martes, 22 de marzo de 2022

EL PELIGRO DE LA ENERGÍA NUCLEAR Y LA GUERRA DE UCRANIA

 Redactado y publicado por David Arbizu


El pasado 24 de febrero el ejército ruso inició la invasión de Ucrania desde varios puntos fronterizos. En el momento de redactar este artículo todavía faltan algunos días para que se cumpla un mes desde que empezó y no hay noticias realmente alentadoras que muestren un posible final del conflicto a corto plazo. Creo que incluso sin necesidad de estar atentos a los medios de comunicación, todos podemos tener una idea de lo que está pasando, todos podemos comprender qué es una guerra y todo lo que implica.

Hay muchas más guerras en el mundo, pero ninguna tiene la atención ni el seguimiento tanto popular como de gobiernos y responsables que tiene esta. Algunos de los conflictos más terribles y duraderos son los que están sucediendo en Yemen, Etiopía y Myanmar. En Yemen ya son al menos 11 años de un conflicto que de momento ha dejado 233.000 muertos, más de 2 millones de niños con desnutrición aguda y falta de agua potable y atención médica para parte de su población. En Etiopía la guerra comenzó en noviembre de 2020 y se calcula que ha provocado que más de 9 millones de personas necesiten algún tipo de ayuda humanitaria. En Myanmar, a principios del año pasado los militares tomaron el poder forzando el desplazamiento de 220.000 personas, se calcula que ya han muerto más de 10.000 y que 14 millones de personas, más del 25% de la población del país, necesita algún tipo de ayuda humanitaria.

Independientemente de hacer un análisis sobre esto, sí que es cierto que la guerra en Ucrania involucra a muchos países del mundo y fuerza el posicionamiento de la mayoría, así que aunque sea local y las bombas solo caigan en Ucrania y solo se maten principalmente entre sí ucranianos y rusos, desde una perspectiva amplia se trata de una guerra que involucra al mundo, porque en realidad muestra el enfrentamiento de los dos bandos del planeta y también todas las interconexiones de intereses estratégicos, tanto por el lugar donde está Ucrania como por todos los intereses económicos y políticos que en un momento dado crean disputas pero que por otro lado crean alianzas y acuerdos sin importar el precio que se pague a nivel de crisis humanitaria ni de crisis planetaria.

Avance ruso. Fuente: La Razón. Imagen: T. Nieto

El mapa superior muestra la situación a nivel militar. Cada día son noticia bombardeos sobre zonas como hospitales, refugios, aeropuertos, así como la muerte de civiles y el gran éxodo de personas que tienen que abandonar sus hogares y su país. Pero esto es una muestra más de la falta de conciencia del ser humano, porque una guerra es una guerra, es muerte y destrucción y una lucha donde cada bando va a utilizar sus recursos para derribar y vencer al otro. Es como si en una partida de ajedrez un jugador decidiera no utilizar el potencial de todos los movimientos de la reina para ganar, sería totalmente incoherente. Y un movimiento potencial que está caracterizando este conflicto está directamente relacionado con la energía nuclear, porque uno de los grandes peligros de la tecnología desarrollada por el ser humano es la energía nuclear. Las armas nucleares son terriblemente destructivas, pero cada central nuclear es una verdadera bomba anclada en el planeta.


La imagen superior muestra los reactores nucleares en el mundo a finales del 2019. En la actualidad, 30 países tienen centrales nucleares y hay más de 400 reactores nucleares. Esta enorme cantidad de reactores nucleares suministran aproximadamente el 11% de la energía que se consume en todo el planeta. Si se considera el enorme peligro que representa la energía nuclear, parece increíble que se haya construido esa enorme cantidad de reactores para generar solo el 11% de la energía. Es incuestionable que utilizar este tipo de energía genera una gran cantidad de residuos que se están almacenando en todas las centrales, especialmente las barras de combustible gastado que se tienen que mantener en piscinas de enfriamiento porque no hay una forma segura de almacenar todo ese material ni tecnología para neutralizar la radiación y desmantelar correctamente este tipo de instalaciones.

