viernes, 26 de agosto de 2022

LAS PIEDRAS DEL HAMBRE

 Redactado y publicado por David Arbizu


La mayor parte de Europa está experimentando uno de los veranos más secos y calurosos registrados. En varios países ya hemos sufrido la llegada de varias olas de calor, y cuando se acaban siguen dominando las temperaturas muy elevadas y especialmente la falta de precipitaciones. Recientemente, el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea ha publicado datos que reflejan que el 64% de la Unión Europea está afectada por la peor sequía en 500 años, añadiendo que está situación puede alargarse todavía varios meses en toda Europa, algo que también implica que las zonas de peligro de incendio se hayan extendido a todo su territorio.

Son muchas las imágenes de pantanos medio vacíos, de ríos con un cauce mínimo o casi secos del todo, y noticias que advierten del cese de funcionamiento de centrales hidroeléctricas y dificultades para el transporte fluvial de mercancías porque no hay suficiente nivel de agua. En muchos países ya se han empezado a tomar medidas con restricciones al consumo de agua tanto para hogares como empresas de todo tipo, destacando las agrícolas y ganaderas, cuyos rendimientos y producción están mermando notablemente. De hecho, en algunas regiones ya se esperan pérdidas de entre el 10% y el 50% de muchos cultivos, y también en la producción de leche. En Inglaterra, otro país terriblemente afectado, los agricultores se preguntan si vale la pena sembrar lo que sería la próxima cosecha porque las previsiones climáticas no son de un otoño húmedo sino seco, agravando la crisis hídrica y las restricciones por falta de agua.

Una muestra muy clara de estas condiciones alarmantes son las “piedras del hambre”, o “Hungersteine”, que es su nombre en alemán, ya que se encuentran en los ríos Rin y Elba en su paso por Alemania y también por lo que hoy es la República Checa. Se trata de rocas donde las personas grababan mensajes y el año en que lo hacían, y estos mensajes transmiten la gravedad que implica que el nivel del río haya bajado tanto como para poder grabarlo en ese momento y también poder leerlo en el futuro bajo situaciones similares. Por lo tanto, bajo condiciones hídricas saludables estas piedras están cubiertas por el agua de los ríos y no son visibles, pero al bajar el nivel de los ríos van quedando al descubierto y expresando el peligro que ello significa.

Piedra del hambre (río Elba-Oberposta-Alemania) 
Autor: Dr. Bernd Gross – Foto propia      Licencia: CC BY-SA 3.0 de  

Algunas de las inscripciones de las piedras del hambre datan del siglo XV, y se puede observar la raya horizontal señalando el nivel del río junto al año. Muchas piedras representan registros tallados de diversos años en los que la sequía provocaba que volvieran a quedar descubiertas, y algunas contienen mensajes que son advertencias relacionadas con el peligro de hambrunas debido especialmente a las malas cosechas por falta de lluvia. Una de las frases grabadas impactantes es: “Si me ves, llora”, y también es impactante la frase: “La vida volverá a florecer una vez que esta piedra desaparezca”. Una frase más actual grabada en una piedra es la que grabó la ONG Greenpeace en el año 2018: “Si me ves es que la crisis climática ha llegado”.

Una de las piedras del hambre del río Elba muestra el registro de años de sequía empezando desde 1417. La última vez que se vio esta piedra fue en el año 2019 y ahora ha vuelto a quedar al descubierto, tan solo 3 años después, y esto demuestra una frecuencia de tan solo tres años entre sequía y sequía, algo que no había sucedido anteriormente. De hecho, algunos expertos han indicado que actualmente la sequía se va acumulando a lo largo del año y esto es algo que está directamente vinculado con el calentamiento global y la crisis climática. Curiosamente, el Antropoceno está directamente relacionado con el gran avance tecnológico que ha hecho la humanidad, pero este mismo avance ha conducido a la crisis actual por el abuso sostenido sobre el planeta y sus recursos sin respectar ni tener en cuenta todos los efectos adversos que ahora estamos experimentando y que, para sorpresa de los cálculos científicos realizados, se están acelerando imprevisiblemente.

El nivel tecnológico y científico actual también permite ver la globalidad de la crisis, y de esta forma se puede observar cómo fenómenos atmosféricos como La Niña afectan a todo el planeta, así como el deshielo de los polos y los glaciares, la deforestación, la contaminación del suelo y de las aguas, etc. Por ejemplo, gracias a ello se puede observar el jet stream y ver que su debilidad y ondulaciones provocan que el aire caliente del norte de África llegue a Europa con más intensidad y sin cambios que modifiquen esa subida de calor duradera. Al mismo tiempo, ya hace muchos años que disminuye la diferencia de temperaturas entre la zona ecuatorial y las zonas polares del planeta, y esto simboliza que la franja tropical se está ensanchando desde el ecuador hacia los polos, afectando al mismo tiempo a sistemas y estructuras atmosféricas y oceánicas que se fundamentan en esas diferencias de temperatura entre diversas zonas y latitudes del planeta. Todo ello ha provocado, por ejemplo, que el anticiclón de las Azores se haya estancado en demasía impulsando el aumento de temperaturas, que el mar Mediterráneo se haya calentado hasta los 30ºC en muchas zonas y que especies de animales y plantas que son indispensables para el buen funcionamiento de ecosistemas se estén extinguiendo o migrando a otras latitudes para sobrevivir; todo ello se refleja en la crisis climática de nuestro planeta.

