martes, 19 de julio de 2022

EL AUMENTO IMPARABLE DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

Redactado y publicado por David Arbizu


Según un informe publicado el pasado mes de mayo (2022) por investigadores de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, hay una probabilidad del 50% de que entre los años 2022 y 2026 la Tierra se caliente por encima de 1,5°C respecto a los niveles preindustriales. A pesar de que el informe detalla que no sería un aumento sostenido sino temporal, que significa que las temperaturas podrían volver a situarse por debajo de esos 1,5ºC, la situación es alarmante y poco esperanzadora, del mismo modo que cualquier estudio o conclusión no puede ser considerado concluyente porque hay una aceleración en el agravamiento de los patrones climáticos y los desequilibrios de los sistemas que sostienen la biosfera que supera cualquier previsión científica. De hecho, este informe representa una actualización del último informe de la OMM (Organización Meteorológica Mundial), en el que no se establecía esta previsión y simplemente se seguía advirtiendo del continuo aumento de los niveles de gases de efecto invernadero en la atmósfera y la necesidad de que todos los países tomen medidas para disminuirlos.

Bajo este mismo panorama desalentador, el pasado mes de junio dos investigadores de la Universidad de Concordia (Canadá), H. Damon Matthews y Seth Wynes, publicaron un artículo en la revista Science en el que declaraban: “La batalla para limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados para 2050 está condenada al fracaso”, ya que para evitarlo las emisiones globales de carbono tendrían que reducirse un 43% para el año 2030 y todo ello dentro de una estrategia urgente y drástica para alcanzar el cero neto de emisiones globales, pero las emisiones siguen aumentando año tras año en lugar de disminuir.

Estamos viendo cómo las temperaturas alcanzan valores elevados nunca registrados en muchas partes del planeta, con olas de calor duraderas y situaciones de sequía y déficit hídrico sin previsiones de llegada de precipitaciones a corto plazo. La sequedad extrema facilita la expansión y potencia de los incendios forestales, que en muchos países ya han superado el total de superficie quemada de años anteriores. Al mismo tiempo, hay zonas donde la llegada continua de grandes tormentas ha provocado gravísimas inundaciones, donde tampoco hay margen de tiempo para recuperarse del paso de una tormenta antes de que llegue la siguiente.

Río Po (Italia)

A pesar de que cada vez más personas son conscientes y están realmente preocupadas por el gran desequilibrio de los patrones climáticos, sigue sin haber un enfoque real del problema, al igual que sigue sin haber una conciencia global que abarque la comprensión de que todo desajuste y toda acción inapropiada que siga impulsando el calentamiento global, se realice donde se realice, va a acabar afectando a todo el planeta. Pero el propio planeta nos lo muestra sin cesar, y las investigaciones científicas cada vez son más claras y específicas demostrando cómo patrones y sistemas están interconectados. Por ejemplo, una investigación científica publicada hace pocos días explicaba cómo las tormentas en los trópicos pueden afectar el clima de los polos y la aceleración del deshielo. De igual modo, sabemos que fenómenos meteorológicos como La Niña y El Niño afectan a todo el planeta. La Niña es un fenómeno que se considera en general de enfriamiento y que se mantiene desde al año pasado, y las investigaciones que advierten de la llegada a los 1,5ºC en un breve plazo de tiempo también contemplan que eso sucederá cuando se haya instaurado El Niño, que generalmente implica aumento de temperaturas. Así que hay que observar todos los trastornos y crisis desde el ámbito global, planetario, porque es justamente esta falta de perspectiva la que ha provocado en gran medida todo el desequilibrio que ahora nos muestra la biosfera y que también se expresa en la científicamente reconocida sexta extinción masiva que está habiendo y que también se está acelerando.

Por desgracia, los graves fenómenos meteorológicos cada vez afectan más a la economía de muchos sectores diversos y son muchos los informes que alertan de las pérdidas financieras irreversibles que pueden llegar a ocasionar, así como de todo el efecto cada vez más difícil de afrontar a nivel económico que tendrá cualquier medida importante que se aplique para luchar contra el cambio climático conforme pase el tiempo y la situación se vaya agravando. En este sentido destacan las palabras de los economistas de Deutsche Bank: “Creemos que pronto entraremos en una etapa en la que se darán cuenta de las inmensas compensaciones económicas y personales que tendremos que hacer colectivamente para alcanzar los objetivos climáticos acordados a nivel nacional y mundial. Tales sacrificios pueden conmocionar a los ciudadanos y ser difíciles de administrar en las democracias”, y también las de los economistas de JPMorgan: “También aumenta la probabilidad de que los costos de lidiar con el cambio climático aumenten a medida que se retrasa la acción. Y finalmente, aumenta la probabilidad de que los cambios en el clima sean irreversibles. Es un problema global, pero no hay una solución global a la vista”.

Tal como se señala en la última cita del párrafo anterior: “no hay una solución global a la vista” y ni gobiernos ni instituciones están avanzando mientras pasan los años y ya se da por hecho que ninguna de estas grandes reuniones o cumbres que se van celebrando año tras año va a establecer nada que signifique una verdadera reducción de emisiones, el control de todo tipo de contaminación y de destrucción de cualquier espacio o ecosistema, ya sea terrestre, oceánico o atmosférico. En realidad sigue sucediendo lo contrario y las emisiones, especialmente de metano, han seguido aumentando desde que en la conferencia climática de la ONU celebrada en Glasgow (Escocia), en noviembre del año pasado, 110 países se adhirieron al Compromiso Global de Metano.