Además, la industria nuclear no es rentable y depende de las ayudas gubernamentales, pero representa un grupo de presión importante sobre los gobiernos de todo el planeta como para que sigan existiendo las centrales nucleares, se sigan alargando los plazos de cierre de actividad, con todos los peligros que representa, y se siga invirtiendo tanto en la construcción de más centrales como en tecnología para desarrollar nuevos reactores más eficientes. Si esto lo relacionamos con el conflicto de Ucrania y la dependencia de muchos países de Europa del suministro de petróleo y gas desde Rusia, se está impulsando la necesidad de la energía nuclear como la solución a la demanda energética mientras sigue habiendo un intento de convencer a la opinión pública de que se trata de energía verde o renovable, algo que desde la Unión Europea ya se intentó hace meses y provocó un rechazo general que forzó la detención de leyes y acciones que querían potenciar la energía nuclear. Así que esta guerra, como todas, es aprovechada por muchos bandos y muchos grupos de presión políticos y económicos que tienen poderes sobre todo el planeta.


En la imagen superior se puede observar la ubicación de las centrales nucleares de Ucrania. El pasado 24 de febrero sonó la alarma con la ocupación de Chernóbil por parte del ejército ruso, y se habló de un aumento de radiación en la zona, aunque no ha habido alertas desde la red de vigilancia radiológica. El ataque provocó daños que cortaron el suministro eléctrico, algo imprescindible para mantener las condiciones de refrigeración necesarias. El pasado lunes, 14 de marzo, se denunció un nuevo ataque ruso en Chernóbil que volvió a inhabilitar el sistema eléctrico, que ya había sido reparado después del primer ataque, y se esperaba que el ejército permitiera a los operarios de la central volver a repararlo, ya que es muy peligroso depender solo del generador que hay en la central. Hay que tener en cuenta que hace aproximadamente un año se advirtió de la detección de reacciones de fisión nuclear en las masas de combustible de uranio, algo que si aumentara podría generar una situación de peligro muy grave.

El viernes 4 de marzo también fue atacada la central nuclear de Zaporiyia, en el sureste del país. Esta es la mayor central nuclear de Europa y se considera que si hubiera un accidente podría ser 10 veces mayor que el de Chernóbil. En principio parece que lo que pretende Rusia es controlar las fuentes de suministro eléctrico y amenazar con el control de Chernóbil, pero la posibilidad de un error que conduzca a un accidente es elevada. Además, el peligro nuclear no solo está en las centrales y en el armamento, ya que en Ucrania también hay instalaciones de eliminación radiactiva que almacenan desechos radiactivos muy peligrosos. De hecho, se sabe que el 27 de febrero misiles rusos alcanzaron una instalación de eliminación de desechos radiactivos situada en Kiev. Así que en muchos aspectos esta es una guerra nuclear aunque de momento no se hayan utilizado armas nucleares ni se hayan provocado accidentes en las centrales nucleares de Ucrania, pero el peligro de utilizar la energía nuclear como arma es posible y preocupante, y también es uno de los factores principales por los que Estados Unidos, la Unión Europea y todos los estados implicados en la OTAN no se han involucrado en la defensa militar de Ucrania. En cuanto a las armas nucleares, Ucrania no posee armamento nuclear pero sí Rusia. No se cree que Rusia vaya a utilizarlo, aunque sí podría llegar a utilizar las llamadas bombas nucleares tácticas o subestratégicas, que se utilizan solo en el campo de batalla o sobre objetivos concretos y tienen un alcance limitado. De todas formas no se prevé que Rusia las utilice porque podría conducir el conflicto a una escala mayor y provocar finalmente una respuesta internacional.

Algo que normalmente no se tiene en cuenta es lo que se llama “fuentes radiactivas huérfanas”. Normalmente se producen a partir de accidentes o de robos. Justamente el pasado martes, 15 de marzo, en Madrid se robó un kit de medición de densidad y humedad de suelos que se trasladaba en una furgoneta. Se ha informado que contiene fuentes de cesio y americio, con una radiación de categoría entre leve y moderada, y que en principio no es peligroso siempre que no se abra o destruya dejando las fuentes sin sus protecciones, pero la mayoría de las veces los ladrones desconocen este peligro. Entonces es fácil de imaginar lo que puede suceder en una guerra, con instrumentos diversos de medición y detección que contienen materiales muy peligrosos que pueden acabar destruidos y sin sus protecciones indispensables. Por ejemplo, hace días se hizo viral un vídeo que mostraba cómo soldados ucranianos derribaban un helicóptero ruso que es casi seguro que tuviera equipos con materiales radiactivos. Así que el peligro de la radiactividad y su expansión se encuentra en muchas partes.



