Redactado y publicado por David Arbizu
La mayor parte de
Europa está experimentando uno de los veranos más secos y calurosos registrados.
En varios países ya hemos sufrido la llegada de varias olas de calor, y cuando
se acaban siguen dominando las temperaturas muy elevadas y especialmente la
falta de precipitaciones. Recientemente, el Centro Común de Investigación de la
Comisión Europea ha publicado datos que reflejan que el 64% de la Unión Europea
está afectada por la peor sequía en 500 años, añadiendo que está situación
puede alargarse todavía varios meses en toda Europa, algo que también implica
que las zonas de peligro de incendio se hayan extendido a todo su territorio.
Son
muchas las imágenes de pantanos medio vacíos, de ríos con un cauce mínimo o
casi secos del todo, y noticias que advierten del cese de funcionamiento de
centrales hidroeléctricas y dificultades para el transporte fluvial de
mercancías porque no hay suficiente nivel de agua. En muchos países ya se han
empezado a tomar medidas con restricciones al consumo de agua tanto para
hogares como empresas de todo tipo, destacando las agrícolas y ganaderas, cuyos
rendimientos y producción están mermando notablemente. De hecho, en algunas regiones ya se
esperan pérdidas de entre el 10% y el 50% de muchos cultivos, y también en la
producción de leche. En Inglaterra, otro país terriblemente afectado, los
agricultores se preguntan si vale la pena sembrar lo que sería la próxima
cosecha porque las previsiones climáticas no son de un otoño húmedo sino seco, agravando
la crisis hídrica y las restricciones por falta de agua.
Una muestra muy clara
de estas condiciones alarmantes son las “piedras del hambre”, o “Hungersteine”,
que es su nombre en alemán, ya que se encuentran en los ríos Rin y Elba en su
paso por Alemania y también por lo que hoy es la República Checa. Se trata de
rocas donde las personas grababan mensajes y el año en que lo hacían, y estos
mensajes transmiten la gravedad que implica que el nivel del río haya bajado
tanto como para poder grabarlo en ese momento y también poder leerlo en el
futuro bajo situaciones similares. Por lo tanto, bajo condiciones hídricas
saludables estas piedras están cubiertas por el agua de los ríos y no son
visibles, pero al bajar el nivel de los ríos van quedando al descubierto y
expresando el peligro que ello significa.
Piedra del hambre (río
Elba-Oberposta-Alemania)
Autor: Dr. Bernd Gross
– Foto propia Licencia: CC BY-SA 3.0 de
Algunas de las inscripciones de las
piedras del hambre datan del siglo XV, y se puede observar la raya horizontal
señalando el nivel del río junto al año. Muchas piedras representan registros
tallados de diversos años en los que la sequía provocaba que volvieran a quedar
descubiertas, y algunas contienen mensajes que son advertencias relacionadas
con el peligro de hambrunas debido especialmente a las malas cosechas por falta
de lluvia. Una de las frases grabadas impactantes es: “Si me ves, llora”, y
también es impactante la frase: “La vida volverá a florecer una vez que esta
piedra desaparezca”. Una frase más actual grabada en una piedra es la que grabó la ONG Greenpeace en
el año 2018: “Si me ves es que la crisis climática ha
llegado”.
Una de las piedras del hambre del río Elba muestra el registro de
años de sequía empezando desde 1417. La última vez que se vio esta piedra fue
en el año 2019 y ahora ha vuelto a quedar al descubierto, tan solo 3 años
después, y esto demuestra una frecuencia de tan solo tres años entre sequía y
sequía, algo que no había sucedido anteriormente. De hecho, algunos expertos
han indicado que actualmente la sequía se va acumulando a lo largo del año y
esto es algo que está directamente vinculado con el calentamiento global y la
crisis climática. Curiosamente, el Antropoceno está directamente relacionado
con el gran avance tecnológico que ha hecho la humanidad, pero este mismo
avance ha conducido a la crisis actual por el abuso sostenido sobre el planeta
y sus recursos sin respectar ni tener en cuenta todos los efectos adversos que
ahora estamos experimentando y que, para sorpresa de los cálculos científicos
realizados, se están acelerando imprevisiblemente.
El nivel tecnológico y
científico actual también permite ver la globalidad de la crisis, y de esta
forma se puede observar cómo fenómenos atmosféricos como La Niña afectan a todo
el planeta, así como el deshielo de los polos y los glaciares, la
deforestación, la contaminación del suelo y de las aguas, etc. Por ejemplo,
gracias a ello se puede observar el jet stream y ver que su debilidad y
ondulaciones provocan que el aire caliente del norte de África llegue a Europa
con más intensidad y sin cambios que modifiquen esa subida de calor duradera.