Mientras sigamos en un mundo donde lo más importante sea el PIB (Producto Interior Bruto) y los valores bursátiles, difícilmente se implementarán verdaderas políticas medioambientales enfocadas en reequilibrar todos los desajustes provocados por la actividad humana. Y todo ello a pesar de los muchos informes de científicos y economistas explicando que es muy complicado mantener un crecimiento de la economía si aumenta la deuda, la desigualdad y el daño ambiental, matizando que el daño ambiental afecta directamente al incremento de deuda y desigualdad en todos los niveles. Por esta razón, cada vez son más los expertos que hablan de la necesidad de un decrecimiento, pero ahora mismo parece algo casi imposible de planificar. Otras personas son partidarias del “crecimiento verde”, que se supone que es lo que a nivel mundial se está intentando llevar a cabo y que en realidad representa romper el vínculo entre el crecimiento económico (PIB) y las emisiones de gases de efecto invernadero, pero eso no tan solo no se está haciendo sino que cada vez se vincula y se supedita más cualquier actividad humana y/o empresarial con la necesidad de contar con fuentes de energía que permitan llevarla a cabo sin problema alguno. Al mismo tiempo, algunos informes advierten del “cortoplacismo económico”, donde mandan las decisiones políticas y económicas enfocadas en obtener beneficios rápidos impulsando el crecimiento económico, decisiones que no contemplan el daño que puedan hacer sobre ecosistemas, patrones climáticos o cualquier aspecto que abarque la salud y equilibrio de la biosfera planetaria.


La imagen superior corresponde al glaciar de La Marmolada, en los Alpes italianos. El domingo 3 de julio se derrumbó una parte del glaciar provocando la muerte de nueve personas y la desaparición de otras tres. Desde entonces han sido noticia más derrumbes o avalanchas de glaciares, especialmente en Kirguistán y también en el Monte Rainier, Estados Unidos. La desaparición de los glaciares se considera un proceso irreversible, y muchos ecosistemas y seres vivos dependen de ellos para su subsistencia. Estos acontecimientos nos muestran la aceleración de procesos que muchos científicos habían pronosticado que sucederían dentro de 30, 50 o más años. Uno de estos procesos es la extinción de la vida marina, y aunque los científicos calculan que todavía faltan más de 100 años para que se produzca, sí que consideran que está habiendo una gran pérdida de biodiversidad en los océanos que puede conducir a un evento de gran extinción oceánica que podría llegar a ser comparable con la Extinción masiva del Pérmico-Triásico, conocida también como la Gran Mortandad.

Así que de momento el Antropoceno nos muestra un ser humano que no se responsabiliza de sus actos y no se posiciona para poder recuperar todo el daño causado sobre el planeta, su biosfera y su biodiversidad. Todo ello a pesar de que los estudios científicos son cada vez más contundentes y también advierten que no existen tecnologías para revertir la situación y la única solución es detener las emisiones, la extracción de combustibles fósiles y todo tipo de contaminación mientras se protegen más espacios naturales y se implementan leyes de verdadera recuperación.

Mientras he redactado este artículo, entre España y Portugal ya han muerto más de 1.000 personas por la ola de calor, y los incendios han arrasado miles de hectáreas, provocando muchas evacuaciones y destruido viviendas. También las altas temperaturas y la sequía están afectando a gran parte del resto de Europa, norte de África, Oriente Medio y sur de Asia. Al mismo tiempo, los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania están agravando las preocupaciones de muchos países por la recepción de fuentes de energía, y esto ha facilitado que aumenten las extracciones de petróleo y gas y que, por ejemplo, a pesar del rechazo de partidos ecologistas, grupos ambientalistas y científicos, el Parlamento Europeo haya respaldado incluir la energía nuclear y el gas dentro de la taxonomía verde, equiparando estas fuentes a las energías renovables y favoreciendo que se destinen inversiones y ayudas al establecimiento de centros industriales relacionados con estas fuentes de energía. Y si observamos Estados Unidos, las últimas noticias informan de nuevos permisos para perforaciones oceánicas en Alaska y en el Golfo de México. También en Estados Unidos ha sido impactante una reciente noticia sobre un fallo de la Corte Suprema que limita la autoridad de la Agencia de Protección Ambiental para regular las emisiones de gases de efecto invernadero de las centrales eléctricas que contribuyen al calentamiento global, y a todo esto hay que añadir la reciente visita del presidente Joe Biden a Arabia Saudita para que este país aumente la producción de petróleo.

Esperemos que la situación no se tenga que agravar mucho más para que empiece a haber una verdadera reacción y toma de decisiones enfocadas realmente en detener todo lo que siga impulsando el calentamiento global y todo el desequilibrio que está provocando este momento alarmante y catastrófico, y que el Antropoceno también pueda ser la época de un cambio de conciencia del ser humano que muestre su capacidad de revertir todo el daño causado y mostrar un amor y respeto por el planeta y todas sus formas de vida, poniendo todos sus valores y avances tecnológicos al servicio del equilibrio planetario y bajo el enfoque de su responsabilidad como la especie del planeta que realmente tiene toda la sabiduría y conocimientos para hacerlo.  






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