Otro peligro importante con gran capacidad de influir a nivel planetario está relacionado con todos los laboratorios de investigación de patógenos y con los de fabricación de armas químicas. De momento no se ha detectado ninguna utilización de armas químicas en Ucrania, pero es otro gran peligro latente. Desde Rusia se ha informado que en Ucrania hay fábricas de armas químicas, algo que no se ha demostrado, pero sí se sabe que hay laboratorios de salud pública destinados a la investigación para encontrar soluciones médicas a enfermedades peligrosas. Desde la Organización Mundial de la Salud rápidamente se aconsejó que se destruyera cualquier tipo de patógeno peligroso que hubiera en cualquiera de los laboratorios de Ucrania debido a la posibilidad de una liberación accidental si fuera bombardeado, pero esta es otra posibilidad horrible que conlleva este conflicto.

Otro importante interés por Ucrania es que se trata de un país rico en cuanto a reservas de minerales, gas y de producción de alimentos agrícolas, así que este es otro factor muy importante del conflicto porque nadie quiere perder el acceso a toda esa riqueza. De hecho, con las sanciones sobre Rusia y los problemas de suministro desde Ucrania, los precios de la electricidad se han disparado todavía más en todo el mundo y se ha promovido un cierto estado de alarma en cuanto a escasez de productos alimenticios. Esto nos muestra una vez más un mundo globalizado, pero especialmente cuando interesa o preocupa a responsables y personas con poder que se mueven por sus intereses personales. También nos muestra un mundo donde las grandes potencias utilizan el mercado global con total menosprecio por los otros países. Un ejemplo de ello es la posible escasez mundial de trigo y las políticas agrarias de Estados Unidos, donde durante décadas se ha potenciado y dado ayuda a los agricultores para que cultivaran especialmente maíz con la finalidad de convertirlo en etanol, que es un aditivo de la gasolina. De esta forma, Estados Unidos ha ido pasando de ser una potencia agrícola a ser un gran productor de etanol a base de subsidios, y todo ello ha acelerado la dependencia sobre las importaciones de trigo de Rusia y también de Ucrania, que juntos sumarían un tercio de las exportaciones mundiales de trigo. Así que se cultiva para hacer petróleo en lugar de para alimentar, por supuesto que no solo en Estados Unidos, y este es otro factor que también forma parte de la batalla y que muestra la destrucción y abuso de los programas políticos y económicos que también conducen a la guerra.


Quiero acabar con dos temas más relacionados de nuevo con la energía nuclear. Uno es Fukushima, donde el pasado miércoles hubo tres potentes terremotos justo frente a la costa donde está la central nuclear, tal como muestra el mapa superior. Se activó la alerta de tsunami pero por suerte no se llegó a formar ningún tipo de oleaje importante. A principios de este mes de marzo de 2022, Fukushima también ha sido noticia porque se consiguió que robots llegaran al fondo de la vasija de contención del reactor 1, aunque lo que mostraron las imágenes fueron unos cimientos medio descompuestos y mezclados con otros residuos, algo que representa un peligro para la estabilidad de la vasija de contención y del edificio del reactor. Si esta noticia la conectamos con la de los terremotos, ya tenemos otro punto alarmante a tener en cuenta en Fukushima.

Por último quiero hablar del alto poder de destrucción del armamento nuclear. Los expertos explican que en caso de lanzar los grandes misiles nucleares estratégicos, se puede decir que sería realmente la destrucción de la humanidad y que serían totalmente imposibles de detener y provocarían una contaminación radiactiva enorme en todo el planeta. De hecho, hay un término que hace referencia a esto y es: “Destrucción Mutua Asegurada”, que quiere decir que el primer país que lance sus armas nucleares estratégicas ya sabe que está poniendo en marcha también su propia destrucción, porque la respuesta de su adversario sería imposible de detener. Pero actualmente la tecnología de armamento nuclear ha llegado a una capacidad de destrucción grandiosa. Por ejemplo, un submarino nuclear estadounidense de la clase Ohio puede llevar hasta 192 bombas nucleares con una potencia cada una de 30 veces la de la bomba lanzada en Hiroshima. Estados Unidos tiene 14 de estos submarinos, así que todo el armamento nuclear que puede haber en el planeta es alarmante y también inimaginable.
Todo esto está reflejado en la guerra de Ucrania, porque todo lo que se pueda considerar local influye en lo global, en lo planetario, y puede desencadenar situaciones de mayor trascendencia. 






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