Al mismo tiempo, ya hace muchos años que disminuye la diferencia de
temperaturas entre la zona ecuatorial y las zonas polares del planeta, y esto
simboliza que la franja tropical se está ensanchando desde el ecuador hacia los
polos, afectando al mismo tiempo a sistemas y estructuras atmosféricas y
oceánicas que se fundamentan en esas diferencias de temperatura entre diversas
zonas y latitudes del planeta. Todo ello ha provocado, por ejemplo, que el
anticiclón de las Azores se haya estancado en demasía impulsando el aumento de
temperaturas, que el mar Mediterráneo se haya calentado hasta los 30ºC en
muchas zonas y que especies de animales y plantas que son indispensables para
el buen funcionamiento de ecosistemas se estén extinguiendo o migrando a otras
latitudes para sobrevivir; todo ello se refleja en la crisis climática de
nuestro planeta.
Piedra del hambre (río
Elba- Děčín -República Checa)
Autor: Norbert Kaiser –
Foto propia Licencia: CC BY-SA 3.0 de
Las inscripciones más antiguas de las piedras del hambre
vinculan estrechamente sequía y hambruna, pero actualmente esa relación no es
tan profunda o al menos no tan inmediata, ya que la globalización permite el
amplio movimiento de recursos de todo tipo por el planeta, al menos para los
países más desarrollados. Por otro lado, el nivel de algunos ríos navegables está
dificultando el transporte marítimo en países donde es primordial para su
economía. Por ejemplo, por el río Rin se transportan muchas mercancías como petróleo y carbón, y ahora los barcos solo pueden llevar el 50% de su
capacidad de carga para poder navegar, todo ello mientras el nivel sigue bajando,
pudiendo llegar a impedir totalmente la navegación.
La falta de caudal de los
ríos también representa una gran amenaza ecológica, ya que muchas especies de
plantas y animales, especialmente peces, dependen de unas mínimas condiciones
del río donde habitan. Cuando el caudal es muy bajo, las altas temperaturas
calientan excesivamente el agua, se crean situaciones de hipoxia y aumentan los
niveles de toxicidad del agua, tanto por su temperatura como por la incidencia
de todos los contaminantes que ha recibido desde los vertidos de las diversas
actividades humanas. Ya hay ríos y lagos, muchos con playas normalmente muy
concurridas, como algunas del lago Velence (Hungría), donde se ha prohibido bañarse
debido al peligro que conlleva la muy baja calidad del agua. Otro grave
problema, que ahora aparece y que había quedado escondido y sumergido en ríos
como el Danubio, es la gran cantidad de cascos de buques de guerra alemanes
cargados de explosivos que el ejército alemán hundió en el río durante la Segunda Guerra Mundial, mientras se retiraba ante el avance de las tropas soviéticas.
Toda
esta gran crisis hídrica muestra el resultado de la falta de conciencia del ser
humano, del abuso sobre la biosfera, sobre el planeta, y cómo ello ya ha
superado puntos de inflexión que van a dificultar cada vez más sostener la
forma de vida a la que estamos acostumbrados. Y curiosamente siguen sin tomarse
medidas urgentes y reparadoras, sigue sin haber una conciencia de unidad, sin
la cual no se van a encontrar soluciones. Aunque este artículo se focalice en
Europa, terribles sequías están afectando grandes ríos y suministros de agua de
todo el mundo. Por ejemplo, en partes de China también se han secado ríos y
lagos. Algunos informes indican que en el suroeste del país se han secado 66
ríos. Todo ello ha causado problemas de producción hidroeléctrica que han
provocado el corte de suministro eléctrico a grandes centros industriales. En
el este de África la hambruna ya está afectando a millones de personas mientras
se experimenta una terrible sequía, y cuando llegan las tormentas solo traen
destrucción mientras el agua se pierde por la propia aridez del suelo y falta
de estructuras adecuadas. También amplias zonas de Estados Unidos,
especialmente del centro y el suroeste, han sufrido olas de calor y largos
períodos sin precipitaciones, afectando muchas zonas rurales y diezmando los
cultivos.
Hay que comprender la importancia de todo lo que sustenta la vida del
planeta, de sus sistemas y ciclos naturales. También hay que comprender que
todo está conectado, que ningún país se puede considerar a salvo o que los
problemas le llegarán más tarde que a otros. De hecho, ya hay estudios
científicos que demuestran la conexión entre olas de calor en Estados Unidos y
el Reino Unido, así como entre China y Japón, y de igual modo hay que comprender
la conexión entre los patrones atmosféricos responsables de aportar lluvias y
humedad de una forma saludable y equilibrada a nivel planetario.
El agua es fuente de vida y los humanos la hemos
contaminado a nivel global, hasta el punto de que ya se sabe que el agua de
lluvia de todo el planeta está contaminada por las llamadas “sustancias
químicas para siempre”, que son compuestos tóxicos persistentes que se propagan
por la atmósfera y no pierden su toxicidad. Esperemos que las piedras del
hambre no tarden en quedar cubiertas de nuevo por el agua de los ríos, y que el
ser humano comprenda que se deben implementar inmediatamente todos los cambios
necesarios para que no vuelvan a aparecer indicándonos el deterioro de una
crisis que debe ser afrontada por toda la humanidad, por el bien de todos, de
todos los seres vivos y del propio planeta.
Fuentes:
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