sábado, 6 de noviembre de 2021

LOS PERJUDICIALES EFECTOS DE LOS MICROPLÁSTICOS

 Redactado y publicado por David Arbizu



El término microplástico se utiliza habitualmente para describir las partículas de plástico de un tamaño inferior a los 5 milímetros. Los residuos plásticos que genera el ser humano se van fragmentando y desmenuzando en partes cada vez más pequeñas al quedar expuestos a la luz solar, el viento, la lluvia y otros fenómenos ambientales. Debido a la baja densidad del plástico, el viento puede levantar fácilmente tales fragmentos y transportarlos por todo el planeta. De esta forma, aparte de todos los que llegan a los flujos de agua a partir de nuestras aguas residuales y de todos los vertidos y acumulaciones de basura, el aire los transporta haciéndolos llegar tanto a las pocas zonas naturales prístinas que quedan en el planeta como a todas las poblaciones humanas. La observación de microplásticos se remonta a la década de 1970, y las diversas y actuales investigaciones realizadas en los lugares más recónditos del planeta han encontrado restos de plásticos de diversos tamaños, y especialmente microplásticos, desde remotas zonas del Ártico y de la Antártida hasta las más profundas fosas marinas. Se podría afirmar que no hay zona del planeta donde no exista una huella de la contaminación plástica provocada por el ser humano. Según un estudio científico, el 83% de las muestras de agua de grifo de una docena de países están contaminadas con microplásticos, pero si se hiciera un verdadero estudio a nivel global, se descubriría que en casi todos los países del mundo se encontrarían microplásticos en el agua del grifo.



Algunos tipos de microplásticos, también llamados microesferas de plástico, se utilizan en la fabricación de muchos productos que consumimos habitualmente. Están presentes en multitud de productos de higiene como cremas exfoliantes, pastas dentífricas, jabones, detergentes, agentes limpiadores y protectores solares, y también en las fibras sintéticas de la ropa. Además, estos plásticos tienen la capacidad de atraer sustancias químicas y de liberarlas. Algo que se ha comprobado y puede ser muy perjudicial es que muchos envases de plástico alimentario desprenden gran cantidad de microplásticos en el agua caliente. Por ejemplo, se han detectado microplásticos en las bolsitas del té, y también desprenden microplásticos los hervidores y los biberones. Si los padres preparan la leche en polvo con agua caliente agitándola en una botella de plástico, el bebé puede llegar a ingerir enormes cantidades de partículas de microplásticos.

Un estudio realizado recientemente expone que hay casi 24 millones y medio de piezas de microplásticos en las aguas superficiales de los océanos, con un peso que podría llegar a las 578.000 toneladas, o el equivalente a aproximadamente 30.000 millones de botellas de agua de plástico de medio litro, y estas cifras irán aumentando. Al mismo tiempo, se van descubriendo otras fuentes de microplásticos, como las briznas arrancadas de los neumáticos de los vehículos por el asfalto y especialmente todas las microfibras sintéticas que se desprenden de la ropa. Está claro que estas partículas son arrastradas por el viento que circula entre el mar y la tierra, así que todos los seres vivos del planeta acabamos inhalando o ingiriendo plástico de cualquier fuente.

Los microplásticos influyen en el clima terrestre al circular por la atmósfera. Y al igual que otros aerosoles, tanto naturales como sintéticos, los microplásticos atmosféricos parecen tener un efecto general moderado de enfriamiento, ya que pueden reflejar la luz solar. La investigación de sus efectos no es fácil porque están compuestos de varios materiales y presentan una amplia variedad de tamaños y formas. También se ha comprobado que, a medida que los microplásticos se acumulan en la superficie terrestre, en los suelos y subsuelos, modifican sus propiedades, lo que puede influir en el escurrimiento del agua, la erosión y la pérdida de compacidad del terreno, favoreciendo fisuras, desprendimientos, contaminación y falta de absorción de humedad y lluvias. En las capas superficiales de los mares y océanos también pueden dificultar un correcto reflejo de los rayos solares y contaminar las aguas con sus componentes químicos, tintes y materiales que en muchos casos son derivados del petróleo o fabricados con restos de residuos prensados que son muy tóxicos y que en cantidades mayores serían mortales.