Piedra del hambre (río Elba- Děčín -República Checa)
Autor: Norbert Kaiser – Foto propia     Licencia: CC BY-SA 3.0 de

Las inscripciones más antiguas de las piedras del hambre vinculan estrechamente sequía y hambruna, pero actualmente esa relación no es tan profunda o al menos no tan inmediata, ya que la globalización permite el amplio movimiento de recursos de todo tipo por el planeta, al menos para los países más desarrollados. Por otro lado, el nivel de algunos ríos navegables está dificultando el transporte marítimo en países donde es primordial para su economía. Por ejemplo, por el río Rin se transportan muchas mercancías como petróleo y carbón, y ahora los barcos solo pueden llevar el 50% de su capacidad de carga para poder navegar, todo ello mientras el nivel sigue bajando, pudiendo llegar a impedir totalmente la navegación.

La falta de caudal de los ríos también representa una gran amenaza ecológica, ya que muchas especies de plantas y animales, especialmente peces, dependen de unas mínimas condiciones del río donde habitan. Cuando el caudal es muy bajo, las altas temperaturas calientan excesivamente el agua, se crean situaciones de hipoxia y aumentan los niveles de toxicidad del agua, tanto por su temperatura como por la incidencia de todos los contaminantes que ha recibido desde los vertidos de las diversas actividades humanas. Ya hay ríos y lagos, muchos con playas normalmente muy concurridas, como algunas del lago Velence (Hungría), donde se ha prohibido bañarse debido al peligro que conlleva la muy baja calidad del agua. Otro grave problema, que ahora aparece y que había quedado escondido y sumergido en ríos como el Danubio, es la gran cantidad de cascos de buques de guerra alemanes cargados de explosivos que el ejército alemán hundió en el río durante la Segunda Guerra Mundial, mientras se retiraba ante el avance de las tropas soviéticas.

Toda esta gran crisis hídrica muestra el resultado de la falta de conciencia del ser humano, del abuso sobre la biosfera, sobre el planeta, y cómo ello ya ha superado puntos de inflexión que van a dificultar cada vez más sostener la forma de vida a la que estamos acostumbrados. Y curiosamente siguen sin tomarse medidas urgentes y reparadoras, sigue sin haber una conciencia de unidad, sin la cual no se van a encontrar soluciones. Aunque este artículo se focalice en Europa, terribles sequías están afectando grandes ríos y suministros de agua de todo el mundo. Por ejemplo, en partes de China también se han secado ríos y lagos. Algunos informes indican que en el suroeste del país se han secado 66 ríos. Todo ello ha causado problemas de producción hidroeléctrica que han provocado el corte de suministro eléctrico a grandes centros industriales. En el este de África la hambruna ya está afectando a millones de personas mientras se experimenta una terrible sequía, y cuando llegan las tormentas solo traen destrucción mientras el agua se pierde por la propia aridez del suelo y falta de estructuras adecuadas. También amplias zonas de Estados Unidos, especialmente del centro y el suroeste, han sufrido olas de calor y largos períodos sin precipitaciones, afectando muchas zonas rurales y diezmando los cultivos.

Hay que comprender la importancia de todo lo que sustenta la vida del planeta, de sus sistemas y ciclos naturales. También hay que comprender que todo está conectado, que ningún país se puede considerar a salvo o que los problemas le llegarán más tarde que a otros. De hecho, ya hay estudios científicos que demuestran la conexión entre olas de calor en Estados Unidos y el Reino Unido, así como entre China y Japón, y de igual modo hay que comprender la conexión entre los patrones atmosféricos responsables de aportar lluvias y humedad de una forma saludable y equilibrada a nivel planetario.

El agua es fuente de vida y los humanos la hemos contaminado a nivel global, hasta el punto de que ya se sabe que el agua de lluvia de todo el planeta está contaminada por las llamadas “sustancias químicas para siempre”, que son compuestos tóxicos persistentes que se propagan por la atmósfera y no pierden su toxicidad. Esperemos que las piedras del hambre no tarden en quedar cubiertas de nuevo por el agua de los ríos, y que el ser humano comprenda que se deben implementar inmediatamente todos los cambios necesarios para que no vuelvan a aparecer indicándonos el deterioro de una crisis que debe ser afrontada por toda la humanidad, por el bien de todos, de todos los seres vivos y del propio planeta.

 




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