las centrales nucleares de Ucrania, pero el
peligro de utilizar la energía nuclear como arma es posible y preocupante, y
también es uno de los factores principales por los que Estados Unidos, la Unión
Europea y todos los estados implicados en la OTAN no se han involucrado en la
defensa militar de Ucrania. En cuanto a las armas nucleares, Ucrania no posee
armamento nuclear pero sí Rusia. No se cree que Rusia vaya a utilizarlo, aunque
sí podría llegar a utilizar las llamadas bombas nucleares tácticas o
subestratégicas, que se utilizan solo en el campo de batalla o sobre objetivos
concretos y tienen un alcance limitado. De todas formas no se prevé que Rusia
las utilice porque podría conducir el conflicto a una escala mayor y provocar
finalmente una respuesta internacional.
Algo que normalmente no se tiene en
cuenta es lo que se llama “fuentes radiactivas huérfanas”. Normalmente se
producen a partir de accidentes o de robos. Justamente el pasado martes, 15 de
marzo, en Madrid se robó un kit de medición de densidad y humedad de suelos que
se trasladaba en una furgoneta. Se ha informado que contiene fuentes de cesio y
americio, con una radiación de categoría entre leve y moderada, y que en
principio no es peligroso siempre que no se abra o destruya dejando las fuentes
sin sus protecciones, pero la mayoría de las veces los ladrones desconocen este
peligro. Entonces es fácil de imaginar lo que puede suceder en una guerra, con
instrumentos diversos de medición y detección que contienen materiales muy
peligrosos que pueden acabar destruidos y sin sus protecciones indispensables.
Por ejemplo, hace días se hizo viral un vídeo que mostraba cómo soldados
ucranianos derribaban un helicóptero ruso que es casi seguro que tuviera
equipos con materiales radiactivos. Así que el peligro de la radiactividad y su
expansión se encuentra en muchas partes.
Otro peligro importante con gran
capacidad de influir a nivel planetario está relacionado con todos los
laboratorios de investigación de patógenos y con los de fabricación de
armas químicas. De momento no se ha detectado ninguna utilización de armas
químicas en Ucrania, pero es otro gran peligro latente. Desde Rusia se ha
informado que en Ucrania hay fábricas de armas químicas, algo que no se ha
demostrado, pero sí se sabe que hay laboratorios de salud pública destinados a
la investigación para encontrar soluciones médicas a enfermedades peligrosas.
Desde la Organización Mundial de la Salud rápidamente se aconsejó que se
destruyera cualquier tipo de patógeno peligroso que hubiera en cualquiera de
los laboratorios de Ucrania debido a la posibilidad de una liberación
accidental si fuera bombardeado, pero esta es otra posibilidad horrible que conlleva
este conflicto.
Otro importante interés por Ucrania es que se trata de un país
rico en cuanto a reservas de minerales, gas y de producción de alimentos
agrícolas, así que este es otro factor muy importante del conflicto porque
nadie quiere perder el acceso a toda esa riqueza. De hecho, con las sanciones
sobre Rusia y los problemas de suministro desde Ucrania, los precios de la
electricidad se han disparado todavía más en todo el mundo y se ha promovido un
cierto estado de alarma en cuanto a escasez de productos alimenticios. Esto nos
muestra una vez más un mundo globalizado, pero especialmente cuando interesa o
preocupa a responsables y personas con poder que se mueven por sus intereses
personales. También nos muestra un mundo donde las grandes potencias utilizan
el mercado global con total menosprecio por los otros países. Un ejemplo de
ello es la posible escasez mundial de trigo y las políticas agrarias de Estados
Unidos, donde durante décadas se ha potenciado y dado ayuda a los agricultores
para que cultivaran especialmente maíz con la finalidad de convertirlo en
etanol, que es un aditivo de la gasolina. De esta forma, Estados Unidos ha ido
pasando de ser una potencia agrícola a ser un gran productor de etanol a base
de subsidios, y todo ello ha acelerado la dependencia sobre las importaciones
de trigo de Rusia y también de Ucrania, que juntos sumarían un tercio de las
exportaciones mundiales de trigo. Así que se cultiva para hacer petróleo en
lugar de para alimentar, por supuesto que no solo en Estados Unidos, y este es
otro factor que también forma parte de la batalla y que muestra la destrucción
y abuso de los programas políticos y económicos que también conducen a la
guerra.
Quiero acabar con dos temas más relacionados de nuevo con la energía nuclear.
Uno es Fukushima, donde el pasado miércoles hubo tres potentes terremotos justo
frente a la costa donde está la central nuclear, tal como muestra el mapa
superior. Se activó la alerta de tsunami pero por suerte no se llegó a formar
ningún tipo de oleaje importante. A principios de este mes de marzo de 2022, Fukushima también
ha sido noticia porque se consiguió que robots llegaran al fondo de la vasija
de contención del reactor 1, aunque lo que mostraron las imágenes fueron unos
cimientos medio descompuestos y mezclados con otros residuos, algo que
representa un peligro para la estabilidad de la vasija de contención y del
edificio del reactor. Si esta noticia la conectamos con la de los terremotos,
ya tenemos otro punto alarmante a tener en cuenta en Fukushima.
Por último
quiero hablar del alto poder de destrucción del armamento nuclear. Los expertos
explican que en caso de lanzar los grandes misiles nucleares estratégicos, se
puede decir que sería realmente la destrucción de la humanidad y que serían
totalmente imposibles de detener y provocarían una contaminación radiactiva
enorme en todo el planeta. De hecho, hay un término que hace referencia a esto
y es: “Destrucción Mutua Asegurada”, que quiere decir que el primer país que
lance sus armas nucleares estratégicas ya sabe que está poniendo en marcha
también su propia destrucción, porque la respuesta de su adversario sería
imposible de detener. Pero actualmente la tecnología de armamento nuclear ha
llegado a una capacidad de destrucción grandiosa. Por ejemplo, un submarino
nuclear estadounidense de la clase Ohio puede llevar hasta 192 bombas nucleares
con una potencia cada una de 30 veces la de la bomba lanzada en Hiroshima.
Estados Unidos tiene 14 de estos submarinos, así que todo el armamento nuclear
que puede haber en el planeta es alarmante y también inimaginable.
Todo esto está reflejado en la guerra de Ucrania, porque
todo lo que se pueda considerar local influye en lo global, en lo planetario, y
puede desencadenar situaciones de mayor trascendencia.
Fuentes:
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