Al igual que se han encontrado por todo el planeta, también se han encontrado en el cuerpo de la mayoría de seres vivos estudiados. Si hablamos del ser humano, muchos alimentos que ingerimos contienen microplásticos. Se han detectado en la sal de mesa, en pescados y mariscos y también en vegetales. Según Albert Koelmans, ambientólogo de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), podríamos ingerir entre pocas docenas y más de 100.000 pedacitos de ellos cada día, y durante un año una persona podría llegar a ingerir la masa equivalente a una tarjeta de crédito.

También ingerimos microplásticos al beber bebidas y al respirar. Existe una gran preocupación por la ingestión desde el aire, y en este caso se habla de nanoplásticos, que son microplásticos de tamaño microscópico que llegan a los pulmones y pueden penetrar en las células y los tejidos del cuerpo alterando su actividad, creando rechazo e irritación y pudiendo provocar enfermedades no tan solo por esa invasión sino por la emisión de toda la toxicidad que conllevan, ya que los fabricantes de plástico incorporan plastificantes, estabilizantes, pigmentos y sustancias peligrosas que, entre otros efectos, interfieren el sistema endocrino y crean trastornos hormonales. Se considera que si son lo bastante pequeños para penetrar en las células y los tejidos, podría suceder lo mismo que cuando se inhalan finísimas fibras de amianto, que inflaman el tejido pulmonar y acaban provocando cáncer. También se han detectado microplásticos en placentas, así que incluso los fetos pueden verse afectados por ellos.

La mayoría de los estudios de sus efectos sobre animales se han centrado en la fauna marina. Sabemos que en muchas ocasiones se han encontrado enormes cantidades de plástico en los estómagos de ballenas y cetáceos varados en las costas, y esto se debe a plásticos de gran tamaño, pero relacionado con la ingestión de microplásticos se ha observado un menor crecimiento de los individuos, menor capacidad reproductiva e incluso que algunas especies vivían menos, porque los animales también se ven afectados por toda la toxicidad de los microplásticos. En el caso de animales de menor tamaño, se ha comprobado que no consumen el alimento nutritivo suficiente para vivir si han ingerido muchos microplásticos que hayan acabado adheridos a sus estómagos o intestinos.


La imagen superior corresponde a una cría de tortuga capturada en Hawái, y en la imagen pueden verse todos los microplásticos que ya tenía en su estómago. La imagen inferior muestra una clasificación de micro y nanoplásticos realizada en un laboratorio. Otro estudio ha demostrado cómo incluso el zooplancton crece y se reproduce mucho menos cuando hay microplásticos, que también llega a ingerir. Esto también se ha demostrado en pruebas realizadas con ratones, donde se observó inflamación del hígado y del intestino delgado, disminución de espermatozoides y nacimiento de crías más pequeñas y débiles.

También se han detectado microplásticos en especies vegetales, que pueden capturarlos del suelo al crecer, tanto desde sus raíces como sus tallos y troncos. En este caso, los microplásticos podrían ser más tóxicos para unas especies que para otras, pudiendo alterar ecosistemas y favorecer la multiplicación de especies invasoras. También pueden favorecer el crecimiento de especies que se beneficien de la falta de compacidad del terreno provocada por los microplásticos al poder desarrollar con más fuerza sus raíces, pero este mismo efecto puede perjudicar a muchas otras especies autóctonas preparadas, por ejemplo, para terrenos más compactos y con condiciones concretas que favorecen su existencia y el equilibrio del ecosistema al que pertenecen. 
Así que podemos ver con claridad todo el desequilibrio y daño que causan los plásticos y concretamente los microplásticos, y que son algo a tener muy en cuenta dentro de la lucha contra el cambio climático y a favor de la recuperación del equilibrio de la biosfera junto con la detención de la sexta extinción masiva.






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