En el océano Pacífico
hay un lugar llamado “Punto Nemo” o “polo de inaccesibilidad”. De todos los
océanos del planeta, esta zona concreta del Pacífico es la que está más alejada
de cualquier tierra firme, de cualquier línea de costa. Se encuentra en el sur
del océano, aproximadamente a 2.688 kilómetros de la isla Maher (Antártida)
y prácticamente también a la misma distancia de varias islas pequeñas como la
isla Chatham (Nueva Zelanda), la isla Ducie (Polinesia) y el archipiélago
Campana (Chile).
El ingeniero croata-canadiense Hrvoje Lukatela descubrió este
lugar en 1992 mediante un programa de geolocalización y en primer lugar lo
nombró “Polo oceánico de inaccesibilidad”, pero con el tiempo ese nombre y
descripción han quedado sustituidos por el de “Punto Nemo”, haciendo referencia
al capitán Nemo de la novela “Veinte mil leguas de viaje submarino” de Julio Verne.
A
nivel biológico, esta es la región menos activa de todos los océanos de la Tierra, es
un espacio que casi no contiene vida debido a que se encuentra dentro de la
corriente “Giro del Pacífico Sur”, una corriente circular que bloquea la
entrada de aguas ricas en nutrientes que puedan llegar de otras regiones. Además,
el Punto Nemo se encuentra en una de las zonas más internas de esta corriente,
zonas que están tan lejos de cualquier línea de costa que las corrientes de
aire que llegan no transportan partículas orgánicas desde la tierra, de manera
que las aguas superficiales del Punto Nemo puede que sean de las más
cristalinas del mundo pero también de las que menos vida contienen, de las que
menos nutrientes reciben para poder sostener vida en ellas, por eso a estas
zonas se las llama “desiertos marinos”.
Antes del descubrimiento del ingeniero
Hrvoje Lukatela, las agencias espaciales ya conocían todas estas
características naturales de esta región, que algunos astronautas denominan “Zona
Deshabitada del Pacífico Sur”. Por desgracia, tal como sucede habitualmente
cuando hablamos de la actividad humana, se decidió aprovechar esa singularidad
para utilizar el Punto Nemo y la zona circundante como cementerio de naves
espaciales, encontrando así la solución para deshacerse de naves espaciales que
por su gran tamaño no se queman al reentrar en la atmósfera terrestre y que
pueden ser controladas y dirigidas para que se estrellen en esa área concreta.
Así que, desde 1971, especialmente las agencias espaciales de Rusia, Europa, China
y Japón empezaron a dirigir hacia esa zona objetos espaciales, fragmentos de
satélites e incluso de la Estación Espacial Mir, y se calcula que hasta el año
2016 ya se acumulaban en ese fondo oceánico más de 263 naves espaciales o
fragmentos.
La justificación para que la zona del Punto Nemo sea un basurero de
desechos espaciales es que no se considera que esté amenazando el ecosistema
ni la vida que pueda contener, que en este caso, por poca que sea, está mayormente
en las profundidades. Pero sabemos perfectamente que cualquier objeto, como por
ejemplo el resto de un naufragio, o incluso las columnas o pilotes de las
plataformas petroleras, provocan que se cree una colonización al ser
aprovechadas por muchas formas de vida. Así que una vez más se está impulsando
artificialmente un desequilibrio de hábitats y ecosistemas sin tener conciencia
de lo que ello pueda generar a medio o largo plazo. Y esto es así porque sigue
sin tenerse la visión y perspectiva del planeta como un sistema complejo y
completo, donde todo está interconectado y donde el ser humano tendría que ser
más consciente de lo que significa el Efecto Mariposa.
Junto a las
repercusiones que pueda tener haber creado ese cementerio de naves y restos
espaciales, también desde el año 2013 se confirmó la existencia de un gran
parche o isla de basura en la zona del Giro del Pacífico Sur. Esta isla de
basura está formada por plásticos, sedales y fragmentos provenientes de barcos
y de la costa, y en este caso los científicos sí que afirman que esto crea
desequilibrios en el sistema favoreciendo el movimiento de especies,
colonizaciones y desajustes que facilitan que unas especies prosperen y otras
no, además de la llegada de especies invasoras y de todas las enfermedades
fruto de la contaminación causada por los plásticos y otros materiales nocivos.
Así
que la actividad humana ha utilizado e invadido el Punto Nemo por sus
características y condiciones, y está justamente destruyendo esas
características y condiciones. Esperemos que crezca la conciencia y comprensión
de la importancia de los lugares que todavía se mantienen poco alterados
gracias a la poca presencia del ser humano, que se entienda la importancia de que
haya puntos prístinos, puros, sean cuales sean sus características, sea cual
sea el provecho y beneficios que podrían aportar humana y egoístamente hablando,
porque hay que mantener puntos de referencia, de posibilidades de algo que
muestre el ejemplo de que todo se puede recuperar dentro de todo el
desequilibrio que en muchos niveles y aspectos estamos experimentando en todo
el planeta.
Fuentes:
Imagen: Wikimedia
Commons. Autor: Timwi. Imagen de
dominio público. Polo oceánico de inaccesibilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario